Un felino extraño se prepara para acechar a los clanes, buscando aliados para destruirlos, y las profecías extrañas salen a la luz. ¿podrán los Clanes aguantar ante la deslealtad y la confusión? ¿Serán capaces los gatos de aceptar las mentiras que s...
Estrella Escarchada abrió los ojos, apenas recordaba haber estado en el Clan Estelar, se acomodó como pudo, frente a ella Torrente y Plomicino estaban preparados para comenzar a pelear. Se sentó, demasiado cansada para intervenir.
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-¡Qué nadie intervenga! Está es su batalla.
Estrella Escarchada se giró hacia el gato que había hablado: Vuelo de Cuervo.
-¿Tienes cerebro de ratón?- siseó- ¡Lo matará!
-La profecía ha de cumplirse...- susurró él mientras se sentaba a su lado.
Los dos gatos saltaron un contra otro, pero Plomicino se agazapó antes de que sus patas traseras abandonaran el suelo. Torrente dejó ver sus colmillos mientras pasaba por encima del aprendiz, pero Plomicino se elevó sobre sus patas traseras, alzando las zarpas para arañarlo en el vientre. Torrente cayó con un aullido de sorpresa, rodando por el suelo. Plomicino saltó contra él y le dio un veloz zarpazo en el cuello antes de separarse. Torrente volvió a levantarse, gruñendo mientras su cola se balanceaba amenazante. tensó sus cuartos traseros, pero Plomicino actuó con más velocidad, simulando que atacaba sus zarpas delanteras para luego saltar por encima del enorme guerrero y aterrizar en su cola.
-¡Quita pedazo de carroña!- gritó mientras trataba de liberarse, pero Plomicino saltó contra su espalda clavando los colmillos en su cuello.
El gato se sacudió logrando liberarse, pero derrotao y sin fuerzas huyó por el túnel de aulagas.
-¡Sombra de manzano!- gruñó Estrella Escarchada al reconocer al felino blanco y naranja que había pertenecido al Clan del Río antes de su traición. El gato la miró antes de escabullirse tras su amigo.
-¡La profecía se ha cumplido!- maulló Vuelo de Cuervo- Las nubes cubrirán el cielo... Volviendolo plomizo... - recitó.
Estrella Escarchada asintió.
-Es cierto... No se refería a Zarpa de nube... Se refería a Plomicino...
La líder se acercó al gato gris, que estaba sentado frente al cadaver de su madre.
-¡¡¡NO!!!- aulló mirando al manto plateado.
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Zarpa de Mirlo se acercó llorando. Plomicino había sacado las uñas y apretaba las mandíbulas.
-No es justo... ¡No!- gruñó destrozado.
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Estrella Escarchada se pegó a su costado, sabía muy bien lo que era perder a un ser querido.
-¿¡Y mamá!?- el maullido de Pequeña Zarza la sacó de sus pensamientos.
-Está allí...- musitó Pequeño Mojado- ¿Qué hace tumbada?
-Quiere descansar...- susurró su padre acercando la nariz a la oreja gris de su hijo- Vosotros también necesitáis dormir... Vamos...- los empujó con la cola hacia adentro.
-¡pero yo quiero luchar!- aulló Pequeño Fuego.
Manto Rojizo cerró los ojos con pesar.
-¡No! No vas a luchar... Es peligroso...- gruñó.
-¿Y mama...?- Pequeño Arce asomó el hocico bostezando- ¡Tengo hambre!- se quejó.
Acebina miró hacia los cachorros y se dirigió allí para distraerlos mientras su padre se acercaba al cadáver de Pétalo Helado. Después se giró hacia Estrella Escarchada.
-No hay más reinas... Y necesitan leche... ¿Ahora como les explicaré todo?
-Debes hacerlo ahora... No esperes más...- masculló ella como respuesta, mientras ayudaba a Plumaje Áspero a arrastrar el cuerpo hasta el centro del campamento.
Para lo dura que había sido la batalla, solo dos guerreros caídos no eran demasiados, aunque era cierto que los solitarios apenas tenían habilidades luchadoras.
Manto Rojizo se dirigió a la maternidad, al poco tiempo salió seguido de sus cachorros, todos se agazaparon junto a la lugarteniente perdida. Estrella Escarchada se sentó al lado con la cabeza inclinada.
Al lado de Llovizna, Plomicino y Zarpa de Mirlo también se habían agazapado, Nariz de coral se tumbó también.
-Compartí guarida contigo mientras hacia crecer a mis pequeños... Jamás será lo mismo estar sin ti...- masculló.
Zarpa de nube, con el pecho aun manchado de sangre también se unió, pegándose al costado de su madre mientras buscaba consuelo.
