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Zarpa de nube se ovilló en su lecho. Recordaba con nitidez la captura.

<<Acechaba un ratón escondido bajo un arbusto, la presa roía una semilla despreocupada. Zarpa de nube pisó una ramita, pero ni eso alerto al roedor. Iba a saltar para atraparlo cuando una sombra negra y veloz recorrió el suelo. Eso hizo que el ratón alzara las orejas, con la nariz agitada mientras buscaba olores. Zarpa de nube miró hacia arriba a tiempo de ver como un águila se precipitaba sobre la rolliza presa.

-cagarrutas de ... - no acabó la frase, sino que saltó sobre la espalda del ave, que chilló furiosa y se sacudió. 

Durante unos instantes sus curvas y largas garras negras atraparon al joven gato por la piel del cuello. Gruñendo de dolor el aprendiz arañó la tripa del águila, varias plumas oscuras se desprendieron mientras esta chillaba con aun más furia. Aprovechando el momento Zarpa de nube se liberó de sus uñas y saltó sobre su espalda. Las fuerte alas se batían ferozmente en un intento de elevarse. De pronto las zarpas traseras de zarpa de Nube ya no rozaban el suelo. El ave gritó de nuevo elevándolo poco a poco. Iba a saltar pero al mirar abajo se quedó paralizado. El águila se sacudió y él habría caído de no ser porque sus uñas se aferraron a una de sus alas. Ambos descendieron contra el suelo. De nuevo las uñas del ave lo arañaron, esta vez en el vientre, sus ojos amarillos y salvajes estaban fijos en el aprendiz mientras trataba de acabar con su vida. 

-¡Ayuda!- jadeó mientras se escabullía del depredador. Pero al mirar atrás vio la ocasión. Saltó con fuerza, directo a su garganta, donde sus colmillos e cerraron con precisión.>> 

Un escalofrío recorrió a su espalda. Todas aquellas imagines seguían en su mente. tenía que estar muerta. Recordó el último y agudo grito que se elevó, no pudo acabarlo, pues sus ojos se volvieron vidriosos y la vida acabó. Recordó el sabor salado de la sangre en su lengua. la rigidez que se apropió de todo el cuerpo de la majestuosa ave.

-Tu... Cerebro de pulga...- Zarpa de nube salió de sus pensamientos al oír el maullido.

Giró el cuello hacia su hermana, Acebina, que entraba en la guarida seguida de Zarpa de Trigal.

-No soy un cerebro de pulga- gruñó con voz áspera.

-¿Ah, seguro? ¿Entonces por qué has traído un águila al campamento?

Zarpa de nube dejó que su cuello y lomo se erizaran.

-¡Estaba muerta!- bufó.

Acebina se tumbó a su lado y apoyó la cola sobre sus hombros.

-No seas estúpido, has visto tan bien como el resto como salía volando- maulló ientras comenzaba a darle suaves lametones en el costado.

-Sí... pero...- agitó las orejas, sabía que no podría explicarlo.

Zarpa de Trigal se unió para compartir lenguas con sus hermanos.

-Sabes que habrá un castigo, ¿verdad?- maulló mirándolo el gato dorado.

-¡Claro que lo se! No dejes que se me olvide...

Los bigotes de Zarpa de Trigal se crisparon.

-Lo siento...- murmuró acomodándose.

Zarpa de nube suspiró.

-No es justo... Se que estaba muerta...- cerró los ojos, recordando a la perfección lo ocurrido, sus uñas se deslizaron hacia fuera como si estuviera allí.

Acebina soltó un gañido:

-prueba a decírselo a Pétalo Helado- maulló.

-¿¡Podéis iros a hablar a otra parte!?- el siseó provenía de Plomicino, que estaba ovillado en su lecho- ¡Algunos queremos dormir!

-Eres un gato, no un lirón- gruñó Acebina levantándose de golpe- Me callaré cuando el sol se ponga, ¡no antes!

Plomicino soltó un gruñido como única respuesta y enterró su hocico y orejas entres su cola y zarpas delanteras.

-Quizá deberíamos ir fuera...- murmuró Zarpa de Nube algo preocupado, recordando que Plomicino pasaba las noches fuera entrenando por su Clan, tenía derecho a estar cansado.

-¿Vas a hacerle caso a ese minino doméstico?- preguntó su hermana incrédula.

-¿A quien estás llamando minino casero?- bufando Plomicino aterrizó sobre Acebina.

<<Oh no... no tiene posibilidades>> Zarpa de nube se erizó mientras observaba forcejear a los dos gatos, se hizo a un lado para evitar ser arrollado por ellos. Plomicino gruñía con las uñas fijas en el pellejo de l gata, que tenía menos experiencia y corpulencia. 

-¡Basta!- se obligó a intervenir Zarpa de Nube, arañando a Plomicino en la nariz y separando a Acebina. La gata se revolvió bufando furiosa.

-¡te arrancaré el pellejo pedazo de...!

-¡Silencio!- gruñó Zarpa de Nube,- Sois compañeros de guarida, ¿Qué se supone que hacéis?

-Díselo a ella, ¡no tiene derecho a insultarme! Tan solo le he recordado que sea cual sea mi origen podría despellejarla con una pata.- gruñó mientras sus labios se curvaban y dejaba a la vista los colmillos.

Acebina agitó la cola.

-Estúpida mascota...- gruñó- ¿Y tú?- añadió mirando a Zarpa de nube- Preguntas que hacemos peleando si somos compañeros, ¿Qué hacías tu trayendo esa águila hasta los cachorros? 

Zarpa de Nube se erizó ante las palabras, pero antes de poder responder Acebina salió de la guarida. Plomicina soltó un resoplido cansado y comenzó a relamerse tratando de limpiar la herida de su hocico.

-Ese zarpazo sobrada- masculló.

-No debiste atacarla con las uñas desenvainadas, y menos aun sabiendo que tienes un entrenamiento especial.

Plomicino suspiro.

-Es cierto...- admitió- pera ella no debió insultarme- su cola gris se sacudió tras él antes de que se ovillara dándole la espalda.




Arriba Plomicino

Gatos guerreros. la venganza #6 Saga: El destino de los Clanes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora