El engaño MÁS doloroso...PARTE 2

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Aquel beso me había arrebatado de la realidad, sus labios eran como la droga perfecta de la que me había abstenido por demasiado tiempo; sus brazos en torno a mí, eran la seguridad personificada; me sentía completa e invencible. Pero, como cualquiera de las existencias maravillosas de la vida, no duró para siempre.

El peso de la situación cayó sobre mí de manera estrepitosa. Cayó sobre mi corazón que hace unos segundos había estado tan ligero, cayó sobre mi sonrisa que ahora era una mueca de incredulidad y desesperanza. Estaba otra vez encerrada en la soledad de saberme engañada por las dos personas más importantes de mi vida. Me sentía abatida. Y Liam no se miraba en mejor estado que Yo. Sus ojos estaban mirándome de una manera suplicante, sus hombros estaban visiblemente caídos y la forma en la que su boca estaba entre abierta me decía que no tenía la menor idea de qué decirme.

Llevé mis dedos a mis labios, notando lo inflamados que habían quedado por la presión de sus besos; y fue otro instante de claridad, me acababa de besar apasionadamente con el futuro esposo de mi hermana, y padre de mi sobrino aún sin nacer. De inmediato me puse a mirar en todas la direcciones posibles, buscando alguna mirada de reproche en los transeúntes, de seguro alguien nos había mirado, de seguro alguien sabía lo que acababa de suceder. Pero nadie nos miraba, nadie estaba al tanto de la tormenta que trastornaba mi interior, de la razón para las lágrimas que fluían de mis ojos. Solo lo sabía yo. Y el hombre lleno de tristeza que me miraba intensamente, sin hablar.

-“Esto, no puede volver a suceder, Liam.”- señalé el espacio entre nosotros, que era considerablemente mayor ahora.

-“Clara, tenemos que hablar. No podemos quedarnos así, no quiero quedarme así.”- podía notar tormento en la profundidad de su voz, y como si los cielos quisieran participar en el dolor que nos envolvía, comenzó a llover. Una lluvia pesada, que formaba cortinas que me imposibilitaban seguir mirándolo. Pero sabía que él seguía allí, frente a mí, mirándome con añoranza; lo sabía, porque yo hacía lo mismo.

No lo soportaba más, no podía seguir en ese lugar, con él. Caminé lejos de él. Caminé hasta la esquina y señalé para que un taxi se detuviera.

Justo había entrado en los asientos de atrás, cuando sentí que me evitaban que cerrara la puerta, y era él. Se deslizó hasta quedar sentado a mi lado, y dio instrucciones al chofer para que nos llevara a mi departamento. No podía hablar, estaba aturdida; primero la fiesta de despedida de mi hermana, en al cual me había quedado claro que se iba casar con el amor de mi vida; después, el verlo de nuevo y escucharle decir que me buscaba, luego mi carrera; y por último, el tremendo beso que habíamos compartido.

¿De qué iba todo? ¿Es que acaso, el mundo estaba conspirando para hacerme la más desdichada de las mujeres?

Estuvimos sin hablar hasta que llegamos al edificio en que vivía. Liam pagó al chofer del taxi, y abrió la puerta para que saliera. Evité todo contacto con él y me dirigí al portón principal, sacando con manos temblorosas las llaves de mi bolso. Estaba completamente mojada, de seguro mi celular tendría problemas después de esta lluvia.

No podía abrir. Él tomó las llaves de mis manos heladas y abrió, dejándome pasar a mí primero. En el elevador, de nuevo, un silencio pesado nos acompañaba.

Quinto piso, ya estábamos allí. Ahora, ¿qué se supone que haría? No podía correrlo, no tenía las fuerzas necesarias. Y él quería hablar, desde el principio de todo el embrollo, eso me había pedido y se lo había negado.

Se casaría con mi hermana en unos días. Quizás lo mejor sería escucharlo, tal vez así llegáramos a completar el duelo y siguiéramos adelante.

Ya dentro del departamento, él se quedó parado en la antesala, mirando las fotografías de nosotros, que yo aún no podía obligarme a tirar. Aunque lo había intentado en varias ocasiones, siempre las regresaba a su lugar.

Trozos de Mí...HISTORIAS CORTAS...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora