Capítulo 1. Nuevo Hogar.

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Era el día.

Me estaba mudando, había llegado el día anterior a Londres pero por malos entendidos, mi casa aun no estaba lista, así que tuve que esperar un día más. Llamé a los de la mudanza y los retrasé también.

-Bueno... hotel será... - Era muy temprano en Londres, pero yo no había dormido, y no tenía ganas, quería conocer la ciudad, aunque estaba muy cansada por el viaje largo. Venía del norte de México, así que mi viaje fue bastante agotador...

Fui al hotel, reservé una habitación por ese día y la noche, y me fui a caminar por las calles cercanas. No fui tan lejos, pues pronto comenzó a llover, y como es de esperarse, no estoy acostumbrada a la lluvia, así que me resguardé en una cafetería.

-Genial... ahora debo esperar. – Entré, pedí un café y me senté cerca de la gran ventana que tenía el lugar. Era un lugar cálido y acogedor. Me apeteció un postre y pedí tiramissú. Cafeína en mi sistema por montones. Al poco tiempo me hizo efecto, y empecé a cerrar los ojos. Sí, el efecto que hace en mi no es despertarme, sino, dormirme.

No pasó más de una hora que estuve ahí, dejó de llover pronto y fui a mi hotel. No quería pero me dispuse a descansar, pues al día siguiente, con la mudanza, el día sería pesado...

Al otro día...

Abrí los ojos con la primera luz que entró por la ventana. La cual no era mucho, pues todo el día estuvo nublado.

-¡Diablos! – Exclamé para mí. Eran las 8 de la mañana, era obvio que el sol no acababa de salir... La mudanza llegaba a las nueve y yo debía estar en mi nueva casa a las 8.

Me levanté como rayo, fui a lavar mis dientes, hacer mis necesidades, saqué lo primero que estaba de ropa en mi maleta y me vestí. Guardé todo lo que era mío y salí de la habitación. Pasé por recepción, agradecí la atención, hice mi pago y me fui al estacionamiento por mi coche.

Wait.... ¿Mi coche?, sí. Aunque no vivía en Londres y nunca había estado ahí, por fortuna pude comprar un coche, lo elegí por internet e hice el pago igual. ¿Pero tanto dinero tenía?, si y no, durante mucho tiempo, ahorré para comprar mi coche, y fue así. Las ventajas de la tecnología. Cuando llegué a Londres alguien de la compañía de coches llevó el mío hasta allá, y así pude moverme por la ciudad.

De camino a mi nueva casa, suena mi teléfono. ¡Carajo!, era el hombre del fraccionamiento. ¿Era mi día de suerte?, puede ser, porque el semáforo me decía que debía parar, así que lo hice, y aproveché el momento para conectar el teléfono al coche y poner el altavoz.

-¿Diga?

-Buenos días – Dijo una voz con acento inglés. – Soy de la agencia, estoy en su nueva casa con sus nuevas llaves, ¿tiene algún inconveniente en llegar?, ¿Puedo ayudarle en algo?

Nueva vida. (con Asa Butterfield)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora