He pasado todo el camino viendo por la ventana. Me extraña no recibir un comentario estúpido de su parte, pero al mismo tiempo me alegra, porque realmente no quiero ir a ninguna parte con él. Estoy tan enojada de que intentara besarme, que podría explotar con cualquier pequeñez, de lo único que tengo ganas es de hundirme en mi cama y dormir como mínimo diez horas, pero por esta estúpida cita y la maldita foto no puedo hacerlo.
– ¿Por qué tan callada? – Rompe el silencio, me limito a mirarlo.
– Estás realmente hermosa hoy – Alzo una ceja mostrándole lo poco que me importa – Dime algo... ¿No vas hablarme en toda la noche?
– ¿Qué quieres que diga?
– Cualquier cosa.
– Eres un idiota.
Vuelvo a mirar por la ventana, esta vez se me viene a la cabeza una imagen de Nill, a quien no he visto hoy en todo el día. De hecho, creo que no lo he visto en toda la semana, aunque siendo sincera tampoco he estado muy atenta en estos días, lo único que domina en mi cabeza es la cuenta regresiva para acabar con lo del falso noviazgo.
De todas formas, quiero creer que no me he cruzado con él, porque realmente tuvimos un momento, es decir casi me besa, y su respuesta cuando le pregunte. Ni siquiera sé que creer, sí quiso besarme creo que no lo intentara otra vez porque es muy probable que ya le llego el chisme.
Tomo una larga respiración y hago una mueca a mi reflejo en mi ventana, Es extraña la manera en que me hace sentir, recién acabo de conocerlo y por todo lo que hemos pasado, no sé si deba cuestionarme tan pronto si me gusta o no...
– Llegamos. – Alejandro abre la puerta del auto del lado en el que me encuentro. Hasta ese momento no había notado que nos habíamos detenido.
Entramos en el restaurante y un hermoso y cálido ambiente me envuelve, el mesero nos indica la mesa donde están sus padres; su madre una mujer rubia muy elegante, su padre un hombre de semblante duro, pelinegro y de tés canela.
–Buenas noches – Se hacen los respectivos saludos de cortesía e inmediatamente se pasa a la presentación oficial.
– Mamá, papá, les presento a Isabella, mi novia.
– Mucho gusto – Le tiendo la mano a la señora.
– Mery Borja – Dice sonriente después de levantarse. Me giro hacia el señor que se levanta de igual forma y me saluda.
– Un placer señor Castro – Le doy una cálida sonrisa y ruego a Dios para que no se acuerde de mí, ya que él y mi madre son muy buenos amigos y ni ella ni mi padre se pueden enterar de todo esto. El señor parece se limita a asentir.
Tomamos asiento y luego de un par de comentarios se nos acerca un camarero que toma nuestra orden y al poco tiempo vuelve con nuestra comida.
– Y bueno cuéntame ¿qué le vistes a mi hijo? – Me pregunta el señor llevándose un bocado de comida a la boca, su esposa lo regaña y Alejandro le lanza una mirada sombría – Es un bueno para nada – Afirma mirando a su esposa encogiendo los hombros.
– No le prestes atención linda – Comenta Mery.
Tomo un poco de vino haciendo una pausa para repasar mi actual estado, si quiero puedo vengarme de Alejandro en este momento por obligarme hacer todo esto, puedo pararlo todo justo ahora y de paso vengarme por lo de su exhibición en la escuela y dejarlo como una mierda con sus padres. Por alguna razón no lo hago.
– A veces actúa como un idiota, pero es muy lindo conmigo, y también me hace reír – Tomo su mano sobre la mesa para hacer más convincente la declaración, él la besa y me sonríe. Sé que no es del todo cierto lo que dije y que por lo quiero ayudar.
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Mi mejor accidente, Tú
Teen FictionIsabella, una hermosa chica de diecisiete años que se siente especialmente decepcionada al llegar a su último año de escuela sin conocer el maravilloso placer de besar, aquel del que todos hablan. Aún cuando acaba de salir de una relación. Nill, un...