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YoonGi caminó hacia la cocina y sirvió algo para poder desayunar

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YoonGi caminó hacia la cocina y sirvió algo para poder desayunar. Después de eso, decidió que leer en su cuarto sería una buena opción, así que lavó lo que utilizó y subió por las escaleras hasta el segundo piso. Entró a su habitación y tomó su libro antes de recostarse en su cama a leer tranquilamente.

Los minutos pasaban y cuando miró el reloj en su pared, notó que a penas serían las nueve de la mañana.

Suspiró mientras dejaba el libro sobre la cama y se acomodaba mirando al techo. Sus ojos empezaron a doler y pronto el sueño le venció, llevándolo a los dominios de Morfeo.

Así permaneció por un largo rato y sin embargo cuando quiso despertar había algo que se lo impedía.

Sus ojos se abrieron con dificultad y su cuerpo no lograba moverse.

El sudor comenzó a recorrer su frente empapandolo cada vez más y un escalofrío le recorrió la espalda. Su vista era borrosa y su boca no parecía emitir ningún sonido a pesar de que trataba de hacerlo.

Las almas de los malditos serán liberadas.—  logró escuchar decir a una voz lejana.— Y tú le otorgarás a él la vida que le fue arrebatada. Tu corazón latirá preso en aquella cárcel de cristal. Tu piel en porcelana se convertirá, tus ojos de vidrio reluciente serán cuando cambien de lugar.

Intentó con todas sus fuerzas moverse sin lograr nada, hasta que por fin pudo girar levemente los ojos y entonces lo vió.

Un muchacho de menor estatura que él, se encontraba acostado boca arriba a lado suyo.

Estaba inerte, sus ojos azules no parpadeaban y una sonrisa apenas perceptible se podía apreciar en su inexpresivo rostro.

Su cabello rubio y un poco rizado caía hermosamente en su cabeza y fue entonces que se dió cuenta de que aquel, era otro muñeco, uno que nunca había visto.

Una lágrima escurrió por la comisura de su ojo e hizo un recorrido por su mejilla cuando la cabeza del muñeco empezó a girar lentamente hacia él con movimientos pausados.

Su cuerpo temblaba y el frío entró en la habitación como si estuviera nevando adentró de la misma, causándole aún más escalofríos y temblores en las manos. Sus labios temblaron y aunque quiso gritar, parecía como si el silencio se hubiera apoderado de toda la habitación. No se escuchaba absolutamente nada.

YoonGi cerró los ojos completamente asustado y esperó unos segundos, imaginando que todo aquello era una simple pesadilla de la cual despertaría pronto. Cuando los abrió, lo hizo muy despacio y al mirar de nuevo, el muñeco ya no estaba.

Suspiró un poco aliviado. Sin embargo cuando volvió los ojos hacia el techo, el muñeco estaba sobre él con una sonrisa demoníaca, como si estuviera levitando, mirándole con unas orbes totalmente negras.

Un fuerte grito abandonó finalmente su boca y entonces al fin sus ojos se abrieron de golpe y su cuerpo se enderezó repentinamente sobre el colchón.

Sintió su corazón latir con fuerza y el sudor resbalar de su frente. Su cuerpo estaba temblando aún y tenía un nudo en la garganta junto con unas increíble ganas de llorar.

Sólo había sido una pesadilla.

Se recargó en la cabecera de la cama y trató de calmarse mientras frotaba su rostro.  Quizá su conciencia le quería dar una lección por lo que estaba haciendo, tal vez después de todo estaba aprovechándose de JungKook al no hacer caso de sus indicaciones.

Aún alterado se puso de pie y cuando miró por la ventana se sorprendió al ver que ya estaba oscuro. La noche había caído y él ni siquiera sintió haber dormido tanto.

Con un poco de prisa salió de la habitación y caminó por el largo pasillo hasta llegar a las escaleras para subir al tercer piso.

Se acercó a la primer habitación, pero antes de entrar tomó una bocanada de aire y peinó un poco su cabello.

Abrió por fin y miró el interior completamente oscuro.

Sin entrar buscó el interruptor de la luz y cuando ésta se encendió, el rostro de YoonGi palideció aún más.

Madeline no estaba.

Con su corazón agitado empezó a encender las luces de las demás habitaciones.

Vacías. Todas estaban vacías.

—No, no, no, ésto no puede estar pasando.

Creyó que quizá alguien había entrado y tomó a los muñecos, así que continuó regañandose mentalmente cuando de pronto un sonido parecido a una silla siendo arrastrada por el piso, captó su atención.

Extrañado por aquel ruido, empezó a bajar las escaleras, asomándose en los pasillos sin escuchar más nada. Frunció el ceño, quizá estaba tan alterado que su mente le jugaba bromas.

Estaba por volver cuando nuevamente escuchó ruidos provenientes del comedor.

Ésta vez bajó rápidamente, pensó que podría tratarse de la persona que tomó a los muñecos, probablemente intentando robar más.

Tomó una de las figuras de vidrio que había en la sala e intentó hacer el menor ruido posible para sorprender a quien estuviera ahí, ignorando cualquier riesgo que pudiera correr.

Pasó saliva y en un repentino movimiento se adentró al comedor dispuesto a golpear a quien fuera en la cabeza.

Sin embargo la figura de vidrio cayó de sus manos haciendo un estruendoso ruido al romperse contra el suelo.

Los ojos de YoonGi se mantuvieron abiertos por largos segundos y su corazón golpeó nuevamente su pecho.

Los había encontrado.

Dollhouse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora