5.

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Esa tarde cuando me dí cuenta de que me salí de control frente a ti, me avergoncé mucho.

Pensé en lo rara que creerías que era, lo extraño que podría parecerte que me parara frente a la puerta y la abriera y cerrara con impotencia, incapaz de detenerme hasta que las cosas se sintieran bien.

Pero tú ni siquiera me prestaste demasiada atención porque no querías ponerme incomoda.

Cuando me senté a tu lado...yo estaba tan avergonzada.Solo quería hundirme en mi asiento y desaparecer.

Pero tú...tú solo volviste a abrir tu mochila y sacaste una vitamina.

—¿Día difícil?

No respondí.Sin embargo, ésta vez cuando me la extendiste yo la acepté.

(Vita)min » JinhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora