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Las cosas en aquella época eran muy diferentes a la época actual

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Las cosas en aquella época eran muy diferentes a la época actual.
La caza de brujas era algo que los aldeanos hacían casi por deporte.

La tarde de ese día,  JungKook caminaba cerca del lago junto con su novio,  JiMin. Ambos chicos mantenían su relación en secreto, pues en ese entonces, aquello no era bien visto.

—¿Hoy qué haremos?— preguntó Park, que era el menor de los dos.

—¿Qué te parece si vamos a jugar a la vieja cabaña?— propuso con una doble intención en sus palabras, cosa que no pasó desapercibida para JiMin.

—Me encantaría.— respondió coqueto y tomó la mano de su novio cuando éste se la extendió.

Caminaron unos metros en dirección a dicha cabaña, hasta que JiMin se detuvo repentinamente haciendo que Jeon hiciera lo mismo por acto reflejo.

—¿Qué ocurre?

—¿No son esas las hijas de la señora Walsh?

Ambos jóvenes se escondieron para no ser vistos y entonces las observaron diciendo palabras inentendibles y haciendo movimientos extraños.

—¿Qué crees que hagan?— preguntó JiMin. Sin embargo no obtuvo respuesta, pues JungKook ya tenía una idea de lo que estaban haciendo.

Esa misma noche, la señora Walsh junto con sus dos hijas, cenaban tranquilamente en su casa, cuando se pronto una iluminación en la lejanía les hizo ponerse de pie para asomarse a la ventana.

Los corazones de las tres comenzó a latir con fuerza cuando se dieron cuenta de que eran todos los habitantes del pueblo con antorchas en sus manos y gritando que quemarán a las brujas.

JungKook estaba hasta el frente con sus padres, ya que él había sido quien las acusó.

—¡Largo de aquí!— gritó la mujer, pero nadie le hizo caso.

Entre varios hombres lograron derribar la puerta y finalmente se adentraron para tomar las hijas de la mujer por la fuerza.

—¡Mamá!

Entre gritos de desesperación, las mujeres fueron arrastradas y la madre de ambas, fue golpeada y dejada inconsciente en el suelo de su casa.

—¡Nosotras no hicimos nada!— gritó una de las chicas entre el llanto, mientras que las ataban a un poste largo y colocaban paja y unas tablas de madera bajo sus pies.

—¡Cállense brujas!

Los gritos de los pueblerinos se escuchaban fuertemente, pidiendo que las féminas fueran quemadas de una vez porque no querían brujas entre ellos.

Luego un hombre acercó una de las antorchas y el fuego empezó a extenderse con rapidez... Hasta que las alcanzó.

Todos presenciaron como el fuego las consumía y los gritos de agonía hacían eco en el lugar, pero nadie hizo nada para detener aquello. Y finalmente los gritos cesaron y el pueblo se sumergió en un silencio sepulcral, un silencio que fue roto cuando gritos provenientes de otro lado se escucharon fuertemente.

—¡Se queman!— sólo eso se escuchaba.

Todos en el pueblo olvidaron a las brujas y corrieron hacia la casa en donde algunos habían dejado a sus niños para que no estuvieran solos durante la cacería... Pero ésta estaba ardiendo en llamas.

—¡Ayudenlos!— gritaban algunas mujeres horrorizadas al escuchar los gritos de sus hijos, envueltos entre las llamas.

Muchos intentaron ayudar, pero no fue hasta que un chico se armó de valor y corrió al interior de la casa para sacar a los pequeños, que todos los demás se atrevieron a seguirlo.

—¡JiMin!— lo llamó JungKook yendo detrás de él, adentrándose igualmente a la casa junto con otros hombres.

Pasaron varios minutos y poco antes de que la casa se viniera abajo, JiMin junto con JungKook y los demás, lograron sacar a todos los niños que yacían en el interior.

—¡¿A caso estás loco?!— exclamó Jeon revisando cada parte del rostro contrario, importandole muy poco si alguien los estaba mirando.— Me asustaste mucho.

—Lo siento.— sonrió apenado.— No lo volveré a... a...

—¿JiMin?

El chico de cabellos rubios comenzó a tartamudear y pronto sujetó fuertemente su pecho mientras perdía fuerza y comenzaba a caer al suelo.

—¡¿Qué está pasando?!— gritó una mujer al ver que las llamas se encendían más y pronto comenzaban a moverse como si quisieran alcanzar a cada habitante.

La gente corría despavorida, pero todos se congelaron cuando vieron de pie a la señora Walsh con una expresión terrorífica y moviendo sus manos.

—¡Malditos!— exclamó.— ¡Pagarán por lo que hicieron!

Una muerte tras otra sumergió al pueblo en un pánico absoluto, hasta que todo quedó en silencio. Todos estaban muertos a excepción de los niños, JungKook y JiMin.

—Tú fuiste quién las acusó.— señaló al castaño y éste abrazó más fuerte a su amado.—¡Tú lo provocaste! ¡Ellas eran inocentes!... Ellas solo...— sus ojos se llenaron de lágrimas.— No debiste hacerlo.

Y tras decir esas palabras, el lugar se llenó de neblina y cuando JungKook se dió cuenta, se encontraban frente a una gran mansión que parecía estar cerca de... Nada.

La bruja dijo algo que JungKook no comprendió, pero miró horrorizado como los niños empezaban a quedarse inmóviles y su apariencia cambiaba.

—K-Kookie.— bajó la mirada hacia su novio y pudo notar como su piel se estaba poniendo pálida.— ¿Q-Qué me sucede?

—¡Ese será tu castigo!— gritó la mujer.

JungKook no le hizo caso, solamente observó como la piel de JiMin se volvía dura, sus extremidades se inmovilizaron y cuando finalmente aquello llegó a su rostro, una última lágrima abandonó sus ojos antes de que estos se convirtieran en cristal.

—¿J-JiMin?— lo llamó sin obtener respuesta. Su novio se había convertido en un hermoso muñeco de porcelana, al igual que los niños.—¡¿Qué le hiciste maldita bruja?!

—Ellos está vivos.— dijo la mujer.— Pero si quieres que sigan así... deberás cumplir con una serie de reglas.

—¿Q-Qué?

—Hasta que encuentres a alguien que quiera cambiar con él... alguien que no seas tú. — murmuró señalando a JiMin y una sonrisa se dibujó en sus labios antes de que desapareciera y dejara caer una hoja en donde especificaba las reglas a seguir.

JungKook no paró de llorar durante tres días enteros y conforme él tiempo pasaba, su cordura comenzaba a abandonarlo.

No envejeció y sabía que aquello era parte de la maldición para poder prolongar su sufrimiento hasta la eternidad. Estuvo por años encerrado en aquella casa, solamente siguiendo las reglas y buscando a alguien que aceptara cambiar con su novio, aunque claro que nadie accedería a aquello.

Desesperado, buscó la forma de romper aquella maldición, pero no había forma, lo único que podía cambiar, era que la otra persona no supiera lo que en realidad quería y convencerlo de estar allí el tiempo suficiente para que su amado pudiera absorber su vida.

Era un hechizo que encontró en un libro bastante antiguo y que no sabía si iba a funcionar, pero nada perdería con intentarlo, así que buscó niñeras para sus "hijos" sin embargo nadie se quedaba al saber que eran muñecos y ya que aquello debía ser voluntario, no podía simplemente noquearlos y tenerlos allí. No resultaría.

Pero entonces, finalmente YoonGi apareció.

Dollhouse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora