Cap. 1

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Me desperté gritando, estaba teniendo una pesadilla. Ese día era la cosecha, mi última cosecha, yo siempre me mostraba fuerte justamente ese día, no quería que nadie viera mi miedo interior.

Salí de mi cama y me dirigí a la cocina, ahí estaban mis 2 hermanos, Peter y Kyle, mi hermana Tamy y mi madre. Ella estaba cocinando unos huevos con tocino, eso era lo que más me gustaba del distrito 2, la abundante comida.

Mi padre era un agente de la paz, así que nunca lo veía, me molestaba tanto eso. Yo necesitaba a mi padre todos los días, y lo único que recibía de su parte, era una carta cada mes contando lo bien que iba su trabajo y el dinero que había ganado. Ese enojo que sentía por dentro, a veces lo liberaba golpeando a mis hermanos, creo que ellos me odiaban, tenían toda la razón en hacerlo.

Peter y Kyle eran gemelos, ambos tenían 14 años, y Tamy tenía 16, ella era como mi mejor amiga, sabía todos mis secretos y yo los suyos.

Cada cosecha rogaba que no saliera elegida, porque si mis hermanos salían como tributos, yo podía presentarme como voluntario, pero si Tamy salía elegida, no hubiera podido hacer nada, y nadie se presenta voluntario por una joven de 16 años.

Al terminar el desayuno, mi madre me mandó a bañarme. Al entrar en contacto con el agua caliente, sentí una relajación inmensa, permanecí media hora en la bañera, pensando en que haría si Tamy tenía que ir a los juegos del hambre.

Yo no odiaba tanto esos juegos, ya que por mi gran masa corporal,tenía una gran posibilidad de ganar, no me molestaba ser la marioneta del Capitolio, porque me daba tantos privilegios que no podía quejarme.

Al acabar de bañarme fui a mi cuarto y encontré un traje de seda, que antes había permanecido a mi padre, sobre mi cama.

Rápidamente me lo puse y admiré en el espejo lo bien que me quedaba, en realidad yo era muy guapo, pero nunca había tenido novia, me habían gustado algunas chicas, pero no contaba con el valor necesario para admitirlo.

Cuando el reloj marcó las 2 en punto salimos de mi casa, camino a la plaza principal, donde se elegían los tributos.

Al llegar a la plaza nos separaron a los hombres y a las mujeres y a mi me pusieron con los chicos de mi edad.

Subió a la tarima Carlott Draly, la representante del Capitolio que cada año venía a elegir a los próximos tributos, y conducirlos directo a su muerte.

-Las damas primero- dijo Carlott.

Revolvió un poco en la urna con los papelillos de los nombres de las mujeres y final,ente sacó uno.

Yo le rogaba a Dios que no fuera mi hermana, que por favor ella no saliera elegida.

-Clove Undermit - dijo Carlott.

Gracias, pensé yo, sintiéndome un poco culpable, sabía que no tenía que pensar eso, pero estaba muy feliz porque mi hermana no salió elegida como tributo.

-ahora los barones- anunció Carlott, sacándome de mis pensamientos.

-Kyle Skiller- gritó.

En ese momento la felicidad terminó. Sin pensarlo dos veces volteé a ver a mi madre, ella hizo un gesto de asentimiento.

- ¡Me presento voluntario!- grité.

Se acercaron dos agentes de la paz y me condujeron al estrado.

La Historia de CatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora