Casados por contrato «Martin Garrix & tú» [pausada]

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Narra Martín

Ya por fin compramos el "traje ideal"

Íbamos camino a casa, pero mi padre tuvo que hacer una parada.
No le di mucha importancia.

–Listo, ahora si vámonos.– entro al auto y me entrego dos sobres, abrí una de ellas y está contenía invitaciones.

–¿Son las invitaciones para la boda?– dije

–Si.– pauso –Ya faltan menos días para su boda.
Y tenemos que ir a entregarle la mitad de las invitaciones a los Jones.

Nos estacionamos enfrente de la casa de los Jones.

–Hijo, irás tú.– solo asentí y baje del auto con un sobre.

–Señor Garrix, no lo esperaba verlo por acá.– dijo el vigilante.

–Solo vengo a traer las invitaciones.– dije y me dejo pasar.

Toque la puerta y vi a TN

–Hola TN, son las invitaciones.– dije estirando la mano, con el sobre.

Ella me miró seria y me cerró la puerta.

*Solo respira y exhala*
Dije en mis pensamientos.

Toque nuevamente y esta vez me abrió su hermana.

–Hola Martín, enserio disculpa por lo que te hizo mi hermana.– dijo disculpándose por ella.

–La verdad no te preocupes, solo vengo a dejar las invitaciones.– estire la mano con el sobre nuevamente, y lo agarra.

–Gracias.– dijo

–Por nada.– dije y me marché.

(...)

Ya estaba en mi casa, al fin, lo primero que hice fue irme a mi cuarto, tirarme en la cama.
Reflexionar sobre lo qué pasó, lo qué pasa, y lo qué pasará.
Ósea, asimilar todo.

Ya en unos días, casarme, algo muy obligado, por un absurdo contrato que no firme yo, los padres.

Cerré los ojos, poco a poco, hasta quedar dormido.

–Martín te amo.– dice TN.

–Yo te amo más TN, eres una persona súper linda.– los dos nos miramos.
Ya no resistía más y la besé.

–¿¡Martín!?– reconocí la voz, era Charelle.

–Charelle ¿qué haces aquí?– dije

–Por ella me cambiaste ¿verdad?– dijo y sacó una pistola.

–Por favor Charelle, no lo hagas, te vas arrepentir.– dije. Di unos pequeños pasos hasta llegar a ella.

Trataba de quitarle la pistola pero fue inútil.

–¡Martín!– dijo TN, corriendo hacia mi. Mientras tanto Charelle corrió, para que nadie la alcanzara.

–Martín, no te mueras por favor.– dijo llorando. –Llamen a una ambulancia por favor.– dijo –No te mueras, resiste.– dijo y cerré los ojos.