12. Bajo el agua.

1.3K 91 24
                                    



Para la mañana siguiente el dolor en el hombro había desaparecido completamente, la bolsa son hielo le ayudó bastante. Alejandra había vuelto muy temprano de su viaje junto a sus padres hacía la casa de su abuela en New Jersey y ambas se encontraban charlando mientras preparaban en desayuno.

—Sigo sin creer que irá a las competencias de Chicago, Dios mío Lina. ¡Eso es fantástico!

—Muchas gracias, estoy muy emocionada y nerviosa. Imagina que al final las demás me ganen y deje una mala representación de nuestra ciudad. —comentó y entre las dos llevaron el desayuno a la mesa.

—Tu tranquila, yo nerviosa. —La tomó de las manos — Escucha Lina: no importa cuál sea el resultado, tampoco importa si ganas o pierdes, porque la vida es así. Muchas veces ganaras y perderás, pero lo único que importa es que hayas dado todo en el agua. ¿De acuerdo?

—De acuerdo. —Catalina le sonrió y empezaron a comer tranquilamente.

Carla salía temprano del departamento y regresaba tarde para así evitar encontrarse con Catalina. O muchas veces se topaban las dos pero atinaban a ignorarse.

El celular de Catalina vibró y ella dándole una mirada de disculpa a su amiga atendió la llamada.

— ¿Aló?

—Buenos días, bella.

—Hola Chris. —sonrió y Alejandra le golpeó la pierna bajo la mesa en un gesto juguetón.

—Como hoy te vas estaba pensando que si tú quieres podemos dar una vuelta por la cuidad ir a comer algo hasta que sea hora de que te vayas. ¿Qué dices?—Christopher estaba colocando el agua en la taza de café y esperó la respuesta de la castaña.

Catalina mordió su dedo pulgar, le gustaba la idea de pasar tiempo con Christopher, pero le aterraba que estos sentimientos crecieran mucho más.

— ¿Caty?—preguntó Christopher preocupado por el repentino silencio de la castaña. — ¿Estás ahí?

Alejandra le dio un manotazo y ella reaccionó.

—Sí, aquí sigo.

— ¿Y qué dices?

—Anda, no seas estúpida. —le dijo en un susurro la pelinegra. —Ve por todo o nada.

—Acepto.

— ¡Excelente! Pasó por ti en veinte minutos.

—De acuerdo, te espero.

—Hasta pronto. —dijo Christopher antes de cortar la llamada.

El castaño terminó su desayuno y enseguida lavó los trastes, se dio una ducha rápida y se vistió. Se cepillo los dientes y luego de peinarse salió del departamento recordando que debía cuidar a sus sobrinas el lunes. Encendió en auto y esperó unos minutos más antes de conducir hasta el edificio de Catalina.

Llegó con cinco minutos de anticipación, mientras esperaba colocó música y se dedicó a jugar con su celular.

Catalina bajó de su piso y se encontró con el auto de Christopher, caminó hasta el y abrió la puerta. Christopher no parecía notarla pues estaba muy concentrado en aquel juego.

«—Te fuiste de aquí encontrarte otra vida, te fuiste de aquí enterraste la mía y aunque no estés yo sigo respirando aquel amor y duele ver que le entregaste a otro el corazón.»

—Cantas muy bien. —Christopher dio un respingo al escuchar la puerta cerrarse a su lado.

—No vuelvas a hacer eso, casi muero del susto. —dijo dejando de lado su celular.

EnamórateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora