Capítulo 10

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Caminar otra vez por esos pasillos estrechos y altos del Gremio no me provocan ninguna sensación peculiar. Marcho veloz sobre las viejas baldosas mientras Elliot me sigue pisándome los tobillos. Desde que bajamos de su coche no ha dicho nada, pero me ha acompañado todo el trayecto.

—Quizás quieras hablar con Kendrick sobre...

—No quiero hablar con él ahora —intervengo, sumergiéndolo en un abrupto silencio.

—Supongo que quieres saber más sobre qué está pasando.

—¿No puedes explicármelo tú? —intento.

—Dudo que me hayan dado mucha información útil —dice como si nada, todavía mientras avanzamos por los corredores iluminados por las tenues antorchas—. Sólo hice lo que me dijeron que debía hacer contigo.

Como siempre. Trato de no soltar el aire con demasiado sonido y doblo en la esquina.

—¿Sabes algo sobre los principales mundanos detrás de todo esto? —pregunto— ¿Sus nombres? ¿Qué hacen...?

—Soy sólo un ignisio más, Audrey —bufa Elliot, como si ya no supiera qué responder a mis dudas—. Un ignisio más de Nivel Tres que sirve a quienes lideran el Gremio. Si quieres más información, no creo que la encuentres conmigo.

Me muerdo el labio, y comienzo a andar más despacio. Si quiero saber más sobre esto, debo tener una conversación con alguien de mayor rango... pero no con Kendrick. No quiero hablar otra vez con Kendrick. Necesito alguien en quien confíe más; alguien que yo sepa que no va a mentirme, que no va a ocultarme nada...

Casi me detengo de golpe. Danna. Danna podría ayudarme... siempre fue comprensiva conmigo. Aunque seguramente esté furiosa por lo que cometimos en casa de Frank, puede ser que con lo que está pasando ahora, quiera ayudarme a comprender.

—Supongo que le vas a informar que he llegado —comento, refiriéndome a Kendrick.

—Sí. Era muy importante que no estuvieras sola por allí afuera. No sabemos cuánto saben de ti los sujetos que se encargaron de Derrik.

Aunque a veces tengo malas sensaciones con respecto a la academia o a las medidas que tomaban, la verdad es que ahora es bueno saber y sentir que quieren protegerme. Yo sé que Elliot no miente; sé que puede ser cierto que nos estén buscando. Vi la mirada de aquel hombre en el velatorio...

Entonces, me detengo por completo.

—Tienen que llamar a Fénix —me giro hacia él.

Elliot levanta las cejas.

—Fénix no ha pisado ni una baldosa del Gremio hace semanas; ni siquiera ha puesto pie en el bosque. Conociéndolo, hasta lo poco que lo conozco, deduzco que no tiene muchas intenciones de volver.

Suspiro. No, claro que no las tiene. Hasta dudo de que pueda ver la cara del líder sin querer matarlo. Pero no había respondido mis llamadas ni mis mensajes... y con lo que podría estar pasando ahora...

—¿Por qué fueron a infiltrarse en la casa de Frank Hilton?

Alzo la mirada hacia su rostro, hacia esos ojos particulares que ahora me observan entrecerrados.

—Teníamos cosas por averiguar —es lo único que comento. Él hace una mueca de desconfianza, pero por suerte no acota nada.

—Intenta llamarlo. Puede que sea peligroso para él también andar sin cuidados allí afuera.

Si tan sólo pudiera contactarlo. Sin tan sólo pudiera avisarle, advertirle... insistirle que regrese un tiempo al Gremio para su propia protección.

Gea: Unidos nos propagamos | #3 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora