Una chica de México, a sus 23 años consigue tener el dinero suficiente para mudarse. Cruza el Océano Atlántico para llegar a Londres y empezar una nueva vida.
Cuando viajamos a L.A. fuimos a la fiesta de Hailee, todo iba muy bien, presenté a ____ con todos, pero mi representante no estaba de acuerdo, así que me habló en privado. Ese día no lo escuché.
En la semana estuve viendo a mi representante con nuevos proyectos para mi, los estaba viendo todos, rechacé muchos porque no podía saturarme.
-Es lo que pasa si te pones con una chica que no vale nada. Te vuelves un inútil y luego no quieres hacer nada.
-Claro que no, y no hables así de ella, que es de mi novia de quién hablas.
Tuvimos una larga discusión sobre eso, al final me fui. Todos los días ella me preguntaba que pasaba, y yo no quería decirle la desaprobación de los demás. Realmente eso no me importaba.
Estaba pasando un rato con Hailee después de aquella semana de discusión, era el último dia en L.A. y necesitaba pensar.
-Asa, es una mujer increíble – dijo Hailee. – Pero ¿no crees que a ella pudieras estar haciéndole daño?
-¿Porqué?, ella y yo estamos bien juntos. No me digas que te podrás de parte de ese imbécil.
-No, claro que no, ustedes se ven felices estando juntos. Pero, Asa, ¿y si para tu sueño?, siempre has dicho que lo que amas hacer es actuar, y mira todos los proyectos que ya rechazaste, además, ¿cómo sabes que ella no está sufriendo cada vez que te tienes que ir?, ¿o cuando salen chismes de que estás con otras chicas?, ¿qué tal si termina odiándote?
-No lo hará. – Dije pensativo.
Hailee terminó dándome la razón. Pero esa noche, estuve mucho tiempo pensando en lo que estaba pasando. ¿y si ella en realidad sufría por mi culpa?, era lo que menos quería en el mundo, que ella sufriera.
Además, yo estaba en una nueva serie, y cuando salieran los chismes de que yo estaba con mi co-protagonista, ella sufriría bastante.
Decidí que tenía que dejarla, al final, solo sufriría un poco, por días. Ella es muy madura y lo superaría pronto. Yo sufriría siempre. Era el amor de mi vida.
Cuando se lo dije, ella parecía no creerme y pronto empezó a cuestionarme, luego me pidió que la mirara a los ojos. No quería hacerlo, porque me descubriría, que yo también la amo, que en realidad no quería irme de su lado, pero pensé "soy actor", y lo usé.
Actué tan bien, pero podía ver el dolor en su mirada.
El calor en sus mejillas se desvaneció, y pronto la habitación se volvió fría. Le dije cosas horribles de las cuales me arrepentiré siempre, pero no podía dejar que ella se quedara sintiendo algo por mí, quería que me odiara. Era un cobarde.
-Bueno, entonces vete. – Dijo determinando, se dio la vuelta y me dio la espalda.
Quería abrazarla y decirle que todo estaría bien, que yo la amaba, que todo era una broma del mal gusto, quería decirle que es el amor de mi vida y quería disculparme por ser un estúpido. Quería decirle cualquier cosa que le hiciera sentir bien. Quería besarla, hacerle el amor, pero ya no había vuelta atrás.
Salí de la casa, cerré la puerta, y entonces escuché un golpe seguido de su llanto desconsolado. No podía creer el dolor que le estaba causando. Mis lagrimas empezaron a salir también y me fui a casa.
Hice una maleta pequeña y me fui a un hotel. No necesitaba que ella me viera salir de casa, pues solo la haría sufrir más.
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