Capítulo 3 'Problemas'

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—No reacciona, deberíamos llamar a una ambulancia —Menciona una voz masculina.

—No, todavía no. Ya despertará —Esta vez es una mujer.

Phoebe, no seas tonta y llama a una ambulancia.

En ese momento reconozco al dueño de la voz, John, quien aparentemente está con Hebe.
Están hablando de despertar a alguien, pero no se a quién se refieren, sus voces suenan muy lejanas pero aun así puedo escucharlas.
No se cuanto tiempo pasa, pero comienzo a sentirme extraña, unas manos me toman del rostro y una brillante luz me ciega.

—Tendremos que llevarla a un hospital urgente —Esta vez la voz parece ser de un hombre mayor.

—¿Thebe se pondrá bien? —Menciona mi amiga.

Al escuchar mi nombre empiezo a sentirme con náuseas. ¿Si yo me pondré bien? ¿Por qué pregunta eso?. Trato de levantarme pero no lo logro. Intento abrir los ojos pero tampoco lo logro. No están hablando de mi, no pueden estar hablando de mi.

Una suave mano acaricia mi mejilla, mis párpados pesan. Mi pecho sube y baja con lentitud.
Cuando por fin logro abrir los ojos una luz me obliga a cerrarlos de nuevo.

—Está despertando, Dios mío, John llama a los médicos —Me incorporo rápidamente pero unos brazos me devuelven a mi sitio—. Tranquila cariño estamos aquí.

De pronto estoy rodeada de hombres en bata blanca, una vez que abro los ojos veo que la habitación en la que me encuentro también es blanca. Estoy en un hospital.
Los médicos me revisan y hacen preguntas las cuales no soy capaz de responder.
Cuatro veces trato de levantarme de la camilla. Cuatro veces me vuelven a recostar.
Phoebe protesta contra los médicos cuando no la dejan verme, pero finalmente se va.
Los hombres de blanco proceden con sus deberes, los escucho hablar de mi y como si yo no estuviera presente. Algo relacionado a un desmayo por estrés. Maldita sea, ni en el hospital me libro de ser llamada "estresada".
Cuando finalmente puedo ver a mi amiga ya son cerca de las dos de la tarde.

—¿Te encuentras bien? —Hebe se recuesta a mi lado y coloca un brazo sobre mi.

—Si, eso creo —Respiro hondo. En realidad no, pero no pretendo preocuparla—. ¿Que sucedió?.

—Cuando llegué a mi departamento recordé que había dejado mis apuntes en tu mesa, le pedí a John que me deje en tu casa. Luego entré y te vi tirada en el suelo. Es lo único que se, no despertabas. Llevas casi veinte horas inconsciente —Suspira—, Estaba aterrada.

—Había alguien allí ayer. No logro recordar muy bien, pero vi una persona. —Phoebe se levanta rápidamente.

Después de pasar más de un día entero en el hospital, finalmente vuelvo a casa. Agotada y en compañía de mi amiga.
Mi estomago ruge por la falta de alimento.
Al entrar en mi hogar me siento extraña, fuera de lugar, como si me hubieran quitado una parte de mí.
Un médico me dio reposo por dos días, por lo que no podré ir ni a trabajar ni a la universidad. Serán para mí, unas pequeñas vacaciones.

Cuando terminó el reposo, viernes para ser exactos, regresé a clases.
Estaba emocionada, los pocos días que había pasado sin estudiar o ver a mis amigos se hacían eternos. Yo era de ese tipo de personas que se aburrían en vacaciones y que amaban asistir a clases. O de las que no se conformaban con un simple 'aprobado', siempre necesitaba más, siempre quería auto superarme. Me importa demasiado mi futuro.

—¡Chica perdida! —Mencionó John al verme entrar en el salón.

—Menos de una semana sin ti y ya todos andan llorando —Esta vez es Aitne—. Que bueno verte.

Doppelgänger: Mundos Enfrentados Donde viven las historias. Descúbrelo ahora