Capítulo 15.

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Ellen.

Cuando Drake dijo eso, inicio una guerra de pintura entre ambos. A ninguno de los dos nos importó que haya afuera estuviera una guardia de seguridad ni mucho menos las tontas cámaras de seguridad. Drake me arrojó pintura color carmesí al rostro, haciendo que mi vista estuviera borrosa por un momento, hasta que me recupere.

Me había resbalado al suelo más de dos veces, pero eso no me impidió ni un poco para seguir en la guerra junto con el idiota.

—¡Basta! —exclamé, levantando ambas manos al aire, en señal de rendimiento—. Ya tengo pintura en los ojos.

Drake soltó una carcajada y se puso de pie, en cambio, yo permanecí en el suelo.

—Límpiate con la camisa —él dijo, señalando a mi playera.

Lo miré de mala gana. Yo era la que estaba empapada de pintura, en cambio él, muy apenas tenía unas cuantas manchas de esta.

—Que gracioso, Stuart —solté un gruñido e intente limpiarme la pintura de los ojos, pero era inútil.

Drake en cambio, soltó una carcajada y negó con la cabeza. Me tendió las manos para que me pusiera de pie y eso mismo hice, ya hasta mis viejos leggings estaban sucios que incluso me dará dolor tirarlos a la basura. Miré a Drake, pero se me hizo imposible, cerré mis ojos con fuerza y me pase ambas manos por mis ojos, era inútil tallarme, todavía tenía pintura en mis manos,

—Toma —él me había dado un trapo, o no sé qué era, pero me sirvió para quitarme la pintura de los ojos. Cuando pude quitarme el exceso de los ojos, pude darme cuenta que la tela olía de maravilla, era una fragancia que me recordó de alguna manera a Harold.

Al abrir mis ojos, vi de pie a Drake, sin su camisa, la cual yo misma tenía entre mis manos. Tuve que desviar la mirada de abdomen desnudo, pero se me hizo imposible. Drake tenía múltiples tatuajes en su abdomen, eran más que nada garabatos que ni siquiera podría entender; su abdomen estaba remarcado al igual que sus bíceps. Tenía que admitir que, Harold y él no tenían nada en común, Harold era delgado, admito que tenía bíceps, pero no tenía nada que ver con su hermano mayor.

Se me hizo difícil incluso pasar saliva, por más que no quería verme sorprendida por verlo así, era imposible. ¡Estaba para comérselo!

—Deberías cerrar la boca antes de que empieces a tirar baba, Ellen —Drake se burló, cruzando sus brazos encima de sus pectorales—. ¿En que estábamos? Oh si, ya está lloviendo, así que será mejor que nos marchemos.

En eso él tenía razón. Ya estaba lloviendo a mares. Tuvimos que trapear el suelo antes que la pintura se secara, porque si así fuera, nos llevaríamos un peor castigo que este. Cuando finalmente terminamos, nos despedimos del guardia de seguridad y corrimos hacia el estacionamiento. Yo ya estaba toda empapada, incluso estaba temblando debido a que el agua estaba congelada. El Ferrari de Drake estaba estacionado justo a un lado de mí, por lo que nos fuimos por el mismo camino. Le había regresado su camiseta, pero me encantaría habérmela quedado, ya que la pintura nuevamente se está escurriendo por mis ojos.

—Creo que te veré después —él gritó, para que pudiera escucharlo.

Yo en cambio, me fui directamente al Ford de Harold y asentí con la cabeza. Una vez dentro, respiré con tranquilidad, se me hacía difícil por la lluvia. Espere unos cuantos minutos, primero se había marchado Drake hacia su casa, pero yo me quede un poco más, con la sola esperanza que dejara de llover tan fuerte. Por suerte, mi celular había salido impacto, pero vaya lástima que mi apariencia sea terrible.

Unos cuantos minutos después, dejo de llover, así que aproveche eso para irme de una buena vez; cuando llegue al departamento, rápidamente me quite los converse de los pies y los aparte de una patada.

Prohibido Enamorarte. ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora