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Al anochecer, YoonGi se encontraba de pie frente a la ventana que daba al exterior

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Al anochecer, YoonGi se encontraba de pie frente a la ventana que daba al exterior.

JungKook había tomado su maleta y salió mientras que la fuerte lluvia caía desde el cielo sin piedad alguna. Con los truenos iluminado el camino, con el agua empapando su cuerpo.

Lo observó alejarse en un auto bastante antiguo y cuando por fin cruzó las rejas, YoonGi se giró encontrándose a JiMin sentado en la mesedora, mirándolo con fijeza y una lágrima escurriendo por su mejilla.

El jóven de piel pálida se acercó y acarició la fría porcelana, siendo hipnotizado por aquellos ojos verdes que le impedían ver la realidad.

Tomó al muñeco entre sus brazos y lo llevó cargando hasta el pasillo correspondiente. Donde el piso crujía con sus pisadas, donde las puertas de las habitaciones estaban abiertas y ojos brillantes le miraban desde la oscuridad. Pero YoonGi no veía nada más en ese momento. Como si se tratara de un títere siendo manejado por cuerdas invisibles. Su mente se perdió en la profundidad de aquellas orbes cristalinas que le absorbían la vida un poco más cada segundo.

Quizá hubiera sido mejor no mirarle, pues sin saberlo le estaba ofreciendo los pedazos de su alma para que los absorbiera con mayor rapidez.

Las puertas rechinaron y se escucharon pisadas detrás de él, pero a pesar de que su mente le decía que debía salir de aquel abismo lleno de oscuridad, su cuerpo seguía moviéndose hacia la sombría habitación de JiMin, como si ya no fuera capaz de controlar sus movimientos, como si alguien lo estuviera dirigiendo desde adentro.

Las lágrimas escurrieron por sus ojos siendo apenas consciente de que el muñeco rubio había girado la cabeza lentamente para poderlo mirar. Sus manos se apretaron más fuerte sobre la cintura de JiMin y pudo sentir que era más blanda que antes, como si fuera un cuerpo humano el que sostenía entre sus brazos.

Escuchó risas a sus espaldas, pero aún así no tuvo la capacidad de girar, sus piernas seguían moviéndose hasta que llegaron a la cama del muñeco, donde lo depositó con delicadeza y sin decir nada, dió media vuelta y salió por donde venía.

Cerró la puerta y fue en ese momento que sus sentidos parecieron despertar.

Parpadeó varias veces seguidas y miró hacia las puertas que se encontraban abiertas en todo el pasillo.

Un escalofrío le recorrió al tener una sensación de ser observado.

-¿N-Niños?— se atrevió a preguntar esperando no tener ninguna respuesta.

No fue así.

Pequeñas risas se lograron escuchar en la oscuridad al mismo tiempo que las lámparas parpadeaban y el sonido de los ruidos en las paredes se intensificaron junto con los azotes de las puertas que se cerraron una detrás de la otra.

YoonGi liberó un grito y comenzó a correr nuevamente aterrado hasta salir de la mansión. El agua lo empapó de inmediato y su cuerpo cayó contra la tierra hecha lodo, sus pies se habían atorado con algo. Miró detrás de él y en la mansión estaban los muñecos asomados en la puerta, mirándolo.

Sus lágrimas comenzaron a fluir y confirmó que lo de la noche anterior había sido completamente real.

Se puso de pie y siguió corriendo, pero como antes, volvió a llegar a la mansión. No importaba qué camino tomara, todos le llevaban al mismo lugar y fue que entonces que lo entendió.

No podría escapar.

Su llanto se hizo más fuerte y permaneció hincado en el jardín por horas tal vez. Y cuando sus ojos no tenían mas lágrimas que dar, el peli negro se puso de pie y aún perdido en sus pensamientos caminó al interior de la casa.

Muchos pares de ojos le seguían en su camino, pero aún así él permaneció con la mirada perdida en el frente. Subió las escaleras y sin parpadear llegó a su habitación, donde se encerró y se metió bajo las cobijas esperando poder dormir un poco.

No podría escapar, no podría escapar nunca de ahí.




















Hola Chimis! Espero que tengan un excelente 2019. En verdad les deseo lo mejor, espero que comiencen el año de la mejor manera posible.

Que todos sus sueños se cumplan, que consigan llegar a todas sus metas y que siempre estén llenos de amor y de salud.

Los amo muchísimo.

Lisa

Dollhouse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora