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Tres años después.

   La mañana estaba resultando cálida debido a sus colchas, sus sueños aparecían en su cabeza y casi que se podía ver cómo una nube se desprendía de su mente, haciendo ver lo tan relajado y profundo que se encontraba en ése momento.
Una sonrisa llena de satisfacción aparecía en su cara y es que siempre se ha dicho que una de las mejores cosas que pueden existir en la vida, es dormir. Frunció su ceño al sentir cómo la alarma lo estaba perturbando y lo que hizo después, fue abrir sus ojos para asimilar que había llegado la hora para levantarse e irse a su empleo.

Elevó su dorso de inmediato y talló su cara para después pasar sus manos por su ahora rojo y desordenado cabello. Sin haberlo previsto, se había quedado dormido con la cantidad de libros y copias que debía estudiarse para un taller en clase.

Su celular se escuchó y el chico, con mucha pereza, lo tomó para después contestarlo.

—TaeTae, bebé~ —murmuró la chica—. ¿Sabes qué hora es?

—¿Hm? —Habló, aún en su trance.

—Ocho y media de la mañana.

Aquella respuesta lo hizo abrir sus ojos en demasía, colocarse de pie y volar hasta el baño para prepararse. El pelirrojo estaba seguro de que había puesto la alarma de forma correcta, pero al parecer y de vez en cuando, Taehyung debía cuestionar tal seguridad.

Pasó una hora con exactitud, el pelirrojo entró casi que volando a aquél minimarket y se acercó a la chica que lo había llamado hace un rato, Angeline.

—¡Lo siento! —Se disculpó y bajó su dorso de forma exagerada.

—Ya, ya, no importa —aseguró, sacó su delantal verde y se lo entregó al menor—. No ha pasado nada extraordinario —mencionó, le dio dos palmaditas en uno de sus hombros y después se despidió para tomar su camino a casa.

Al ser un negocio que estaba abierto las veinticuatro horas del día, los turnos se manejaban entre ellos dos. Angeline en el turno de la noche y el mayor ocupaba los de la mañana y media tarde, para después ir a la Universidad. Y no, no era que el pelirrojo tuviese problemas económicos, simplemente le gustaba tener su propio dinero.

Después de unos minutos, el pelirrojo se ubicó en su lugar y empezó a dejar que el tiempo pasase. Su barbilla se encontraba apoyada en una de sus manos y veía cómo entraba la misma gente de siempre.

Hace más o menos un año que Tae había decidido que lo mejor sería conseguir pareja, ser feliz con ella y por consiguiente, casarse para hacer todo lo que, al parecer, está bien para alguien sumamente normal.
Soltó un suspiro sonoro y las personas entraban en pequeños grupos; uno que otro eran niñas de preparatoria; únicamente intentando hablarle al castaño por su 'deslumbrante' apariencia de niño bonito.

—¿Y… esto? —Preguntó una anciana, la cual sostenía una canasta llena de muchas frutas.

—Está a mitad de precio —respondió amablemente el menor.

—¿Y esto? —Continuó y dejó una berenjena—. ¿Las verduras también están en descuento? —Preguntó sorprendida.

El pelirrojo simplemente sonrió y asinitió, de nueva cuenta, muy amable.

—¡Entonces el idiota no hace más que enviarme mensajes! —Chilló una chica, la cual se encontraba fuera del minimarket. Detuvo su paso y miró a los dos chicos—. ¿Me traen un refresco? —Pidió, haciendo un pequeño mohín.

—¿Por qué no lo compras tú? —Respondió con molestia uno de los chicos.

—Porque me duelen mis bellos pies~ —canturrió, se acercó al otro y abrazó el dorso de éste—. ¡Ey! —Le llamó.

Taehyung loves Jungkook [KOOKV - #2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora