La hija de mi verdadero amor (Sofia Y Hugo)

Adios a la magia

Alacasar movió su varita y con un hechizo comenzó a absorber toda la magia naciente del cuerpo de Cedric.

Su poder salía como si se tratara de una cortina de humo, el hechicero se sentía desfallecer conforme iba terminando su castigo.

Cuando toda la magia salió de su cuerpo, Cedric se desvaneció como si se tratara de un muñeco. Tan solo unos minutos más tarde despertó sintiendo un gran vacío dentro de sí.

~Todo ha terminado. Susurró Merlin.

~Ahora...¿Qué pasará conmigo?

~Tu destino ya está escrito. Intervino Alacasar sacando un gran libro de cuentos. ~Serás exiliado de Encantia y  te será prohibido acercarte a la princesa Sofia o a su familia. Como ya no prácticas magia, tendrás que vivir como una persona normal y más tarde, cuando te encuentres totalmente solo, la ceguera inundara tus ojos.

Cedric bajó la mirada, toda su vida estaba destruida... Se arrepentía de lo que había hecho y cómo la muerte de Molly había afectado a su destino.

~Sabes que no podemos usar la magia para dañar a ningún ser vivo. Habló Merlin como si adivinara sus pensamientos.

~Lo sé, no tengo idea de lo que me ocurrió... Incluso quería deshacerme de la bebé de Sofía, ahora que la veo y pienso en lo que hubiera pasado ¡no sé! El sufrimiento de Sofía hubiera sido terrible y yo me hubiera culpado toda la vida. Creí que ella no debería estar con el príncipe Hugo... Él siempre fue malo con ella. Recuerdo que fui yo quien la salvó durante la competencia de Derby volador, ese mocoso provocó que se cayera de su caballo ¿Te imaginas la gravedad del asunto? Desde ese día lo odie, aunque jamás pensé que llegarían a amarse tanto. Cuando me enteré del embarazo de Sofía, lo único que pude hacer fue culparlo por arruinarle la vida, pensé en salvarla, pero eso no era lo que ella quería.

~Cada uno escribe su destino... Sé que eres una buena persona y me entristece tu situación, lamentablemente tus delitos son graves y no puedo salvarte. Al salir tu sobrina Calista estará esperándote... Espero que seas feliz... Contestó Merlin dándole un abrazo.

Cedric bajó la cabeza y salió de la escuela.
Recargada sobre la puerta se encontraba la hechicera de mechones blancos.

~Tío Cedie, qué gusto... Veras que no extrañaras la magia, haré que seas muy feliz.

~¡Calista! ¡Debemos irnos!, Gritó el prometido de la joven.

~Volveré después.

~¿Puedo conocerlo? Titubeo Cedric.

~¿Por qué no?, Matthew te presento a mi tío Cedie, es el mejor hechicero del mundo.

El joven lo vió de pies a cabeza con una cara de desprecio, no obstante saludó por educación.

~Mucho gustó señor Cedric, si nos disculpa Calista y yo debemos asistir a nuestra fiesta de compromiso.

~¿Puedo ir?

~Lamentablemente solo se aceptan hechiceros y usted ya no lo es. Contestó con fastidio.

Calista bajó la mirada y tomó su brazo con fuerza.

~Podríamos hacer una excepción, él es mi tío...

~¡No! Mi familia es muy reconocida. Gritó llevándose a la joven.

~Lo entiendo... Comentó Cedric con tristeza.

~Tío... La casa donde vivirás ya está lista, te fue asignada por la comisión de magia... ¡Si yo pudiera hacer más por ti!

~No es tu culpa, sé feliz, no es necesario que te crees problemas por mi... Algún día nos volveremos a encontrar. Susurró antes de que la joven fuera llevada por Matthew.

El destino de Cedric sería totalmente cruel y la pobreza lo alcanzaría poco después de haber sido abandonado en una pequeña casa del pueblo de Galdiz.

Dos años después.

Habían pasado dos años, Sofia no podía dejar de pensar en el destino del señor Cedric, sin embargo no había vuelto a saber de él.
Ahora todos sus sueños se habían hecho realidad; era la duquesa de Albuquerque, ya que se había casado con Hugo un año antes. Podía estar a su lado y criar a su hija sin ningún problema.

Por otra parte Hugo sentía que algo no estaba bien con Sofía. Desde algún tiempo se había alejado de él y los peores pensamientos llegaban a su mente. ¿Y si ella ya no lo amaba?
Con el dolor de su corazón intentó preguntarle temiendo la peor respuesta.

~¿Te pasa algo?, Habló con la voz cortada.

~No, ¿Por qué?

~Hace días que te noto distante, si algo te pasa ¡Puedes decírmelo!

~Estoy preocupada, no sé que pasó con el señor Cedric. Sé que fue un tirano con nosotros, pero no puedo evitar sentir lástima por él.

~ Creí que jamás lo diría, pero ¿Quieres que lo busquemos?, Preguntó Hugo notando como la cara de Sofía se iluminaba.

~¡Claro! Quiero que él vea que estoy bien, si...No te molesta.

~¡No!, Lo hago por tu felicidad. Le pediré ayuda a Axel.

Había pasado una semana y Sofía se sentía sumamente agotada. Aún no tenía noticias sobre el señor Cedric y por alguna razón sentía la necesidad de verlo. Debido a su condición, el doctor había tenido que visitarla solamente de manera preventiva, pero la noticia que le daría la volvería dichosa.

~¿Un bebé?, Gritó saliendo de la habitación.

Cuando llegó hasta la sala donde se encontraba Hugo, Sofía se detuvo frente a la puerta, era la primera vez que le daría una noticia así y por alguna razón le recordaba a su primer embarazo.

~¿Puedo pasar?, Habló cuando giró la manija con delicadeza.

~Claro, precisamente iba a buscarte. El señor Cedric se encuentra en un poblado cerca de Galdiz.

~Me alegra... ¿Crees que podamos hablar?

~Por supuesto, ¿Es algo malo? Te noto triste. En ese momento sus manos comenzaron a sudar de miedo... Tenía la sensación de que Sofía le ocultaba algo.
Nuevamente las dudas llegaron a su mente y se acercó a ella para tomar su cara. ~Dime algo ¿Todavía me amas?

~¿Por qué me preguntas eso?

~La otra noche intente abrazarte y tú te alejaste, me dió la sensación de que te molesta mi presencia ¡Siento que te pierdo!

~Mi mente ha estado en otro lugar, Hugo.

~Eso es lo que me preocupa... Nunca he sido celoso, pero ahora siento celos de la persona que te tiene tan alejada de la realidad.

~Te diré lo que pasa...Aunque me llene de nervios hacerlo.

Hugo se jalo un poco la corbata para poder respirar con facilidad y Sofía contó lo que le pasaba.

~Voy a tener un bebé.