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Cuando regresamos a la casa de mi madre, Byul ya se había quedado dormida en mis brazos y el sol ya empezaba a ocultarse. Y aunque mi madre parecía estar sorprendida de que había traído a un chico a su casa, porque jamás lo había hecho, no podía ocultar su entusiasmo creyendo que Hakyeon era mi pareja. Y aunque ambos lo negamos, no quería creernos.
Al final, dejé a Byul durmiendo en mi antigua habitación mientras Hakyeon se quedó conversando amenamente con mi madre, quién estaba enternecida por el hecho de que Yeonie era el profesor de patinaje de Byul y que ambos se querían mutuamente.
Como ninguno me prestaba atención en la mesa, aburrido de como Hakyeon y mi madre seguían y seguían conversado sobre sus sillas y sacando temas vergonzosas de mi infancia, empecé a molestar a Yeonie tocándole el oído, picandolo con mi dedo por debajo de su costilla, golpeando su pierna con mi pie, etcétera, etcétera.
Al principio me ignoraba, pero mientras más insistía, más su paciencia se estaba acabando; hasta que por fin dí en su punto sensible cuando coloqué la palma de mi mano sobre su muslo, poniéndolo nervioso porque mi madre nos miraba.
Simplemente estaba jugando porque estaba aburrido, pero no podía evitar sentirme satisfecho tras ver cómo por mi repentina caricia en su muslo empieza a morderse el labio inferior mientras fingía prestarle atención a lo que le decía mi madre. Era tan gracioso que no podía detenerme, no hasta que pidió educadamente ir al baño.
Cuando se levantó para ir al baño, obviamente lo acompañé y en el momento en que desaparecimos de la vista de mi madre, no pude aguantar la risa mientras él me golpea por la vergüenza.
- ¡Eres un idiota!. ¿Cómo vas a hacer eso frente a tu madre?, ¡Sinvergüenza!.- exclama abochornado por mis actitudes infantiles.
- Solo quería ver hasta que lejos podías soportarlo.- le digo abrazándolo cariñosamente para que me perdone.- Lo siento. No lo volveré a hacer... a menos que ignores mi presencia.
- ¡Salí de acá!.- exclama empujándome, intentando romper nuestro abrazo, pero hago peso muerto con mi cuerpo, provocando que pierda su equilibrio y haciendo que nos caigamos sobre el sillón que teníamos al lado.- Aishh... ¿Qué te pasa?, qué pesado eres. ¡Salí!. ¡Dale!.
No podía contener la risa, parecía un desquiciado. Creo que había perdido la cabeza, pero no quería soltarlo. Era tan gracioso verlo sobre mí siendo aplastado y quejándose por mi repentina pérdida de lucidez. ¡Estaba loco, pero me sentía tan bien!. Cuando hundo mi boca sobre su cuello, deseando poder morderlo, siento un fuerte y doloroso golpe en la espalda que me hace entrar en razón.
- ¡Jung Taekwoon!.- el grito de mi madre junto con su golpe para que me separé de nuestro invitado, me hace levantar rápidamente del sillón, aún si poder borrar mi sonrisa.
