Naruto: El Anbu

Capitulo 5

Caminaron con paso decidido pero lento ya que como ni querían admitir que estaban cansados, especialmente por que los ANBU no demuestran sentimientos, emociones ni mucho menos debilidad. Por lo tanto aunque unos estuvieran gravemente heridos no lo demostraban, ya que todos excepto el rubio sentían que no debían de mostrarse débiles por alguna herida. Los Anbu se llenaban de orgullo y respeto de que incluso el rubio se mantenía como si no hubiera sufrido ningún rasguño todos sabían que el rubio había resultado mas herido que los demás.

Ese era el motivo por el cual admiraban a su capitán, porque a pesar de que estaba cansado el no lo demostraba y mas con la resistencia que tenia el rubio en el combate.

A pesar de su gran demostración de resistencia y fingir principalmente de que estaban bien, Naruto sabia que ellos estaban fingiendo de que no estaban heridos eso en parte se sentía bien con sigo mismo de haberlos entrenado para convertirse en unos extraordinarios Anbu.

Naruto los había entrenado cuando tenía 10 años pero a pesar de su corta edad, era un excelente sensei, el les había quitado esa tonta idea de dejar a sus compañeros atrás, solamente por cumplir con la misión y envés de eso les hizo ver que no tenían que sacrificar a otros o usarlos para cumplir la misión.

-ustedes vallan a la enfermería para que atiendan sus heridas, yo voy a entregar el reporte de la misión. -hablo Naruto con vos autoritaria

-con todo respeto Capitán–sama, pero no estamos tan heridos, somos capaces de caminar-dijo con respeto, un Anbu de mascara de oso.

Naruto quería reír no por burla, si no que a pesar de que literalmente no se podían mantenerse de pie, todavía insistían en acompañarlo.

-No dudo que sean capaces, pero miren como están, prácticamente apenas y pueden caminar, tienen huesos rotos, pérdida de sangre, cortaduras graves, están bajos de chakra-hablo Naruto con voz calmada.

A lo que todos suspiraron con pesadez y mas que nada cansados, pero igual felices de que reconociera que si eran capaces a pesar de estar como estaban.

-así que vayan a descansar, se lo merecen, yo les aviso cuando requiera su presencia.-hablo Naruto con vos estoico.

-Hai, Capitán–sama—hablaron todos al unísono con una pequeña sonrisa, pero obviamente no se veía con la mascara.

Todos se fueron a la enfermería menos el rubio que se fue a entregar el reporte.
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Narra Naruto.

Me encuentro en mi apartamento después de entregarle el reporte al Hokage-sama.

Fui al baño, me quite la ropa que ya estaba rota, y me di una ducha para poder quitar la sangre seca de mi cabello.

Cuando termine me puse una camisa gris y unos pantalones azul oscuro sueltos.

Me acosté en mi cama, mirando al techo, no tarde ni un minuto para quedarme dormido.
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Hace horas que ya había amanecido en Konoha, todos ya estaban despiertos, menos un rubio de ojos azules, que estaba cómodamente dormido sin importarle que ya era la una de la tarde, pero quien lo iba a culpar con todas esas misiones tan pesadas.
A penas y tiene tiempo para comer antes de ir a una misión, sobre todo anda muy estresado y cansado.
El rubio se empezó a mover, pero al ver que la luz le pego en la cara, abrió un ojo y pudo ver el sol resplandeciente, a lo que se dio la vuelta y se cubrió con las sabanas.
Después de un rato el rubio despertó por los rayos del sol que no dejaba de entrar por la ventana, se levantó de la cama y miró por esa misma.