—Corre, por el amor de Dios. No dejes que te atrape —Su voz sonaba agitada, él estaba corriendo. Miro mis pies, yo igual. Una sombra nos perseguía.
—No puedo, no lo lograré, sigue tú —Mis piernas tiemblan del cansancio. Lo miro al rostro, pero este es inexistente, carece de forma humana alguna.
Él me tomó por la cintura y me ayudó a seguir corriendo. Todo a mi alrededor se me es extremadamente familiar, las pequeñas casas a mi derecha, el campo a mi izquierda, niños jugando descalzos en las calles y las camionetas con heno en la parte trasera. Me encontraba en mi antiguo pueblo, donde había nacido, donde viví los primeros años de mi vida.
De pronto todo se esfumó.
Me encontraba en una bodega. Sola, o eso creía hasta que unos tacones se escucharon a mis espaldas, caminó hacia mí.
Un sonido a látigo y segundos después mis rodillas se encontraban en el suelo y mi espalda dolorida. Luego me toma del cabello y tira hacia atrás haciéndome caer sobre mi espalda, un grito sale de mi boca cuando mi brazo es literalmente desprendido de mi cuerpo.
Sangre por todos lados y mis gritos inundan el sitio, la persona parada de pie tararea una canción mientras me dedico a sufrir.
—Débil, eso es lo que eres cariño —Su voz femenina hace que me hierva la sangre. Ella—. Pero créeme cuando te digo que no te librarás así de fácil de mi.
Se pone de cuclillas a mi izquierda y posa su mano en mi vientre con una sonrisa divertida. Le ruego que me deje, que me libere y que no me haga daño, pero al parecer mis súplicas la motivan más haciendo que su arrogante sonrisa crezca.
Sin dar mas vueltas su mano se hunde en mi barriga y en ese momento creí morir del dolor, por lo contrario a ella parece divertirle la situación y decide hurgar, mover su mano en mi interior causándome una sensación del mismísimo infierno.
Salto de mi cama con respiración agitada y lágrimas en los ojos. No puedo reprimir mi llanto y los sollozos son lo único que se escucha en la habitación.
Me siento miserable por encontrarme en esta situación, llorando en una casa con desconocidos que acababan de revelarme su identidad hace pocos días, cuatro para ser exactos. Y aquí estoy yo, montando un espectáculo como en las noches anteriores. Cada pesadilla era peor que la anterior y el dolor que sentía aumentaba.
A mi lado una figura masculina se encuentra sentada con un vaso de agua en la mano. Cierro fuertemente los ojos.
—Es una pesadilla, solo es una pesadilla, tranquila —Dice con su voz preocupada mientras coloca su mano en mi hombro, con la duda de saber si ese tipo de contacto era apropiado o no.
—Estoy bien, siento haberte despertado Kilian —Suspiro con cansancio.
—Soy Brais —Menciona con algo de diversión en su tono. Mierda, no se porqué había dicho su nombre.
—Lo siento, Brais, puedes irte a dormir. Estoy bien —Abro los ojos encontrándome con una mirada poco convencida de su parte—, Lo prometo.
Luego de eso el asiente dejando el vaso en mi mesa de noche y se retira después de despedirse con la mano.
Brais estos días fue el único en mantener una charla decente conmigo, en cambio su hermano se limitaba a decir ‘Hola’ por las mañanas antes de irse a quien sabe donde y un ‘Buenas noches' cuando muy de casualidad el llegaba antes de que yo me durmiera.
Casi no lo veía por la casa y casi se podría decir que me estaba evitando. Aunque debo admitir que yo no ponía mucho de mi parte, cada vez que lo veía inconscientemente mi cuerpo se movía lejos de él.
Hace ya cuatro días me encontraba encerrada en su casa sin siquiera poder abrir una ventana porque ellos me decían que era ‘peligroso’. Lo recuerdo con una sonrisa pequeña.
Me encontraba sentada en la ventana, mirando hacia afuera. Era un día hermoso, los niños corrían de aquí para allá jugando al balón y los perros. Desearía ser así de libres como ellos.
Todavía estaba en shock por la información recibida hace dos días y lo estaba procesando lentamente.
La casa estaba sola, ambos hermanos se habían ido. El menor a estudiar y el mayor a donde no tengo ni idea.
Mitens se recostaba en mi regazo. Kilian lo había traído de mi casa junto con ropa mía el día anterior y le agradecí mucho ese acto, con el minino a mi lado me sentía un poco mas completa y no un manojo de nervios como antes.
Miro la ventana, mierda, el auto de Kilian se encontraba estacionando afuera. Me levanté de manera automática y rápida haciendo que el felino salga corriendo asustado. Tan rápido como pude cerré las cortinas y corrí hacia la cocina.
La puerta principal se abre fuertemente.
—¡Thebe Witly! —Mierda, esta enojado, muy enojado—. ¿Cuántas veces te he dicho que no puedes estar asomada por la ventana? —Dio un portazo y se escucharon sus pasos viniendo hacia la cocina.
—No seas exagerado, solo fueron unos segundos —Miento mirándolo a los ojos, el tenia el ceño fruncido— No es para tanto.
—¿No es para tanto? Dime que me estás tomando el pelo —Se rasca la nuca y aparto la vista nerviosa. Se que lo que hice estuvo mal pero solo quería ver el exterior por unos segundos—. ¿Eres consciente de que hay un psicópata buscándote? —Me limito a asentir frustrada, nada de lo que diga no iba a calmarlo.
Ese día fue el único en el que mantuve una conversación con él. Luego seguimos ignorándonos.
A la mañana siguiente me desperté por los gritos de los muchachos dueños de la casa, miro mi móvil y eran las seis de la mañana.
Solían discutir seguido, o eso parecía porque desde que llegué no paraban de hacerlo. Discutían si Brais se pasaba en su cuarto estudiando en vez que hacer la comida para que cuando su hermano llegue tenga algo para comer, si Kilian se iba de la casa todo el día y no me dirigía palabra alguna.
En fin, siempre discutían pero nunca como ahora. Me levanté rápidamente caminando hacia donde provenían los gritos, el cuarto de Kilian, pero me limité a escuchar a escondidas detrás de la puerta entreabierta.
—Eres un bruto, dos segundos en la ventana no hacen la diferencia —Menciona Brais, automáticamente me doy cuenta de que están hablando de mi incidente del otro día.
—No me llames bruto, soy el mayor y que no se te olvide —No puedo evitar sonreír, el siempre le hecha a en cara eso—. Te lo puedo jurar, la vi a dos manzanas de casa, era ella. La vio cuando estaba en la ventana.
Mi estomago se revuelve. Me falta el aire.
No puede ser cierto, ella no me puede haber visto.
—Maldita sea, tenemos que hacer algo —Noto como la desesperación tiñe su voz—. Ya no está a salvo aquí.
—Tengo una idea, tengo una idea. Maldita sea ¿Por qué no se me ocurrió antes? —Dice casi riéndose—. Maxwell puede ayudarnos a ocultarla.
—Kilian eres mi hermano y te amo, pero eres muy torpe —No puedo reprimir la risa y maldigo, espero que no me hallan escuchado—. Creo que ya es hora de dejar de ocultarla y enfrentarnos al problema. Hay que llevarla con Maxwell pero para que cuando de enfrente a Narvi, ella esté preparada.
—Estas loco si crees que voy a dejar que la entrenen a ella para que se enfrente con la psicópata, es absurdo, no lo permitiré.
Luego pasó lo que no tenía que pasar. Distribuí mal el peso de mi cuerpo sobre la puerta y ésta se abrió haciéndome caer de espaldas al interior del cuarto. Cerré los ojos por la vergüenza, esto me pasa por escuchar conversaciones ajenas.
—Así que andabas de metiche —Menciona el pelinegro divertido.
Abro los ojos sin levantarme y miro hacia su dirección. Me arrepiento al instante al ver a ambos hermanos semidesnudos, usando únicamente bóxer. Me tapo los ojos automáticamente y ambos ríen. ¿Qué tipo de persona en su sano juicio discute en ropa interior?
—Lo siento —Digo avergonzada mientras trato de levantarme sin dejar de taparle los ojos. Salí del cuarto con el corazón latiéndome a mil por hora.
Los esperé en la cocina tal como ellos me lo habían indicado entre risas.
Dios mío, que vergüenza, quien me manda a mi a espiar. Soy la peor en eso. Minutos después aparecieron, pero para mi alivio esta vez estaban vestidos.
—Así que tú decides irte con nosotros a buscar a Maxwell para entrenarte u ocultarte —Concluye Kilian.
Resulta que el tal Max vive en Therrane, el mundo más próximo al mío. Y allí es el lugar indicado para que yo esté. Él es un gran guerrero, el mejor de su mundo por lo que podrá entrenarme bien si deseo enfrentarme a Narvi o ayudarme con estrategias para huir de ella y que no logre encontrarme.
—Thebe, por favor, hazme caso. Ninguna chica que se enfrentó a ella sobrevivió —Me tomó de los hombros con fuerza. Sus ojos tenían un brillo peculiar—, No cometas una estupidez.
—Lo siento Kilian, pero esta es mi decisión —Lo aparto con delicadeza y me mira sin comprender—. No quiero vivir mi vida huyendo, si él puede ayudarme a defenderme… pues aceptaré.
—Thebe estás en lo corre… —Dice el menor, pero su hermano lo interrumpe.
—¡No! No puedes hacer esto —Mi corazón late con fuerzas y una parte de mi sabe que el tiene la razón—. Es un suicidio querer enfrentarla.
—No estoy diciendo que después de estar con Max iré corriendo a por ella —Trato de tranquilizarlo—. Simplemente me entrenará y luego de eso me iré. Volveré a mi hogar, solo quiero estar lista si algún día ella vuelve por mi.
—Y créeme que lo hará — Después de decir eso Kilian se va.
—Discúlpalo, últimamente se encuentra muy nervioso con todo este tema ¿Sabes? —Se rasca la nuca, acción que me recuerda a su hermano—. El no dejaría que nada te pasara. En fin, partiremos mañana en la noche a donde Max, así que tienes lo que queda de este día y mañana para despedirte de tus amigos. De tu trabajo nos encargamos nosotros.
Me dirigí a mi cuarto.
Finalmente podré ver a mis amigos, cuanto los había extrañado, hace años no me separaba tanto tiempo de ellos. Me ponía muy feliz saber que los veré. Una vez frente a la puerta de mi habitación me detengo, ésta estaba abierta.
Silenciosamente me escabullo al interior sin hacer ruido, para ver que Kilian se encontraba allí dentro.
—Disculpa lo de recién, últimamente estoy algo nervioso —Me mira pero rápidamente aparta la vista.
—Eso es exactamente lo que tu hermano me ha dicho —Me siento en el borde de la cama y él imita mi gesto—. Debes entender que por más que quiera huir de esto, no puedo. Si me voy me encontrará y si me quedo también, entrenarme es la única opción que podría salvarme la vida.
—Yo salvaré tú vida —Luego agranda los ojos y yo río—, Nosotros te salvaremos… quiero decir, Brais y yo, los dos te salvaremos.
—Gracias —Sonrío de manera amable—. Pero no necesito que nadie me salve, se como cuidarme.
—No estamos hablando de cualquier persona, ¿Eres consiente de ello? —Frunce el ceño. Se que esta en lo correcto—. Ella es más poderosa que tú. Se que eres fuerte, realmente lo se, pero no podrás enfrentarte sola contra ella.
—¿Puedo preguntarte algo? —El asiente—. ¿Por qué yo? Podrías haber hecho tu vida, olvidarte de la existencia de las Doppelgängers. ¿Por qué quieres ayudarme si ni siquiera me conoces? Porque yo ni siquiera te conozco pero siento que debería confiar en ustedes dos, ¿Por qué me siento de esa manera?
—Yo… —Parecía nervioso mientras posaba su mano en la nuca. Me miró por unos segundos y sonrió.~
¡Hola! ¿Como están? Espero que les guste el nuevo capítulo, gracias por leer
Besos, Vicky♡ x
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Doppelgänger: Mundos Enfrentados
Science FictionThebe Witly es una joven estudiante Universitaria en la ciudad de Campelld, Mount High. Donde conoce a un misterioso chico que proviene de una realidad paralela a la suya. Juntos deberán enfrentarse a grandes adversidades para poder sobrevivir a la...