Capítulo 11.

1K 104 6
                                    

Ellen.

Cuando salí del Ford junto con Harold, sentí un cosquilleo en mi vientre. Faltaban pocos minutos para que el primer timbre sonara, por lo que varios de nuestros compañeros estaban reunidos afuera de la institución. No sé si fue mi apariencia o la casualidad de que estoy con Harold, pero todos, absolutamente todos voltearon a vernos, era demasiado incómodo teniendo en cuenta que no conozco a nadie de los que están ahí reunidos; me empecé a sentir a un peor cuando vi tres rostros familiares, Helen, Elliot y Drake reunidos en un mismo lugar, a poco metros de distancia de nosotros.

Ellos nos siguieron con la mirada hasta que entramos a la institución, Harold se despidió con una simple sonrisa y yo tuve que mantener la respiración hasta ir a la primera clase, o sea Biología. Las miradas curiosas de mis compañeros de aula me siguieron hasta que tomé asiento en el primer pupitre que vi. Quizás sea mi apariencia, aunque admito que ayer me veía mucho peor que hoy, por lo que dudo que sea por mi imagen, y dudo demasiado que sea por la retoma casualidad de haber llegado con Harold en su auto, dudo mucho que lo conozcan a él o me conozcan a mí.

Drake entró al aula y para mi pésima suerte, el muy imbécil tuvo el descaro de sentarse justo a un lado de mí. Me mordí la comisura de los labios y tomé mi mochila para cambiarme de pupitre, ¿qué diablos le ocurre? Él sabía perfectamente bien que Harold tenía una relación con mi hermana, ¿por qué se terminó acostando con ella?

No sé qué juego este jugando, pero sinceramente no quiero estar enterada y ni siquiera quiero ser parte de este. Drake se puso de pie y volvió a sentarse a mi lado, haciendo que perdiera lo que me quedaba de cordura.

—¿Puedes sentarte en otro asiento? —pregunté, fulminando con la mirada—. No sé si lo sabias, pero odio a los idiotas como tú.

Él al parecer le causó gracia mi comentario, porque sonrió ampliamente y negó con la cabeza.

—No porque me haya acostado con tu hermana significa que tienes que terminar nuestra amistad.

—¿Amistad? Vete a la mierda, Drake.

—Por Dios, Ellen. No fue mi culpa que tu hermana haya estado de resbalosa conmigo.

Me quedé con la boca abierta.

No podía creer que estas palabras salieran de su boca, me resignaba a tener que dirigirle una sola palabra por el resto de mi vida. Ahora me quedaba claro que Drake Stuart es un imbécil hecho y derecho.

Las horas fueran transcurriendo demasiado rápido para ser sincera. La campana de receso tocó y todos salimos del aula de Literatura para reunirnos en la cafetería; para ser sincera ya estaba lista para salir de mi escondite —de la biblioteca, claro— aunque aún con mi positividad, me aterraba la idea de tener que ver a mi hermana o a Elliot. No quería volverlos a ver por el resto de mi vida, pero como eso no podrá hacerse realidad debido al tiempo que tendré que estudiar aquí, al menos podré ignorarlos y hacer como si no los conociera, sólo de esa manera podré sanar mis heridas.

Vi a Summer sentada en una pequeña mesa al finalizar de la cafetería, para mi buena suerte ella estaba almorzando sola, por lo que podría aprovechar eso para sentarme con ella y no tener que estar sola con las miradas de mi hermana y mi ex novio. Summer cuando se percató de mi presencia, se hizo a un lado para que me sentara justo a un lado de ella y eso mismo hice. Dejé la charola de comida encima de la mesa y la miré con una amplia sonrisa, ya no habíamos hablado desde el sábado, quizás ni se haya percatado de que ya no estaba durmiendo en los dormitorios, pero eso es bueno, quiero decir. No me enorgullece decir en voz alta que estoy durmiendo en el departamento del novio (ex) de mi hermana.

—No te he visto en varios días —Summer tomó su lonche y le dio una mordida a este—. No es de mi incumbencia, pero pude escuchar que Elliot te engaño con la patética de Kennedy Samuels.

Prohibido Enamorarte. ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora