Capítulo 6.

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Harold.

Me había estacionado afuera de los dormitorios. Helen me había llamado un par de veces esta mañana, pero no quería responderle. Aún seguía molesto por todo lo que había ocurrido con su molesta hermana y con la pelea que tuve con mi madre. No estaba de humor para juegos, ni mucho menos para hablar con alguien. Pero como Helen me dijo que estaba sola, quizás pueda hablar con ella sobre llevar a Marieta a la playa con nosotros.

Subí hasta el segundo piso y entre a la habitación sin haber tocado, Helen estaba tumbada en su cama, tenía su móvil entre las manos y al ver mi presencia lo apagó. Tenía una sonrisa en los labios, pero al verme, desapareció y se puso de pie.

—¡¿Qué demonios te paso en el rostro?! —preguntó ella, intentando acariciar el corte que estaba en mi labio inferior o quizás el otro que estaba en mi mejilla derecha.

La hice a un lado y caminé hacia su cama, en donde me senté y ella hizo exactamente lo mismo. Me estaba mirando muy preocupada y llena de curiosidad al mismo tiempo, sim embargo, no quería hablar sobre el tema. Ya había dado muchas explicaciones esta mañana sobre qué fue lo que me paso. Estaba aquí por una razón, así que de eso hablaríamos.

—Marieta quiere que vayamos a la playa esta tarde —bufé—. Le prometí que la llevaríamos.

Helen sonrió ampliamente. Bueno, Marieta no quería que llevara a Helen, pero de todas maneras la llevaría. Es mi novia.

—Me encantaría... —ella dijo, pero su sonrisa desapareció—, pero Ellen quería que la ayudara a ir de compras con ella para ir a la playa esta tarde. Pensé que vendrías solo y no llevarías a tu hermana.

—Puedes ayudarla, te llevo. Además, no pasara nada que te pierdas una reunión una sola vez. Marieta quiere ir al muelle y la llevare aunque tú quieras o no.

Helen sonrió insatisfecha, casi siempre hacia todo lo que ella quería, pero ahora era mi turno. Que ella haga algo por mí, al menos que sea una sola vez en su vida. Ella tomó su bolsa de mano y metió su celular en esta.

Habíamos ido al centro comercial que estaba a unos cuantos kilómetros antes de llegar al muelle, vi estacionado el escarabajo salmón de Helen a un lado de varias motocicletas, por lo que decidí estacionar a un lado mi auto. Helen y yo salimos del Ford y entramos al centro comercial, el cual estaba muy lleno para ser muy temprano.

—Ellen está en Forever 21 —Helen me tomó de la mano y me jaló hacia las escaleras eléctricas—. Me alegro que hayas venido, así podrás dar tu opinión acerca de su atuendo.

Genial, lo que me faltaba. Tener que venir de compras con mi novia y con su hermana menor. No entiendo para que arreglarse, solo es una reunión en la playa. Nada sin importancia.

—Como Elliot no está aquí, tú serás como él.

Oh, eso lo dice todo. Ellen quiere verse bien para su supuesto novio. Elliot era un idiota, ni siquiera se merecía ser novio de una persona como Ellen, yo solo digo. Miré de mala manera a Helen y me detuve cuando dejamos las escaleras eléctricas.

—¿Por qué no se lo has dicho?

—¿Qué? —ella preguntó, haciéndose la que no sabe a qué me refiero.

—Que Elliot le está poniendo los cuernos. Si sabes que muy pronto se dará cuenta, ¿no?

Ahora fue ella quien me miró de mala gana. No se me hacía justo que Helen le estuviera mintiendo a su propia hermana. No entiendo porque defiende más al estúpido de Elliot en vez de apoyar a Ellen. Cuando yo me entere de eso, fue un dolor de cabeza. Aunque conozco a Elliot muy bien, no pondría mis manos al fuego por él. Elliot es un hijo de puta y si él sigue haciendo eso, no me importaría decirle a Ellen con mucho gusto. De hecho, lo disfrutaría.

Prohibido Enamorarte. ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora