—Háblanos si necesitas algo.
Asiento cuando salgo de la furgoneta y me acerco a la entrada del departamento. He tenido las llaves todo este tiempo, siempre por las dudas, pero había olvidado cómo se sentía entre los dedos antes de introducirla en la cerradura... lo frío que se percibía el llavero con forma de flores sobre la muñeca.
—Cualquier cosa que ocurra, puedes volver —exclama Ashley desde su asiento de copiloto, sacando un poco la cabeza medio rapada por la ventanilla—. Sólo tú puedes compartir ese horrible dormitorio conmigo.
Me rio y dejo que me vea; que vea que aún puedo sonreír... que no estoy tan mal.
Al cabo de unos segundos, cuando ya abro la puerta y la empujo por completo, siento que alguien se para a mi lado. Fénix se ha bajado de la furgoneta y ahora me sostiene la puerta para que yo pase, mientras me lo quedo viendo.
—Tengo un par de cosas que recoger... —comenta, leyéndome la mirada.
Es cierto que Ashley y Marshall ahora volverán de camino al Gremio, y Fénix no tiene otro sitio.
Cuando pasamos el lobby y entramos al ascensor, todo se siente muy extraño y... nostálgico. Los espejos me dejan contemplar a Fénix por todos los ángulos posibles, mientras él sólo mantiene la mirada gacha.
—¿Recogerás las cosas para irte? —me atrevo a preguntar después de un instante, justo cuando el número sobre nosotros marca un cinco en rojo.
Él ladea la cabeza y alza las cejas. Por poco no suelta un resoplido.
—Era cierto lo que te dije de que no puedo mantener mi departamento.
—Sigues siendo totalmente bienvenido con nosotras, lo sabes.
—Gracias, pero no... de verdad, no quiero molestar a Celine.
Las puertas se abren y se traban con un chirrido. Fénix saca sus llaves, con el llavero con la letra D, y se encamina conmigo hacia el pasillo.
Volvemos a quedarnos como antes, uno frente al otro, con la puerta de cada uno a su espalda.
—¿Adónde irás?
—Marshall me hospedó por un tiempo —confiesa. Aunque eleva una comisura agradable, se sigue viendo triste.
—¿Ya no estará en el Gremio?
—Parece que no, a no ser que sea una decisión pasajera... o hasta que yo consiga poder volver aquí por mi cuenta —añade con una ojeada hacia su puerta—. Él sigue teniendo su piso y me aseguró seguir ganando bien con ciertas apuestas y esas cosas suyas.
Fénix hace una mueca dudosa, pero supongo que está bien. Creo que Marshall también me contó una vez que ante algún problema o inconveniente se metía una jornada como ayudante de bomberos. Me causó gracia esa vez, pero debe ser cierto.
Por un momento me imagino a Fénix viviendo con Marshall y, entonces, caigo en la cuenta de que Ashley quedará sola. No estarán ellos, ni yo, ni Jota... y nunca la he visto entablar alguna relación con alguien más.
—¿Qué hay de Ash? —pregunto de repente— ¿No puede volver con su familia o algo por el estilo?
—Ashley y su familia... no se llevan bien —me da la sensación de que ha sido una frase más delicada de lo que realmente es—. Habla con ellos de vez en cuando de todos modos, pero estoy seguro de que no querrá regresar con sus seis hermanos.
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Gea: Unidos nos propagamos | #3 |
FantasíaTodo pareció desmoronarse de un parpadeo a otro. La ciudad, el orden... incluso la propia mente y alma de Audrey. De un pequeño error nacen consecuencias graves, y son esas con las cuales deben convivir a partir de ahora. Mientras todo se ve tan di...