La habitación era digna de una persona de la realeza, sobre todo con aquella hermosa cama con sabanas de seda que adornaba uno de los costados, pero lo que más resaltaba de aquel lugar era el tablero de ajedrez con aquellas piezas que fácilmente se podía decir que eran del tamaño de Sarah, si no es que un poco más. La mujer después de levantarse comenzaría a curiosear aquella habitación, desde los pilares que tendrían algunos detalles tallados como naipes y figuras representativas de algunas historias de fantasía que a Alice le gustaba.
La cama se veía un poco desordenada, lo cual le indicaba a Sarah que su sobrina había estado ahí, terminaba de confirmar esto en el momento que se giraba y notaba la sudadera como las zapatillas de Alice encimadas en una de las piezas de ajedrez. De manera apresurada, se acercaba para sujetar la prenda de la chica y la abrazaría como una madre afligida al perder de vista a su hija.
-¿Alice?-Intentaba llamar la mujer a su sobrina, pero como cabía esperarse, no había respuesta alguna.
Un suspiro pesado saldría de los labios de la mujer, sus pies comenzarían a dirigirla hacía la terraza que tendría aquella habitación, el cual cabe recordar, tenía vista al resto de las tierras del laberinto. La mujer miraría todo con curiosidad, se alcanzaba a ver como algunos goblins que se habían enfrentado al grifo estaba por ahí sentados descansando de aquel conflictivo momento; las tierras que rodeaban la torre se encontraban relativamente secas, algo que mientras estaba en el carruaje se le había hecho difícil de ver a Sarah como a los dos soberanos.
A pesar de la desolada imagen que este podría llegar a ser después de unos minutos de verlo, a la mente de Sarah se le vendría su primera aventura en aquellas tierras, cuando tuvo que enfrentar a Jareth para rescatar a su pequeño hermano Toby. Desde el momento cuando conoció a Hoggle hasta la entrada al castillo, todos sus recuerdos estaban ahí como si solo hubiera sido un par de días atrás.
-A pesar de algunos detalles, fue divertido-Mencionaba Sarah al abrazar la sudadera de su sobrina con nostalgia-No te culpo por encariñarte de estas tierras, mi niña... En parte es culpa mía.
Los recuerdos que ahora invadirían la mente de Sarah serían de cuando Alice tenía alrededor de 3 años; ahí estaba la pequeña sentada sobre su cama abrazando el peluche de un unicornio, mientras que Sarah estaba de pie actuando algunas escenas que ella misma relataba de algunos cuentos que ambas compartían en gusto. En ocasiones, Hoggle, Sir Didymus y Ludo aparecían para ayudar a Sarah a contar la historia de su aventura cuando la mujer decidía contárselo a su pequeña sobrina.
Todo era perfecto, hasta que a los oídos del rey goblin había llegado el rumor de que algunos de sus súbditos estaban visitando a la humana que le rompió el corazón. Hoggle fue quien le había alertado a Sarah lo ocurrido, por lo cual la mujer tuvo que pedirles que no volvieran a visitarla, por el bien de ellos, de ella y de la pequeña Alice. Pero como era de esperarse, a la mujer jamás se le había cruzado por la cabeza de que Alice tendría una conexión con aquellas tierras, y lo que ahora le daba dolor de cabeza, que su sobrina se hubiera enamorado del rey de los goblins.
-Ay Alice... En él justamente te tuviste que fijar.
-De vuelve al niño que te llevaste-Se escucharía en eco una joven voz desde el interior de la habitación, provocando que Sarah diera un ligero salto del susto.
-¿Hola?-Preguntaba Sarah al volver con paso sigiloso y precavido al interior de la habitación, buscando el origen de aquella voz-¿Alice?
-Tras incalculables riesgos e innumerables penurias...-Seguía el eco en la habitación, se escucharía de tal modo que fácilmente el origen podría ser desde una pared hasta el techo-... He logrado llegar al castillo más allá de la ciudad de los goblins...
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Labyrinth: Fragmentos [FanFic]
FanfictionHa pasado mucho tiempo desde la aventura en el laberinto, pero un rey intranquilo observa una nueva visitante aventurándose en sus tierras. La hija de 20 años de Toby, Alice, al igual que su tía y gracias a ella, despertaría un enorme amor por las h...