En una noche fría y con una luna preciosa al pie de mi ventana con el cristal brillante y las gotas de lluvia en el casi tan cerca que podría tocarlas entonces pienso ¿y si sucumbo a la demencia por la ausencia de mi propia decencia?
Podría ser impropio, preciso y prudente el acto inmoral de romper la moral.
Podría ser perfecto el tocar la imperfección con las manos.
Podría tocar la luna en su reflejo y aún así la estaría tocando.
Podría perder la cabeza y aún estaría pensando.
Podrá mi corazón dejar de latir pero mi alma estaría intacta.
Porque podría ser posible lo imposible y lo que poseemos pasajero.
Y quizás es real, el imaginar aquella carta que nunca existió, aquella que no te entregué y aquella que no leí de ti.
Quizás cuando alzó mis ojos al firmamento las estrellas me observan y se preguntan que miro, si tan solo supieran que son la inspiración y atmósfera de mis desvelos.
Cada noche que pongo mi mano en la ventana de mi habitación me pregunto si por algunos segundos al cerrar mis ojos podré sentir la tuya.
Y quizás no es perfecto, a los ojos de alguien más pero este momento efímero podría ser perpetuo y permanente, y la lógica irracional.
El amor sería verdadero, y las mentiras sinceras, las nubes tocarían mis manos y yo el cielo.
Y solo lo estoy pensando, y esa imágen mental tan bella me da la ilusión de que si los sueños pudieran ser todos reales, la realidad sería aburrida, y la monotonía abundante.
El pensar te hace soñar despierto, y el soñar te despierta por las mañanas.
Cuando el sol suba y te diga de nuevo "es hora de crear nuevos sueños".
Soñar es parte de construir, la ilusión es crear y realizar es vivirlo.