Advertencia: M-preg y un poco de OOC Luffy casi nada
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Aún lo recuerdo, como si apenas hubiese sucedido ayer. El día en que tú me traicionaste.
Éramos una pareja, una felíz pareja que parecía que las cosas iban bien; vaya gran mentira hiciste creer no sólo a los demás, si no a mi también.
Aunque también tuve la culpa, debí de sospechar desde que empezaste a ver por más tiempo tu celular.
O cuando salías más seguido y llegabas más tarde y te excusabas con tu trabajo, o cuando empezaste a cubrir tu cuello diciendo que tenias frío o te habías resfriado.
Fui un ingenuo, después de todo, eras mi primer novio; mi primera relación amorosa y yo no sabía que esto podría pasar cuando nosotros parecíamos estar bien con nuestra relación.
Siempre fuí bueno, no te negaba mucho cuando teníamos sexo y cumplías mi capricho de usar condones. Conocí a tus amigos y tu a los míos; siempre fui muy cariñoso contigo, nunca negaste tomar mi mano ni yo la tuya y aceptaba los pequeños celos que demostrabas cuando alguien se me acercaba.
Incluso acepté aquel anillo porque sabía que te amaba con todo lo que tenía.
Todo, todo lo acepté y trate de hacer que lo nuestro funcionara. Pero decidiste hechar todo a la mierda.
¿Sabes que fue lo que más me dolió? ¿no? Déjame contártelo, lo que más me lastimó fue descubrirte en el día en que tu y yo ya cumpliamos 3 años de noviazgo.
Estaba tan ilusionado porque quería sorprenderte con un regalo: un collar, una mitad para mi y la otra para ti demostrando que siempre tendrías mi corazón; pero mi felicidad se fue al verte ahí destrozando mis ilusiones.
Y que con quien estabas en nuestra cama, desnudos, mientras tú y tu acompañante gemían resultaba ser aquella "amiga" tuya con la cual habías crecido.
Los dos estaban gimiendo y maldiciendo, no me notaron, estaba en shock y no lograba siquiera moverme un poco.
Pero lo que más me hirió, y lo que más hizo que me derrumbara fueron tus palabras.
Cuando le dijiste que ella que te canarias conmigo sólo por el dinero de mi padre y mi abuelo por la herencia que yo tenia.
Como le dijiste, en tu típico tono de burla que aunque nos casaramos tu ibas a seguir con ella como amante. Mientras me despreciabas al decirle que ella era mucho mejor que yo en el sexo mientras ella se reía.
Quise entrar, entrar y molerlos a golpes a ambos, pero sobretodo a ti por haber jugado de esa manera conmigo.
Pero me dije a mi mismo que no valía la pena, no tenia porque demostrarte debilidad. De niño me había jurado volverme fuerte, y eso hice.
Me fui de aquel departamento que antes compartíamos: sin hacer ni un solo ruido y sin decir ni una sola palabra mientras mordía mis labios para evitar que un llanto saliera de mi boca.
Había ido a llorar a un lugar el cual solo yo conocía, me desahogue entre llantos; lágrimas y gritos de rabia, de tristeza y de dolor pero sobre todo de enojo contra mi mismo por ser tan tonto y no darme cuenta de que me eras infiel.
Ya estaba cayendo la tarde y yo estaba deambulando por las calles como un maldito robot. No sabia para donde iba ni me importaba; sólo quería que el dolor que albergaba en mi pecho pudiera desvanecerse aunque sea un poco.
Me destrozó tu engaño, te ame y mucho ¿no entiendes el dolor que me estaba matando de tan solo recordar como tus frías palabras decían lo poco que te importaba yo y lo mucho que deseaba que fuera una mentira?
