Aún tengo tu aroma en mis recuerdos cuando camino.
Y jamás voy a llamar nuestra historia un error.
Yo te amé, te amaba y te querré por la persona que fuiste cada vez que me hiciste sonreír.
A pesar de los riesgos, nuestros miedos, nuestros errores e inhibiciones, tuvimos una historia que merece casi una película, cada detalle.
Porque si tú no conociste el arte, yo lo hice cuando te miraba, la escultura más bella, la melodía más melancólica, el cuadro más trágico, la novela más dramática, la historia más fascinante por más masoquista que sea.
Éramos muy jóvenes para saber que sentíamos, para saber que era el amor, y lo supe, lo sé, fue real, sólo el amor duele así.
A veces quiero adaptarlo en algún libro, quizás lo haga, realmente lo merece, incluso con su dolor, con sus matices, con su color.
No es fácil para mi, saber que quizás terminó, y quizás también yo volé de nuestra jaula, somos libres aunque no estamos juntas, finalmente somos libres.
Quizás duele porque terminó, o quizás porque fue real, porque la realidad es que no terminó como un cuento de hadas quizás por esa realidad duele, porque no es nuestro cuento, porque tocamos la realidad, y nuestra realidad duele.
Donde quiera que estés, te voy a llevar conmigo, cuando las hojas caigan de los árboles, cuando escuche nuestra música, cuando escriba una carta en mi máquina, cuando baje corriendo de algún autobús, cuando recuerde Japón.
Aún me gusta tu recuerdo, aún me gusta recordar tus manos sosteniendo la mía, tu mirada en mí, tu aroma en mi abrigo, tu risa nerviosa, tu forma de ser, me gusta la forma en la que duele, me gusta, me gusta.
Me gusta como me quema el corazón, como libera mis lagrimas, como destruye mi dignidad, como derriba mi ego, me gusta.
Saber que aquella noche fue quizás la última vez que te besé, que jamás me había atrevido a nada y contigo rompí aquella barrera que no habría caído con alguien más, que te quiero.
Llévame a la iglesia y entierra nuestras cenizas, las cenizas de nuestro gentil pecado, de mi culposo amor.
Clava mi corazón con una daga y pon una rosa en el féretro de nuestros recuerdos, que algún día serán enterrados conmigo, quizás terminó, y porque si muero, morirán conmigo.
Llévame a la iglesia, llévame si es incluso después de que aquellas risas de primavera estén muertas, entiérrame con ellas, llévate mi amor en una rosa y quémala, porque me enamoré de ti, porque no sólo me enamoré, porque te amé.
Gracias por el amor, las lágrimas, las risas, el llanto y el dolor, todo es parte de una historia.
Incinérame con tu recuerdo.
Estoy enamorada de nuestra historia, la leo seguido.
Quizás ya no me quieras como antes, quizás soy otra extraña en la lista de aquellas personas en tu corazón, pero estoy segura que ninguno de ellos te ha querido como yo, casi desgarrándose del corazón, porque quizás eran atractivos, pero yo fui especial, ellos jamás ocuparán ese lugar.
Ven y mata tu recuerdo, y rompe mi corazón una vez más, termina con el, flor sinfónica.
Porque sólo tú puedes matar algo que te pertenece, porque eres tú, y yo no sería capaz de romper algo tuyo.
No me importa cuantas veces dolió, cuantas veces ha dolido, porque yo acepté ese dolor con nuestros errores, cuando te amé, te amé con todo lo que implicaba.
Sé que también me quisiste muchísimo, sé que me querías, sé que quizás ya no más, sé que tuvimos una historia linda con un final a mitad de párrafo.
Sé que fuimos aves de jaula, sé que volamos.
Ahora quiero que tú sepas que a pesar de que no seamos amigas, aquí estaré.