El destino que nos une. ➸Inojin Yamanaka

Capítulo 10: Vuelta y salida.

Narra _____.

La construcción se venía abajo, si, era de esperarse. Pero, por el lado bueno, mi hermanito tenía la bandera en sus manos, aún con todos los factores en contra.

Si a eso se le considera el lado bueno.

Y yo, como si nada, veía todo de brazos cruzados desde el aire. Sabía que esto sucedería, aún teniendo la confianza de Shino-sensei de lo contrario.

El humo de la destrucción se esparcía por todo el lugar, la tos se adueñaba de cada uno. El ave bajó, tocando tierra firme, y, sobre la cortina de humo, intenté salir de ahí.

—¡Chicos! ¿Se encuentran bien?— pregunto, para seguido toser.

—¡_____-chan!— oigo la voz de Metal.

—¡Estamos bien!— responde Iwabee.

—Si, que caótico.— escucho a Sarada.

Sacudía mis manos, con un intento en vano de lograr desaparecer el humo de mi vista. Sentí como me sostienen de la muñeca, y me comienzan a arrastrar.

—¡Suel-ta-me!— ejercía fuerza para no ser arrastrada.

—Tranquila, _____, soy yo, Inojin.

Mi expresión confusa causa que deje de resistir y siga sus pasos. Después de escuchar más tos, la luz al final del camino se iba acercando; por fin habíamos salido, encontrándonos a los demás en el suelo algo agotados.

Preocupada, iba a acercarme a ellos, pero fui levemente sorprendida.

—¡Chicos!— Boruto aparece frente a nuestras narices, restregando la bandera frente a nosotros.—¿Están todos bien?

—Se les ha pasado la mano.— comento con una expresión entristecida, seguido miro a los escombros.

—No te preocupes, _____, todo va a estar bien.— Mitsuki coloca una mano en mi hombro.—En algún momento se arreglará.

—Iré a buscar al profesor.— informo.

—Cierto, ¿y Shino-sensei?— pregunta Chōchō.

—Se fue hace unos minutos, yo había quedado a cargo.— musito.—Oh, yo estaba a cargo.

La presión en mi hombro se hace más fuerte, yo volteo al causante. La mano de Mitsuki seguía ahí, pero ahora mantenía una sonrisa. Entiendo, no debo preocuparme de más.

—Creo que mencionó algo sobre la delegada.— murmura Sarada.

Yo le miro sorprendida, noto como Inojin hace un gesto extraño y se digna a hablar.

—Dicen que es probable que trasladen a la delegada a otra aldea.— confiesa, yo no me evito fruncir el ceño.—Y...— da un paso al frente.—No se los dije, porque sabía que no les sentaría bien esa noticia.

—¿Y creíste que si no nos lo decías— intento contraatacar con rabia, aunque mi hermano lo hace primero.

—¿Porqué?— le agarra del cuello de la camisa.—¡¿Eh?!

Aunque estuviera mal, la agresión no era la respuesta.

—Boruto-nii, basta, debe tener sus— soy interrumpida, ya que la imagen del sensei aparece en la entrada de la academia.

Puedo decir que todos quedamos atónitos a su repentina aparición.

—Sensei...

Sumire aparece de afuera. Su expresión era arrepentida, y con mucho miedo, podía sentirlo.