Llega la mañana del siguiente día, Ann y yo nos arreglamos rápido y pronto estamos caminando por los poco transitados pasillos de la escuela porque como cada vez que me vengo con Ann, hemos llegado temprano. Y mucho más hoy que el día amaneció nublado.
Arrastro los pies y me quejo de sueño y frío bajo la mirada divertida de mi amiga mientras caminamos hacia nuestras clases, cuando llegamos le recuerdo su tarea del día.
– Recuerda la conversación que tienes pendiente.
– Sí... bueno, veamos que sucede – habla con algo de duda antes de soltar un suspiro y cruzar la puerta. Paso detrás de ella y al hacerlo nos encontramos para mi sorpresa con Laura y Christian en una escena muy comprometedora.
–Buenos días, chicos... – Saludo con maldad haciendo que Laura aparte a Chris con un golpe.
– ¡Ay! – Se queja él, sobando el lugar del golpe, su cabeza. Intercambio una sonrisa divertida con Ann y buscamos asiento junto a Laura quien nos mira sonrojada.
Pasan varios minutos para cuando el salón se llena por completo y el profesor de cálculo empieza su clase, Christian aparece tres minutos después y se sienta justo detrás de mi amiga con el nerviosismo notándose en la gota de sudor que corre por su mejilla.
¿Cómo lo sé? porque lo veo mirarla con ansiedad mientras decide internamente si hablarle o no. Para su buena suerte siempre se han sentado juntos en esta clase gracias a lo malo que es en la materia y lo ángel que es Ann explicándole, razón por la cual termina hablándole.
Sonrió ante la situación, pero me desconecto de ellos para concentrarme en la explicación de Néstor, nuestro profesor, porque luego no entiendo y sé que Ann no tendrá "la conversación" en clase, no con todos los chicos a su alrededor.
Pasan las horas, las clases y en una de ellas pierdo de vista a la pareja. Me levanto cuando suena el timbre que indica el cambio de clase y camino hacia ella, pero cuando paso por la cafetería no puedo evitar sonreír al recordar la cara de felicidad que puso Ann esta mañana al despertar en mi casa y darse cuenta que lo que pasó ayer fue real y no uno más de sus sueños de fantasía con su crush.
Entonces pienso en Nill, quien aparece de la nada detrás de mí sorprendiéndome como si lo hubiese llamado con la mente me abraza alborotando mis hormonas y me habla al oído con su sensual voz que eriza toda mi piel al entrar en mis canales auditivos.
– Hola linda.
Saluda posando un beso en mi cuello causando aquella corriente electrizante.Me volteo girando en sus brazos para terminar de emocionarme con el guiño y la sonrisa seductora que me ofrece.
– Hola.
Saludo sintiendo mis mejillas arder con mi rostro a pocos centímetros del suyo, cosa que me hace morder mi labio inferior.– Oh Dios, te ves tan sexy haciendo eso – Me mira ojos brillantes tomando mis cachetes – Te besaría, pero de seguro nos castigan – Bufa rodando los ojos.
– Sí... sabes creo que lo hace para no pagar por el servicio de limpieza.
Comento divertida saliendo de sus brazos lentamente ya que veo dos chicos pasar con su mirada fija en nosotros.
– Sí, también lo creo. ¿Quieres un helado antes de clases?
Se rasca la nuca y mete sus manos en los bolsillos del pantalón. Al parecer también lo incomodaron las miradas de los dos chicos.
– Yo nunca digo que no al helado, ni siquiera en días nublados – Contesto dejando ir la incomodidad y él ríe.
Caminamos hasta la cafetería donde consigo mi preciado helado, pero cuando venimos de regreso al salón se suelta una repentina lluvia que nos atrapa en uno de los pasillos cerca a los laboratorios.
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Mi mejor accidente, Tú
Ficção AdolescenteIsabella, una hermosa chica de diecisiete años que se siente especialmente decepcionada al llegar a su último año de escuela sin conocer el maravilloso placer de besar, aquel del que todos hablan. Aún cuando acaba de salir de una relación. Nill, un...