Capítulo 1 'Inicio'

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No paro de tener ese sueño. Noche tras noche atormentando mi mente sin dejarme dormir tranquila, no paro de pensar el porqué de éste acontecimiento. Las charlas con mi terapeuta, Stella, no han logrado apaciguar mis tormentos nocturnos. Ella me recomendó que cada vez que esto ocurra escriba todos mis pensamientos en un diario, aunque sinceramente, no es de mucha ayuda. Ahora, sentada en el comedor a las 4:00 AM puedo decir que escribir estas palabras en el suave papel de mi diario no cambia nada en absoluto ni me ayuda a estar mejor, sin embargo, debo aceptar que es un buen método para descargar mis ideas.

Cierro el cuaderno de cuero y doy un sorbo a mi té de miel, el suave olor inunda mis sentidos y por unos breves segundos me siento reconfortada. De chica solía tomar té a toda hora y de distintos sabores, era una particularidad que había heredado de mi madre, con quien disfrutábamos largas charlas mientras tomábamos y comíamos en el pequeño porche de casa. Lo recuerdo perfectamente, era una mujer hermosa, con su pelo castaño oscuro con hondas que se movían por el suave viento, su piel pálida igual que la mía y esos ojos gris que tanto me encantaban y admiraba. Eran como el gris de una tarde lluviosa, así de intensos.
Ella siempre decía que mis ojos verde eran hermosos... pero ¡Vamos! Es mi madre ¿Qué otra cosa podría decir una madre?.
Siempre fuimos unidas, compartíamos los mismos gustos en casi todo, pero como toda madre e hija teníamos nuestras peleas. Aunque siempre supimos aceptarnos. Es perfecta, era perfecta. Pero murió.
Un accidente automovilístico según dijeron las autoridades, ella estaba camino al trabajo. Yo tenía doce años y sólo éramos mamá y yo. Cuando la policía llamó a casa, donde estaba sola, salí corriendo con lágrimas en los ojos hacía los vecinos y ellos muy amables me llevaron al hospital que me habían dicho.
Sigue gravado en ni mente el momento en el que estábamos en el hospital. Mi madre apenas podía emitir palabra. Nunca podré sacarme esa imagen de la cabeza. Era tan buena, era tan perfecta, no merecía esto.
Al no tener familia en el país, un juzgado declaró aceptada mi adopción por parte de mis vecinos, Bruce y Lira, en ese entonces de unos treinta años.
El ruido de mi móvil me sacó de mis pensamientos y sin mirar en nombre atendí.

—¿Hola? —Dije confusa, ¿quien estará despierto a estas horas?

—Thebe, soy yo —Se escucha una risa y allí la reconozco, Phoebe, mi mejor amiga—, Oye ¿Qué haces despierta?

—¿Tú que haces despierta? Tu me has llamado —Río y ella también—. Otra vez las pesadillas.

—Tienes que ir a dormir, mañana tenemos examen en la Universidad —Su tono es serio y es verdad, en tres horas y media tengo que levantarme para ir al examen. Odio cursar de mañana pero ella insistió y, cuando se trata de Phoebe, no hay pero que valga.

—lo se —Ruedo los ojos—. De todos modos, ¿A qué le debo el regalo de tu hermosa llamada a altas horas de la madrugada? —Digo medio riendo.

—Ja ja ja Que graciosa, sólo estaba estudiando y pensé "Porqué no llamo a Theb y hablamos sobre los procesos mentales superiores" y luego recordé que eres una nerd que no necesita estudiar y se me pasó —Es una exagerada.

—¿Qué te puedo decir? Es un don —Se escucha su carcajada—. Sabes lo mucho que me gusta la psicología y lo mucho que me esfuerzo —Miro la hora en mi reloj de pared en la cocina—. Voy a intentar dormir, así que deja de molestarme.

—Okey te quiero Theb —Lanza un beso por el otro lado de la línea y yo sonrió.

—Yo igual Hebe —luego cuelgo.

Al volver a mi cama se siente fría al tacto. Acomodo las miles de mantas sobre mi cuerpo para poder pasar la noche fría sin congelarme y recuesto mi cabeza en la mullida almohada.
Me cuesta conciliar el sueño pero en cuestión de minutos me duermo.

Un sonido ensordecedor emana de mi móvil. Maldita alarma. Odio los lunes. La apago de inmediato para luego pararme y verme al espejo del armario. Dios, estoy hecha un desastre, ojeras enormes acompañando a unos ojos caídos e hinchados.
Camino a paso lento hacia mi baño, me lavo los dientes y la cara. Rápidamente cojo mi bolsa de maquillaje y me hago ver un poco más aceptable. Nunca fui de maquillarme pero en casos como estos era necesario. No había podido pegar un ojo desde que me despertó la pesadilla, estaba harta de tener que pasar lo mismo siempre. El insomnio se había vuelto algo recurrente en mis noches, pero no a este nivel.
Me vestí rápidamente para luego bajar a desayunar, el suelo estaba helado así que corrí de puntitas frotándome los brazos. Cogí mi taza y le coloqué un saquito de té, puse a calentar el agua y me senté a esperar.
Pequeños recuerdos de la noche anterior pasaron por mi mente. Después de la llamada de mi amiga ella había quedado en recogerme para ir a la Universidad, lo que me da más tiempo para relajarme. Generalmente salgo de mi casa temprano para coger el bus, lo que ahora no será un problema gracias a mi amada amiga.
Una vez que el agua está en su punto perfecto, me dispongo a desayunar decentemente. Té, tostadas con mantequilla y un jugo de naranja.
Para cuando Phoebe llega, yo ya estoy lista esperándola fuera.
El trayecto a la Universidad se hace corto cuando estoy en su compañía, ella es una chica con mucha chispa y actitud, suele sobresalir sobre los demás. Somos amigas desde kínder así que nos conocemos perfectamente.
Al llegar al campus comenzamos a caminar en dirección al edificio, pero me detuve por completo al sentir que alguien caminaba justo detrás de mi.
Fue inexplicable la sensación que tuve en ese momento, mi piel se congeló, sentí mi cara pálida y un viento gélido azotaba mis mejillas.
Phoebe se quedó mirándome extrañada y miré detrás mío. Nadie. Mi cuerpo se sacudió debido a los escalofríos.

—Había alguien detrás nuestro —Le dije a mi amiga, quien puso los ojos en blanco.

—Vamos Theb, se nos hace tarde para el examen —Me tomó del brazo y comenzó a caminar obligándome a hacerlo también. Sin darle importancia a lo que había dicho.

Comenzamos a caminar, aún tengo la piel de gallina pero hago de cuenta que es normal. Mi rubia amiga habla de temas triviales que, siendo sincera, no entiendo. Mi mente en estos momentos no funciona al cien por cien, pero cuando finalmente estamos dentro del salón me enfoco. Caigo en la realidad. El examen es en, exactamente, diez minutos.
Se que no es un examen que entre en el promedio final, sino más bien como una evaluación de contenidos. Pero aún así me siento culpable por no haber siquiera repasado algo. Me puse a pensar.

Los procesos mentales superiores básicos son: memoria, aprendizaje, atención, emoción, percepción

El aula estaba casi llena, sólo sobran un par de lugares. Entró el profesor y comenzamos el examen.
El resto de la jornada educativa fue normal, nos juntamos con nuestro grupo de compañeros de Neurociencias, luego almorzamos en la cafetería. Aitne, amiga de Phoebe, se ofreció a buscar nuestros pedidos mientras nosotros guardábamos una mesa.
Personalmente esa chica no me agradaba, no era por algo en particular, sino que algo en su actitud no me cuadraba del todo. Ella era de las típicas chicas populares de secundaria que contonea sus caderas para los machos de nuestra especie universitaria se le tiren como leones a su presa. Yo era más bien reservada, no niego el hecho de que todos en la Universidad me conocen, pero no por los mismos motivos que a ella.
Tal vez era su manera de llamar la atención cada vez que era posible o que siempre coquetea con los profesores, sin mencionar lo agrandada que era.
No puedo creer que Phoebe sea amiga de ella, son todo lo contrario. Bueno, no exactamente lo contrario, ambas son rubias y tienen un cuerpo hermoso. Pero en cuanto a su actitud, son polos opuestos y nadie puede negarlo.

—Aitne ya debe llegar con la comida —Dice Catriel mientras se frota la barriga—. Tengo hambre.

—Tú siempre tienes hambre —Digo riendo, y es verdad, él me hacía acordar a Winnie Pooh con cabello rubio. El es un chico que con sólo mirarlo emana ternura.

—Tú te encuentras algo perdida —Esta vez habla John dirigiéndose hacia mí, a lo que frunzo el seño—. Si, ¿Qué anda pasando por tu cabeza?

—Solo está algo cansada. Eso es todo —responde mi amiga por mi—. Ya sabes, el estrés de la Universidad y eso.

—¿Estrés? ¿Thebe Witly estresada? —Responde Aitne detrás mío con su tono burlón tan peculiar. Si ella no tuviera sosteniendo la bandeja con nuestra preciada comida le pegaría—. Pero si es una nerd, estoy segura que no estudia para ningún examen —Deja la comida sobre la mesa y se sienta a mi lado. Mi sangre hierve—, Catriel y yo tenemos una mochila de estrés por el esfuerzo que hacemos para aprobar.

—Ya, basta, tengo bastante con las palabras "Estrés" y "Nerd" por hoy —Digo con una sonrisa fingida que me sale pésima.

Al terminar de comer cada uno se va para su casa. Incluyendo a Hebe. Necesito un poco de tiempo a solas, un poco de caminata a las 15:00PM no me hará ningún daño.
El clima estaba frío pero soportable, las hojas anaranjadas flotaban por el suelo con la suave brisa.
Otoño es mi época favorita en el año, el paisaje es de un naranja natural hermoso. Es como una obra de arte en vivo. Siempre me gustó estar al aire libre y admirar la naturaleza. Aunque no voy a negar que los prados del Norte en primavera son realmente majestuosos, el otoño es lo mío.
Poder disfrutar de caminatas en la plaza al mediodía era mi hobby de pequeña.
Me tomo mi tiempo a paso lento mientras mi mente divaga, hoy fue un día cansador y en un par de horas tendría que empezar mi jornada laboral en "The lucian's Bar". Un pequeño bar a pocas cuadras de mi casa donde trabajo ya hace dos años. Buen ambiente, buena paga y tengo toda la tarde para estudiar o relajarme.
Si lo pienso es irónico, ya que trabajo en un bar pero nunca en mi vida eh tomado una gota de alcohol, más que el champagne en Navidad y Año Nuevo. Siempre fui cerrada en esos temas, y estoy orgullosa de decir que a mis veinte años soy una chica cero alcohol, cero tabaco y por supuesto cero drogas.
La familia que me crío, los Evans, tenían una gran influencia en mi y mis ideales de vida. Ahora son una pareja ya bastante mayor y lo más cercano a un hijo que tuvieron fui yo. Se que están muy orgullosos de mi, de vez en cuando los visito.
Al llegar a mi casa me siento a gusto. Coloco mi mochila sobre el sofá y me dispongo a ponerme el pijama en mi cuarto, necesito horas de sueño para ir fresca al trabajo. Necesito borrar los tormentos de mi mente y sentirme liberada. Últimamente me siento agotada, más de lo normal y no lo soporto. No me soporto. Miro mi rostro en el espejo de mi cuarto, por más maquillaje que lleve mi cara sigue revelando lo fatal que me encuentro, eso se siente pésimo. Trato de restarle importancia.
Una vez cambiada me tiro sobre mi mullida cama y, luego de poner la alarma para las 18:00PM, caigo dormida rápidamente.

Al despertar me siento extraña. Un dolor de cabeza hace que me quiera quedar en la cama todo el día. Miro mi reloj ¡Mierda, son las 18:45!, hace quince minutos debí entrar a mi turno y todavía ni siquiera me levanté.
Tomé mi uniforme rápidamente y me lo fui poniendo de a saltos, me hago una coleta suelta y una vez cambiada cojo mi bolso y salgo corriendo.
Afuera el clima estaba peor de lo que me imaginé, en ese instante me arrepentí de no llevar mi saco abrigado.
Corrí el trayecto de mi casa al bar mientras todos miraban en mi dirección con cara horrorizada, incluso algunos ahogaron su risa cuando casi me caigo a mitad de calle. No lo culpo, yo también me reí.
Una vez que llegué, Lucian me estaba esperando de brazos cruzados en la pequeña recepción donde los empleados guardaban sus cosas y disfrutaban sus descansos.
Después de explicarle lo ocurrido a mi jefe, quien dijo que "iba a omitir esta falta de impuntualidad sólo porque soy su mejor empleada" y eso lo dice porque soy la única que no se toma el alcohol del bar.
Las primeras horas se pasan rápido, consta en limpias las mesas, el piso, los baños, las dos barras. En sí, mantener limpio todo antes de abrir, lo que ocurrirá en menos de cinco minutos. Generalmente todo es muy tranquilo hasta la medianoche, al local recurren más grupos jóvenes y parejas. Aunque nunca están de más los ancianos que están aquí desde que abrimos, hasta que cerramos. Personalmente trato de alejarme de ese tipo de clientes, casi siempre generan peleas o se sobrepasan con mis compañeras. Que tipos desagradables.
Para la una de la mañana el lugar está lleno de gente. Me cuesta pasar entre la multitud a pedir sus bebidas y traerlas sin que se me derramen. Para esta hora ya me siento cansada y deseo estar en mi cama, meneo la cabeza y sigo sirviendo vodka en el pequeño vaso de vidrio.
De repente me siento mareada. Mis manos transpiran pero estoy helada, un sudor frío corre por mi frente. Dejo la botella de manera brusca en la barra para poder sostenerme del mármol con ambas manos.
Me sucede lo mismo que en la mañana, mi corazón late rápidamente sin sentido.

—¿Te encuentras bien? —Miro sin fuerzas al rostro de donde proviene esa voz. Esta sentado en un taburete del otro lado de la barra. Tiene el pelo ondulado de color negro, algo despeinado, piel pálida y sus ojos miel me miran preocupados—. Tú debes ser Thebe Witly —Dice y luego sonríe.

Tengo una mala corazonada.

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Capítulo 1 terminado♡ espero que les guste a todos
Besos, Vicky♡ x

Doppelgänger: Mundos Enfrentados Donde viven las historias. Descúbrelo ahora