«Para ella soy el diablo»
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OLIVER
Salgo de la cocina unos segundos después de que ella lo hace, dispuesto a hacer lo que me dijo y ponerle fin a este circo.
No tiene mucho sentido que me quede ahora que el postre ha resultado en un fiasco y he recibido no solo el golpe de su rodilla, sino también el de su rechazo.
De nuevo.
Admito que una parte de mí se siente complacida al saber que solo me ha dicho que no por respeto al «rubiecito» de esta mañana, pero a la otra le jode en sobremanera tener que aceptar que existen personas que sí se toman en serio esa chorrada de las relaciones y la monogamia.
Con lo bien que podríamos pasarla todos sin tantas reglas y posesividad.
Atravieso el comedor y reparo en la marca roja de su pintalabios sobre la copa de vino a medio tomar que ha dejado en la mesa.
No sé exactamente por qué lo hago, pero me detengo, la cojo y me acabo su contenido de un solo trago. Quizás porque esté necesitando el alcohol para eliminar los rastros en mi paladar de su chistecito con el ají picante, o puede que solo sea para sentir que, de cierta forma, no me he quedado con las malditas ganas de probar sus labios.
Me regaño internamente por estar comportándome como un idiota de nuevo, dejo la copa de nuevo sobre la mesa y me dirijo a la estancia al tiempo que Emma y «su chico» salen por el pasillo que conecta con la entrada principal.
La salvaje viene enganchada de su brazo y él se está riendo de algo que probablemente ella le dicho. Ahora que lo veo de cerca, algo en su rostro me resulta desagradablemente familiar.
—Vamos, Em, en el fondo Beth no es tan mala como aparenta ser, si tan solo tú... —El rubio corta la frase cuando repara en mi presencia—. Eh..., hola, tú debes ser...
—Él es el idio... el vecino del que te estaba hablando —le dice Emma, apretándose más a su brazo—. Oliver, él es Adam, mi...
—Sé quién es —me adelanto a sus palabras.
No sé por qué, pero no me apetece que me confirme su relación con este tipo un minuto después de haber estado a punto de besarla.
El rubio frunce el ceño, pero termina asintiendo.
—Es un placer. —Me tiende la mano con educación, pero intuyo la misma falsedad en sus palabras que hay en las mías cuando se las devuelvo, dándole un apretón nada sutil.
Ahora que lo veo de cerca, algo en su rostro me resulta desagradablemente familiar.
—Oliver Jackson —pronuncio con el protocolo que me han obligado a manejar.
—¿Jackson? —Levanta las cejas, deshaciendo el agarre—. ¿De casualidad guardas alguna relación con el candidato...?
—Sí, Richard Jackson es mi padre —me adelanto a su interrogante.
Siempre que menciono mi apellido es lo mismo. Y al parecer haberme recorrido cientos de kilómetros para alejarme de la ciudad no han hecho esto diferente. Ahora solo me queda esperar que saque el tema de la prensa y las acusaciones que hay en torno a mi familia, pero...
—Que pequeño es el mundo, ¿no? Mi padre ha hecho negocios recientemente con el tuyo.
—¿De qué estás hablando? —Emma verbaliza la interrogante que se me ha formado a mí en la cabeza.
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EUREKA / Un Verano para Encontrarte [YA EN LIBRERÍAS]
RomanceDinero, placer, fiestas, y mi pasión: las apuestas. En eso se resume la «mundana» vida que llevo en Miami. Un desmadre en todo su esplendor, si me lo preguntan. Pero, ¿qué pasa cuando soy obligado a pasar el verano lejos de todo eso, en un pueblo ba...