Encuentro estelar

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Ví la forma del agua cuando me perdí en tus pupilas que yo encontré como estrellas, y me interné en tu galaxia sin saberlo.
Alguna vez leí que el primer beso no es literalmente el que das con la primera persona que conoces cuando eres joven, si no el que crea galaxias.
Cuando el mundo de una persona choca con otra crea galaxias, colisiona.
Tus ojos de ámbar colisionaron en mis pupilas, aquellos ojos tan dulces con los cuales siento la miel sin tener que probarla, porque fue un frenesí, fue espontáneo.
Y no te lo dije pero más que la enorme pantalla frente nuestro, yo sentí que me sumergí en el mar, en tu mar, tú con tu simple ser y tu cabeza llena de sueños revoloteando dentro de mi mente, tú.
Y quizás no sé mucho sobre ti, pero en este minuto siento que quiero descubrir los secretos del universo, de tu universo, y que si me he de espinar, sé que las rosas tienen espinas, ¿pero acaso no son hermosas?
Si he de correr el riesgo sería mi viaje más inocente intentarlo, me gusta lo complicado.
Porque las cosas que vienen fácil pueden durar montones y crujir el corazón en el proceso, prefiero ser herida en el intento a no haber intentado nunca ser parte de tu jardín, en dónde toco tu puerta, finalmente después de haber cruzado un camino de espinas, entregarte una flor en la cuál te confieso que valió la pena sacar mis sentimientos del baúl de mi pensar.
Y entonces tengo la oportunidad de saber si va a nacer una galaxia, o si mi mundo te alcanzó aunque sea un poco.
Encontré la forma del agua, porque toqué un azul, el azul delicado de las violetas, así eres tú.
En tus pupilas brillan estrellas, violetas, en el mar de Luna.

Lágrimas etéreas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora