Jueves 3 de Mayo
El año corría con naturalidad, nada diferente en la rutina de Micaela, solo los nervios que se presentaban por los finales del semestre escolar.
-Ey!, pero que preciosa te ves hoy.-la poderosa voz se escuchó desde el otro lado de la acera, captando la atención de Micaela, apoyado en su Audi azul marino se encontraba un joven masculino de no más de 23 años con una sonrisa casi perfecta, ojos cafés claros, alto y piel bronceada, con una bermuda color café, una playera gris y tenis negros.
Micaela sonrió y cruzó la calle hasta llegar a el, el chico le doblaba la estatura, pues Micaela apenas llegaba a la altura de 1.60 y el pasaba el 1.80.
-Por que gritas, no ves que me veo fatal?.- Micaela se alzó de puntillas para depositar un beso tierno en los labios de Salvador que sonrió con el gesto.
-Vamonos, tengo hambre.-camino hacia el lado de la puerta del copiloto para abrirle la puerta a Micaela, Salvador era así, tenía ese tipo de detalles que a cualquier chica enamoraría, sin mencionar que estudiaba ingeniería mecánica de los mejores, formaba parte del equipo de Basquetbol en el cual era capitán del equipo, obtuvo una beca de excelencia y pronto iría de intercambio para concluir sus estudios de tesis en Francia, el hombre perfecto podría decirse.-Mi mamá hizo espaguetis a la bolañesa.-hablo Micaela mientras Salvador conducía para salir del campus universitario.
-No iremos a comer a tu casa.-la miró de reojo sin despegar los ojos del camino, Micaela era bonita, no muy alta, un cuerpo delgado y refinado, un abdomen plano a pesar de su falta de ejercicio y es que la chica era muy perezosa, cabello castaño, con ojos grandes y cafés.
-Y por qué no?.-Micaela protesto frunciendo el seño mientras subía sus pies sin zapatos al tablero del carro.
-Por que te llevaré a comer una deliciosa hamburguesa a Madison y después iremos al cine.-la miró divertido al ver que Micaela achicaba los ojos buscando el por qué de aquel acontecimiento o salida de rutina.
-Que ocultas Chava.-lo miró acusadora mente.- tengo un examen mañana, sabes que no puedo.-miro por la ventana nerviosa.
-O vamos, ambos sabemos que pasaras ese examen con los ojos cerrados.-volteo a mirarla tomando su mano izquierda entre las suyas para besarla.- Solo quiero una tarde contigo, desde hace quince días no hacemos otra cosa más que estudiar.-le acaricio la mejilla con ternura.
La chica no protesto más y asintió con una sonrisa, tomo el iPod y cambio la canción ochentera que escuchaban por una canción pop del momento.
-"Y aprendímos a bailar en el alambre".-cantaba a todo pulmón una de las canciones de Álex Ubago sacando una carcajada del chico, mientras se unía a ella en el canto.
Sin duda la vida era buena, pero no te das cuenta de eso, no sabemos cuándo es el último día.(")
Micaela-Podrias pasarme la mostaza.- Salvador podría ser el hombre perfecto pero sin duda no tenía buenos modales en la mesa, extendió su mano llena de grasa por la hamburguesa y con la boca llena de esta, Micaela lo miro rodeando los ojos y extendiendole la mostaza.
- No entiendo cómo me enamoraste.- bufo Micaela después de que Salvador soltará un eructo sin importarle las personas.
- soy adorable.- se encogió de hombros mirando a su novia que negaba divertida.
- eres tan presuntuoso.- sentenció y el chico sonrió divertido.
- Y tú mandona y extremadamente hermosa.-sonrio después de sorber su refresco.- ¡A que mi novia es la más hermosa!.- exclamo a lo alto haciendo que el rostro de Micaela se tiñera de rojo y lo mirará tímida, los presentes sonrieron y dos hombres mayores cerca levantaron sus tragos en complicidad.- te amo.- susurro orgulloso, se levantó un poco para darle un beso en el puente de la nariz a la chica y está sonrió nerviosa, "Sin duda el hombre perfecto para mi" pensaba Micaela.
En los últimos años no había tenido buena suerte para las relaciones, dos relaciónes fallidas donde confío y la dejaron caer al suelo y un día sin pensarlo se encontro a Salvador en la fiesta de su mejor amigo Lexis, un chico que parecía derretir a cualquier chica en ese momento aún se acordaba bien Micaela de aquel día que se sorprendió al ver que Chava solo la observaba, al principio creyó que era por su amiga Luisa pero poco después descubrió que no, el chico que se le hacía desconocido había resultado ser el primo molesto de Lexis, Chava solía jalar las trenzas de Micaela en la secundaria o incluso hacerla llorar diciéndole lo fea que era en primaria.
Recuerdo

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A flote
Short StoryEl día en que Salvador partió a Micaela se le rompió el corazón pero no lo sabía, aveces es más fácil evadir la realidad para no sentirnos rotos.