1. La llegada

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Había sido un día atareado a pesar de ser el último día en la universidad para empezar las vacaciones de verano, Alice iría caminando con una amiga mientras platicaban animadamente sin embargo siempre al llegar a cierta esquina se separaban para cada quien dirigirse a su casa, en ese momento era donde la joven podía lanzar un suspiro pesado y regresar a su mundo en su mente, no era raro que mientras caminaba con esa imagen seria, en su cabeza ya se había puesto en el lugar del protagonista de una de las tantas historias que le gustaba que a pesar de que sus padres y su tía intentaran alejarla de ese mundo de manera física, no tenía control de su mente. Era tanto su fascinación al hacer eso que a veces perdía la noción de su alrededor y sin querer cometía algunas torpezas, como chocar con personas.

-Discúlpeme-Menciona la joven apenada cuando era uno de esos caso, sin embargo, aquel hombre no se molestaría en girarse a verla, simplemente seguía su camino-O mejor yo lo disculpo a usted...

Tras estas palabras la chica se disponía a retomar su camino pero al bajar su mirada notaba como un libro forrado con piel sintética rojiza habría caído del abrigo de aquel hombre con quien chocó, al recogerlo y dispuesta de alcanzar a la persona se daría cuenta que esta simplemente había desaparecido, como si la tierra se lo hubiera tragado. Extrañada miraría atenta aquel libro, podría ser una agenda, un cuaderno de notas, un diario personal; eran todas las ideas que la joven tendría hasta que desidia darle vuelta al percatarse que tendría un grabado delicadamente puesto en la portada.

"El laberinto" eran las palabras que se podía leer con claridad, aquel título sería familiar para la chica quien continuaría su camino en dirección a su casa después de esperar unos minutos por si el dueño del libro regresaba, cosa que jamás ocurrió. Sabía que llegar a casa con un libro sería sospechoso de su parte, teniendo en cuenta que si no parecía que eran para los estudios, sus padres cuestionarían el contenido del mismo y decidirían inspeccionarlo, cosa que Alice no quería por lo que procedió a esconderlo en lo más profundo de su mochila justo antes de llegar a su casa; con una profunda respiración para tranquilizarla, la chica abriría la puerta para escuchar simplemente a su madre desde la cocina.

-¿Alice? ¿Eres tú cielo?

-Si mamá... Estaré en mi cuarto-Mencionaba lo más natural posible la chica mientras subía las escaleras.

Una vez al cerciorarse de cerrar bien su puerta, dejaría su mochila en la silla de su tocador para echarse en la cama apenas y sacaba el libro, colocando una de sus manos detrás de su cabeza miraría sin abrir el libro curiosa, no podía dejar de pensar que le resultaba muy familiar pero sabía que solo había una forma de confirmar o desechar sus sospechas, y era leyendo el mismo. Solo le basto abrir el libro en una de sus páginas y leer el contenido para que sus ojos se abrieran como platos conforme iba sentándose en su cama, de inmediato recordaba a su tía contándole aquella peculiar historia sobre el laberinto de un rey, el rey de lo goblins.

-Esta es... Es la historia que Tía Sarah me contaba-Fascinada por lo que sus ojos leían comenzaba a hojear el libro a tal punto que cuando llegaba a un casi final se daría cuenta de algo realmente importante-¿Qué? Esto debe ser una broma....

Por más que Alice abriera y cerrara el libro no conseguía entender porque le faltaban páginas, claramente arrancadas a propósito, una enorme frustración nacía en el pecho de la chica quien se dejaba caer en su cama lanzando un suspiro pesado, no creía que ahora que tenía la historia que tanto anhelo en sus manos y este estuviera incompleto.

-Tal vez aquel hombre en realidad se deshizo del libro y no lo tiro por accidente-Con estas palabras Alice alzaría el libro para tener una mejor vista de él y lanzar un suspiro sonriendo de medio labio resignada-Bueno, por lo menos ya recupere una parte de la historia, ¿no?

-¡Alice, baja!-Llamaría su madre desde la planta baja, lo cual provocaba que la reacción inmediata de la joven fuese esconder el libro debajo de su almohada.

Los pasos de la chica se precipitaron en las escaleras pero estas se congelarían cuando observaba a unos niños salir alegremente de su casa con unos libros extrañamente familiares para ella, al girar su rostro se daba cuenta del horror absoluto, por lo menos para ella, su madre estaría entregando sus libros a una mujer, aparentemente la madre de aquellos niños que salieron.

-Es muy amable de su parte señora Williams-La mujer al mirar a Alice le sonríe amable antes de retirarse-Estos libros serán bien cuidados querida, no te preocupes.

En la mente de la chica parecería que todo iba en cámara lenta cuando aquella mujer pasaba frente a ella para salir de su casa y cerrar la puerta tras de sí, al girar la mirada hacía su madre podría notarse en los ojos de la chica una frustración enorme.

-¿Pero que acabas de hacer?

-Oh querida, solo los done eso es todo, además no me eches el lío, fue idea de tu padre y de tu tía.

-¿Mi padre? ¿Mi tía? ¿Y acaso yo no tengo derecho a opinar de lo que se hará con mis cosas? Esos libros son míos.

-Alice, ya tienes 20 años, esas historias son para niños como los que salieron, además no te llame para eso, ya es hora de comer-La madre de la chica se daba vuelta para ir a la cocina pero sería interceptada por la joven quien se le plantaría frente a ella.

-¡Pero son míos! ¡La tía Sarah me los mando para mí! ¡Yo tuve que decidir qué hacer con ellos, no tú, no mi padre, ni siquiera mi tía!

-No me subas la voz jovencita, ya está hecho y no hay nada que se pueda hacer, ahora pon la mesa para comer que tu padre no tardará en llegar.

Cuando Alice era rodeada por su madre, esta se quedaría petrificada en su lugar controlando una respiración molesta, no podía creer lo que había escuchado y visto. Haciendo caso omiso a las órdenes de su madre y a los gritos de la misma cuando salía del sitio apresuradamente para irse a las escaleras en su mente no podía de repetir por alguna razón las mismas palabras.

-¡Desearía...! ¡Desearía...!-Aquellas palabras retumbarían en su cabeza mientras subía aquellas escaleras que ahora le parecerían interminables.

Los gritos de su madre tras ella no le ayudaban mucho mientras recorría el pasillo después de subir para dirigirse a su cuarto, donde se detendría en la puerta de la misma para girarse con un rostro frustrado y aguantando sus lágrimas.

-¡Desearía irme de este lugar para siempre!

Bien dicen "ten cuidado con lo que pides, porque puede cumplirse", sin embargo Alice nunca sospecharía que al abrir la puerta de su cuarto y dar un paso en este comenzaría a caer a una profunda oscuridad, justo antes de caer y soltarse de la puerta escuchó así como observo como la puerta se cerraba para desaparecer de su mirada atónita cuando comenzó a descender abruptamente. Su grito de miedo comenzaría a ser eco, entre más descendía la oscuridad se hacía cada vez más y más profundo al punto que ni sus manos podría ver; cerrar sus ojos fue el único reflejo que pudo hacer mientras rogaba en su mente que alguien la salvará, solo fue cuestión de tiempo para que Alice perdiera la noción por el miedo de la caída y la desesperación de no saber en qué momento se impactaría contra el suelo que no se dio cuenta en que momento dejó de caer hasta que sintió una suave brisa en su mejilla.

Abriría lentamente uno de sus ojos encontrándose un hermoso cielo azul despejado, inmediatamente abriendo el otro ojo deseando que no estuviera muerta giraría la vista de un lado a otro topándose con algunos árboles y arbustos.

-¿Estoy viva?-Mientras se sentaba se cercioraba que no estuviera lastimada, milagrosamente eso era un hecho-¿Dónde estoy?

Cuando sus ojos se fijaban al frente no podría creer lo que observaba... A la lejanía se podía ver un enorme laberinto que rodeaba un pueblo y en medio de ese sitio un castillo, abriría un poco su boca del asombro mientras se pasaba su mano por su rostro hasta levantarse su flequillo.

-Esto no es posible...

Serían las únicas palabras que decía mientras se colocaba de pie y sentía como su corazón comenzaba a latir a mil por hora, muchas preguntas recorrían su mente pero algo igualmente le decía que entre menos preguntara sería mejor, algo que no cuadraba con su sentimiento de miedo y era... Que se sentía en casa.

Labyrinth: Fragmentos [FanFic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora