Capitulo 11

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Abro los ojos en cuanto siento la luz del sol. Los abro lentamente, me siento muy cansada, son de esas veces en las que te duermes muy temprano y descansas pero por alguna razón o circunstancia del destino no descansaste... Y te sientes un zombie.

Como tengo sueño vuelvo a cerrar los ojos para dormir un rato más, al cabo todavía es temprano.

- Ami hija, ya levantate que debemos irnos- Dice mi mamá mientras me sacude.

- Mmmmmm...- Es lo único que respondo.

Me estoy arrepintiendo de haber venido hasta acá, siento que apenas pasaron dos horas de sueño... ¡¿Por qué?!

- Ami, ya es hora hija- Vuelve a hablar mi mamá.

Me siento en la cama como puedo, hasta que siento sueño y me dejo caer de espaldas a la cama.

-¡AMELIA!- Grita mi mamá desesperada.

(Cuando tu mamá te habla por tu nombre completo, o en este caso sin un diminutivo, tienes que hacer lo que te dice... Pero ya XD)

Me vuelvo a sentar pero esta vez más rápido, estiro los brazos a los costados mientras intento salir de la cama.

- Ya desperté ya desperté- Digo medio dormida.

Camino al baño para poder arreglarme, debo de hacer muchas cosas antes de que salgamos de aquí. Por ejemplo; me debo de peinar y quitar la cara de zombie que tengo.

Punto de vista en tercera persona

Ami entró al baño a cambiarse y hacer todo lo que ocupaba, la mamá de Ami solo rodó lo ojos y se dirigió a la sala del cuarto. Ahí estaban los cuatro Caballeros, todos comían un pequeño plato de arroz con algunas verduras, claro menos Dita quien miraba a los demás de vez en cuando.

- Ami ya se va a arreglar, solo unos minutos más y ya nos vamos- Dijo la mamá de Ami.

- Es la única que falta, mientras tanto puedo comer algo más- Dijo Milo al terminarse su plato.

- No te confíes mucho Milo, la señorita Ami suele arreglarse en menos de diez minutos- Dijo Shura entre bocados.

Como Dita estaba aburrido de ver a sus compañeros comer, se levantó con tranquilidad para bajar de la mesa e ir a la maleta de Ami, agarró un cuaderno con hojas de cuadrícula y comenzó a jugar el solo.

Los demás se dieron cuenta, desde que Dita se había parado e ido de la mesa, así que los que terminaron fueron a hacerle compañía. Y al decir fueron, me refiero a Milo y Saga.

-¿Qué haces Dita?- Preguntó Milo con curiosidad.

El mencionado se dió media vuelta para poder verlos, después les mostró la hoja donde estaba haciendo un mandala de flor. Apenas llevaba un poco de este, pero eso bastó para asombrar a Milo quien sólo solía ver esos dibujos en libros ya impresos.

- Es increíble la paciencia que tienes Dita...- Dijo Saga sentándose a un lado de él.

-... Si yo estuviera haciendo eso ya me hubiera desesperado- Dijo Milo igual sentándose.

Dita se sentía orgulloso y con un poco de ego, el decir que lo admiraban le hacía sentir único, por eso sonreía de una manera amplia.

Shura se reía de su actitud, apenas había terminado de comer y seguía en la mesa, le encantaba ver sonreír a Dita. Le daba una sensación de felicidad ver a su compañero sonreír y olvidar su situación, eso le hacía sentirse orgulloso de él.

Ami ya había salido del baño; había decidido ponerse una blusa blanca de tirantes gruesos, un short de tela de color verde opaco, un suéter delgado de color negro y botines negros.

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