28 de julio del 2000
En la mañana cuando recién llegaba al trabajo después de todo este tiempo, Cloe me esperaba en la entrada de la sucursal, tenía puesto un vestido azul muy ajustado al cuerpo que hacía entrever su fina figura, unos zapatos negros con un taco inmenso que la hacían lucir diez centímetros más alta y una pañoleta color gris alrededor del cuello que resaltaba mucho su piel blanca; su cabellera roja la llevaba suelta con un detalle junto a su oreja, unos aros de plata con forma de perlas que en su simpleza llamaban grandemente la atención. En sus manos tenía una pequeña torta claramente individual y sobre la crema sobresalían las letras en las que se podía leer "Bienvenido, Joe".
Admito que fue ridículo ingresar, no quería cruzarme con ella y menos que me ofreciera una bienvenida así, es decir, ni siquiera hablamos, la rechazo a cada oportunidad que se me da y ¿ella viene así con esto? ¿Cómo puede su estupidez ser tan grande como para creer que eso podría ser agradable para mí? Intenté esquivar la mirada de todo el personal presente, aunque al parecer era sólo Cloe la entusiasmada con la idea de recibirme, me entregó el pastel un tanto sonrojada y exclamó casi enseguida –Nos alegramos de que estés bien y devuelta, Joe. –No quise contestar en ese momento. La atención que colocaban en mí me molestaba grandemente, era una especie de incomodidad de la que debía salir rápido o actuar y asegurarme que no volvieran a hacer algo así jamás. Así que fue simple, tomé una decisión cautelosa por ahora.
Dejé el pastel en mi escritorio al lado del ordenador y me dirigí rápidamente al baño, la rabia contenida era tan grande que sentí que el impulso de romper todo a mi paso salía de mi pecho de una vez, antes de percatarme mi puño ya estaba hinchado de tanto golpear el espejo del lugar, la sangre escurría entre mis nudillos y los pequeños vidrios además de incrustados en mí, también se posaban sobre el suelo desordenados, y cada uno de ellos observándome.
29 de julio del 2000
No me la puedo sacar de la cabeza, su forma de jugar, sus mensajes cortos y tan significativos por el chat, la forma que tuvo de hacer tablas y luego ganarme.
Es tan extraña la forma que tiene Selene de iniciar las cosas, hoy me pregunto ¿cómo será ella? La imaginación es muy grande y me lleva a lugares increíblemente inciertos, tan oscuros como creo que son sus ojos... De seguro tiene margaritas y las pestañas muy grandes, su piel debe ser blanca y su cabello rubio como el sol.
Debe ser delgada como un palo y con los dedos tan finos que serían capaces de atravesar las cerraduras de las puertas, me da la impresión de que tiene una sonrisa estupenda, de esas que te dejan estupefacto y penetran por tus ojos hasta lo más profundo de tu alma, me la imagino cruel, malévola, perfecta.
30 de julio del 2000
Los días se me pasan volando cuando pienso en ella, pero al mismo tiempo va naciendo el rencor más grande del mundo. La busco entre las personas cuando salgo al trabajo o camino a casa, pero nada llega a mí más que los leves gajos de pensamientos que inculcó en mi mente.
Quizá no sea de esta ciudad, de hecho, no hago otra cosa más que imaginarla muy lejos de mí, como si ella en realidad quisiese que eso pensara... Me hice una promesa el fatídico día del duelo, yo la voy a encontrar y nadie impedirá lo que tengo planeado hacerle, esta vez sin cautela, sin compasión alguna... Pero sé que estará de acuerdo conmigo, sé que será así porque se nota, ella no es como cualquiera, ella tiene una parte de mí, tengo que saber más, tengo que acercarme de alguna manera.
Al fin me atrevo a abrir el ajedrez online, quiero encontrar alguna pista o al menos algo con que distraer mi mente antes que explote de la tensión, es como si la sangre se acumulara en mi cerebro.
Ahí está ella, su avatar desconectado que no puedo dejar de mirar, me decido a dejarle un mensaje del cual me arrepiento inmediatamente, es tan extraño porque es primera vez que siento que las cosas no las hago bien, pero por algo hay que empezar si quiero descargar esto de mi mundo interno, es una tortura esperar, pero me quedaré aquí exactamente frente a mi laptop todo el día y la noche si es necesario, nos encontraremos a través de esta red, aunque sea lo último que haga en la vida.
31 de julio del 2000
21:30 y aún nada, ¿tendrá una vida tan ocupada como para no conectarse? Mi mensaje sigue sin lectura hasta ahora, Misu está aquí a mi lado maullándome, pidiendo a gritos con cada alarido una porción de su comida, a mí por mi parte también me suena el estómago, no quiero levantarme de este asiento... ¿Y si responde? ¿Y si sólo responde y se desconecta porque no estoy aquí? Esperaré lo que sea necesario, necesito que conteste, necesito que se pronuncie esa maldita cobarde.
El sueño me dejó esta noche, los brazos de Morfeo se fueron hacia Misu y no hacia mí, es que mis ojos no se cierran y mi mente no descansa, Selene no aparece y el café se está acabando, quedan apenas unas horas para entrar al trabajo, pero a pesar de esto ya dije que no me movería de aquí, mis ojos no pueden despegarse de las letras que plasmé en la pantalla con mayúsculas, no puedo dejar de verlas y el mareo se hace intenso... A veces siento que parpadean o que giran, pero en realidad nada pasa, Selene no contesta y las palabras mueren lentamente ignoradas.
Joe: PRONÚNCIATE, PERRA.
01 de agosto del 2000
6:15 y nada.
7:30 y nada.
8:15 y nada. En el trabajo seguro deben estar preguntándose qué me pasó, o bien están llenos de ira por dejar el puesto botado, aunque en realidad no me importa en lo más mínimo, si quieren pueden despedirme, si quieren pueden reemplazarme como lo hacen con todos, pueden hacer lo que quieran, pero yo aquí me quedo.
Quince minutos después el círculo verde en el avatar de Selene01 del ajedrez online se encendió, comencé a temblar sin poder controlar mis manos, intenté respirar profundo, pero me fue imposible.
Cuando leí la barrita lateral del chat que decía: "escribiendo..." Sentí una puntada en el pecho tan fuerte que llegué a ahogarme, puse ambas manos sobre mi esternón y me encogí bajo el asiento de mi escritorio, en posición fetal comencé a balancearme sin saber por qué me estaba pasando esto, lloré... Lloré tanto que toda la tensión que creí sentir se había despejado, ya cuando no podían salir más lágrimas me levanté lentamente sin alzar la vista hacia la laptop, creí necesario sacar de mí todo lo que había ocurrido así que entré a la ducha del baño, con el agua extremadamente helada me bañé y así saqué todo el sudor de mi cuerpo, con la bata de baño me envolví, entré a la habitación nuevamente, esta vez desnudo y solitario.
La laptop abierta incitando que la viera lo logró, miré al fin el chat del ajedrez online y ahí estaba su respuesta y posteriormente su desconexión que predije antes.
Selene 01: ¿Y tú? ¿Por qué no fuiste a trabajar, Joe?
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El diario de Joe
Mystery / Thriller¿Un psicópata nace o se hace? Es la pregunta que dejaré planteada a lo largo de este libro, puedes pensar en ella mientras recorres las letras que contienen la fugaz historia de un asesino serial, una historia que nos ayudará a entender la mente de...