YoonGi no podía creer que, ese hombre con el que debía hacer negocios, fuera su omega. Así como jamás pensó tener que rogar por la atención de alguien...y menos a un omega que parecía inmune a sus atributos. ¿Era feo? Claro que no. Pero Park JiMin t...
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JiMin.
Me retuerzo en mi asiento sin poder evitarlo. Maldición, esto es por lo que odio ser un omega. Que mi celo se haya adelantado no es una buena señal e inevitablemente se convierte en un gran inconveniente teniendo en cuenta que estoy en medio de una sala de reuniones rodeado de varios alfas.
El calor va consumiendo lentamente mi cuerpo, azotándome con fuertes olas que me hacen sudar y verificar si el aire acondicionado está encendido. Sí lo está. Mierda.
Deben ser los nervios, no te alteres.
Hoy tenemos una junta muy importante con alfas muy importantes; entre ellos: Min YoonGi. Un alfa de Tigre de Bengala en toda la expresión de la palabra, quien durante los pocos minutos que llevamos reunidos no ha parado de jugar con esa maldita lengua tentadora que se asoma entre sus delgados y rosados labios.
Estoy delirando, pensé, ¡Concéntrate ya!
En todo lo que llevo de mis veintitrés años jamás he tenido una cita, ni sentido atracción por ningún alfa. ¿Cuál es el motivo de mi situación tan deplorable en el ámbito romántico? Simple, estaba tan ocupado forjando mi futuro creando mi propia agencia publicitaria que nunca me detuve a pensar en las necesidades básicas de un omega.
Ahora, me encuentro patéticamente observando al alfa más famoso de Seúl acomodarse el cuello de su impoluta camisa, quién es conocido por arrasar en el mundo publicitario y realizar grandes negocios con esa máscara inquebrantable de indiferencia. Se supone que este sería mi gran momento, que nada podría arruinar esta maravillosa oportunidad de asociarme con un pez gordo de la industria y ascender al próximo nivel en el mercado.
Se supone del verbo eso no pasó.
—Bueno, sin más, quedarán en las muy buenas manos de nuestro CEO Park JiMin.— anuncia Kim Taehyung, mi mano derecha, luego de dar su breve introducción.
Las piernas me tiemblan ligeramente en cuanto me levanto. Taehyung me observa aterrado cuando me acerco.
—¿JiMin...?— murmura. Sus ojos se abren desmesuradamente, y lo sé. Mi olor se ha incrementado gradualmente llenando la habitación, siendo esparcido rápidamente gracias al aire acondicionado.
Mi garganta se cierra y soy incapaz de articular palabra. Estoy muerto.
—Yo...estoy bien. Continuemos con la reunión, por favor.— Cada sílaba araña mis cuerdas vocales, quienes en este momento solo quieren gemir. Observo como los alfas presentes se remueven con duda.— Oh no, sé que me estoy arriesgando pero...
—Señor Park JiMin.— Juro que en cuanto Min YoonGi dijo mi nombre, con esa voz ronca y sensual, estuve por venirme en mis pantalones. Siento como mi cuerpo comienza a segregar esa sustancia viscosa que solo hace sudar más mi pobre anatomía.— ¿Está completamente seguro? Su celo está claramente comenzando y no quiero que se sienta nada incómodo en esta negociación.
