[FINAL]

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Los ojos de YoonGi se abrieron lentamente

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Los ojos de YoonGi se abrieron lentamente. Su respiración se encontraba agitada y su vista borrosa.

El sonido de la lluvia acompañada por los truenos inundaba el ambiente y en el fondo, se podía oír el canto de unos niños.

Su vista se paseó por todo el lugar y fue entonces que finalmente captó a todos los muñecos en cada rincón de la sala, asomados mirándolo... Solo había una diferencia, aquellos ya no eran muñecos.

Sus rostros se veían demasiado humanos y al principio YoonGi creyó que era un producto de su vista, pero no era así... Los muñecos ahora eran niños reales.

—Veo que has despertado.— la voz de JungKook lo hizo girar la cabeza y entonces sintió que volvería a desmayarse, pues a su lado, estaba aquel muñeco al que llamaba JiMin...

Pero ya no era un muñeco tampoco.

Sus profundos ojos causaban escalofríos y ese rostro hermoso y casi perfecto seguía pareciendo irreal. El chico de cabellos rubios miraba a YoonGi con una sonrisa casi imperceptible mientras que su mano sostenía fuertemente la de JungKook.

—Gracias por haberme dado éste regalo.— dijo fluidamente con una voz aguda que resultaba bastante agradable, pero en ese momento a YoonGi le causó temor.— O bueno, tal vez no fue un regalo ni me lo diste por voluntad.— su sonrisa se amplió haciendo más notoria su burla.

—¿Q-Qué me va a pasar?— preguntó aterrado.

—¿No te lo imaginas?— preguntó JungKook mientras tomaba la cintura de su novio y lo abrazaba fuertemente. YoonGi negó.— Mira hacia abajo.

El azabache no comprendió para qué, hasta que se dió cuenta de que no podía mover ninguna parte de su cuerpo mas que su cabeza. Entró en pánico cuando se percató de que sus manos parecían las de un muñeco y sus piernas, por más que trató de moverlas, estaban totalmente tiesas.

—N-No.— negó con su cabeza y finalmente las lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas. Al fin había entendido  todo, pero ya era  tarde.— ¡No por favor! ¡No!

—Ya es tarde.— dijeron ambos al unísono y frente al chico aterrado, unieron sus labios dándole a notar su falta de interés. Como si no les importara lo que iba a pasar con él.

El beso que compartieron era tan ruidoso y lleno de movimientos que se acercaba mucho a lo vulgar. Sus lenguas se saludaban nuevamente gustosas y sin pudor alguno se tocaron mutuamente aquellas partes íntimas con necesidad. Había pasado mucho tiempo desde que estuvieron juntos.

YoonGi lloraba tratando de moverse, pero a esos dos no les importaba, únicamente estaban esperando que la transformación finalizará para poder marcharse de aquel lugar en el cual estuvieron prisioneros por demasiados años.

—¡Por favor!— suplicó, aunque fue totalmente ignorado.— ¡No hagan ésto! ¡Por favor!

Sin embargo sus súplicas no eran escuchadas y él sentía como su piel se volvía dura. Su cuello ya no podía moverse y cuando sintió que estaba llegando a su rostro, comenzó a gritar con desesperación, esperando que alguien pudiera escucharlo y le ayudará, pero eso no sucedió.

—¡No!

La pareja lo observó finalmente y sonrieron cuando frente a ellos, un precioso muñeco de porcelana los miraba antes de que sus ojos se volvieran de cristal. El último suspiro abandonó los labios de YoonGi y la transformación finalizó.

—Bueno, es hora de irnos.— murmuró JungKook e inmediatamente todos los niños se acercaron a ellos. Sus sonrisas eran tan malignas que provocaban miedo y esque vivieron tanto tiempo así, que el odio se introdujo en sus corazones.

—¿A dónde vamos?— preguntó JiMin cargando en sus brazos a Madeline, la más pequeña de todos.

—A buscar un nuevo hogar.— miró al rubio y se acercó para besar sus labios.

—¿Qué hacemos con él?— preguntó señalando a YoonGi, quien seguía sentado en la silla, mirándolos con sus ojos ahora carentes de brillo.

—Dejemoslo ahí... Solo dejaré una nota para quien se acerque.

Y tras decir aquello, todos fueron a tomar algunas pertenecías y al amanecer, como si nada hubiera sucedido, JiMin y JungKook se tomaron de las manos y salieron de aquella casa junto con sus hijos para no volver jamás.

La puerta fue cerrada y todo quedó completamente silencioso en la penumbra. La casa se quedó totalmente sola y al entrar, lo primero que se lograba observar, era un precioso muñeco de porcelana con cabello negro, que poseía unos ojos de cristal mirándote fijamente.
































Hola Chimis! Pues hemos llegado al final de ésta historia y pues no sé qué les pareció.

Sé que fue corta, pero la verdad desde un principio tenía planeado que fuera así.

Y también quiero agradecer la paciencia que me tuvieron. Ojalá les haya gustado mucho y si tienen alguna duda, pueden preguntarme y con gusto se los responderé.

Lxs amo!

Dollhouse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora