11.

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Cuando empezamos a salir me despertaba en mitad de la noche con la mente inquieta.

Tienes que comprenderme: era cuestión de vida o muerte.

No regresaba a la cama hasta que había apagado la luz cuatro veces.

No podía pegar un ojo hasta que me aseguraba que la puerta y las llaves del gas estaban bien cerradas tres veces.

Quería cuidar de tí.

Pero tú te girabas en la cama, llevándote contigo todas las sábanas, y frotabas tus ojos antes de mirarme sin reproches.No había más que calidez en tus ojos, camuflada por el sueño.

Entonces me decías con una suave sonrisa...

Vuelve a la cama, Nana.Te conseguiré una vitamina.

...cada vez.

(Vita)min » JinhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora