YoonGi no podía creer que, ese hombre con el que debía hacer negocios, fuera su omega. Así como jamás pensó tener que rogar por la atención de alguien...y menos a un omega que parecía inmune a sus atributos. ¿Era feo? Claro que no. Pero Park JiMin t...
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Sentirse como la mierda era un eufemismo para como YoonGi se sentía. Jamás había experimentado un malestar de aquella magnitud, siempre había gozado de buena salud a lo largo de su vida, pero todo tenía que cambiar gracias a ese grácil Omega. Desde que había sido internado en el hospital las jaquecas no habían dejado de atacarlo constantemente, siendo su humor uno de los peores en esos pocos días. Hasta su diminuta secretaria Hámster había decidido quitarle el habla para no provocar la erupción de ira que era Min ahora.
Un tímido toque en la puerta de la oficina del alfa lo hace detener sus maldiciones susurradas.
—S-Señor Min... Su padre y hermana están a-afuera— Suran infló sus mofletes llenos de semillas y su pequeño cuerpecito tembló en temerosa expectación.— ¿Va a querer recibirlos, S-Señor? Dijeron que es u-urgente.
El Tigre levantó la mirada de los papeles que estaba revisando para notar el casi ataque cardíaco que estaba sufriendo la Hámster. Su corazón se encogió en su pecho al ver que sus problemas no sólo lo estaban afectando a él.
Volvió a mirar los documentos con un suspiro de cansancio.— Diles que pasen, por favor.
Esperaba que el haber agregado un 'por favor' relajara un poco a su histérica secretaria. No podría con su consciencia si llegara a provocarle un infarto a la pobre mujer.
Suran rápidamente huyó del lugar para darle paso a su molesta familia. Él los amaba, realmente lo hacía, pero esperaba que NamJoon y YoonJi no vinieran a terminar de incordiar su mañana. Pero al ver el ceño fruncido de su padre y la mirada acusadora de su hermana, supo que a partir de ese momento debía hacer todo lo posible de no elevar la voz. Suran podría llegar a llamar a la policía.
—No nos mires así, jovencito.— Reprendió su padre, mostrando el mentón en alto para hacer saber su posición en la discusión que llevarían a cabo.
YoonJi, su hermana gemela y una orgullosa Omega de Tigre de Bengala, optó por sentarse en una de las sillas frente al escritorio del alfa. Su prominente vientre la tenía agotada, y no era para menos, la omega estaba esperando una camada de trillizos. Por esto debía mantener la calma y no terminar por amenazar a su hermano mayor con el arma blanca que portaba en su bolso de mano. Debía cuidar la salud de sus cachorros.
—Min YoonGi.— Comenzó la Omega.— No estamos aquí para discutir, sólo queremos que nos aclares una cosa.— Tomó una respiración profunda para no gritar sus siguientes palabras, se sentía indignada— ¿Se puede saber por qué tuvimos que enterarnos por los medios televisivos que ya tienes un Omega? ¡Es una completa locura la entrada de tu edificio ahora mismo! ¡Y tú fuiste incapaz de notificarle a tu familia!
Bien, al menos no he comenzado a maldecir, pensó orgullosa de sí misma.
El menor de los alfas se quitó los anteojos de pasta gruesa y sujetó el puente de su nariz en un claro gesto de frustración y contención. Sentía sus músculos tensos y agarrotados de tanto estrés.— Maldición. Dime que no hay un gran escándalo sobre esto, se supone que sería un asunto privado. Sin la intervención de los medios.
