Capítulo 15 - Isabella

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¡¿Pero qué demonios es lo que está haciendo?! ¿Y qué carajos estoy haciendo yo? me encuentro totalmente inmóvil, no sé qué me pasa, sé que no quiero que me bese porque no quiero que él sea mi primer beso, no se lo merece.

También sé que es un maldito egocéntrico estúpido, que me hizo mucho daño y que solo quiere jugar conmigo. Pero hay algo en sus ojos, en su mirada, en su cercanía, y hasta en su voz, algo diferente que me hace por primera vez no querer matarlo, algo que me hace recordar que por un instante por qué me volvía loca y me hacía muy feliz.

Una mano recorre mi pierna el momento se pierde, es entonces cuando por fin reacciono y me muevo. Aparto la cara en el último instante lo que causa que me bese a unos escasos tres centímetros de la boca.

– ¡¿Qué carajos crees que estás haciendo?! – Grito una vez he interpuesto mis manos entre su pecho y el mío.

–Bella yo... – La arrogancia a abandonado su voz y su expresión es diferente.

– ¡Bella y una mierda! ¡Quítate de encima ahora mismo! – Vuelvo a gritar furiosa empujándolo lejos de mí con mis manos.

– Espera, cálmate, no grites.

– ¡Que te quites te digo! – Y sin más muevo mi pierna y le doy un fuerte rodillazo en sus partes.

– ¡¿Pero ¡¿qué?! ¡AY! – Grita apartándose por fin de encima de mí y cayendo de espalda en el piso retorciéndose de dolor.

– ¿Qué mierda tienes contra Willy? ¿Sabes lo mucho que duele?

– ¿Willy? – Cuestiono una vez de pie frente a él – ¿Te refieres a tu...? – Insinúo señalando sus partes – ¿En serio? – La cosa me coge de sorpresa así que por un momento me permito olvidarme de lo que casi acaba de pasar y suelto la carcajada.

– Yo... yo, si ¿y qué?

– Aparte de cometer la estupidez de ponerle nombre a tu pija... que ya es bastante bajo debo decir, le colocas el nombre de otro hombre, ¿Es tu declaración formal de ser gay?

– ¿Qué? ¡No!, Willy y yo solo complacemos mujeres, somos cien por ciento Heterosexuales.

– Tú verás que haces con tu Snaky, pero te juro que, si vuelves a intentar besarme o tocarme, te corto a la mitad a tu queridísimo "Willy" – Amenazo, sacando mis tijeras de costura que llevo siempre en mis bolsillos – Hablo muy en serio.

Me doy media vuelta ofreciéndole una vista maravillosa de mi espalda y camino en dirección al taller de Ann.

– Pues, pues tú eras la que te morías por besarme antes, puedo lograr eso de nuevo si quiero ¡Ninguna mujer se resiste a mis encantos!

– ¡Púdrete! – Suelto y le enseñó mi dedo corazón.

– Y es Willy Gray el semental del sexo – Lo escucho decir antes de doblar el pasillo.

Entonces estás en esos raros momentos en los que tienes rabia y estás que matas, pero pasa algo tan estúpido que no puedes evitar estallar de la risa. Y eso es lo que hago, no puedo evitarlo, me doblo en dos del ataque de risa que me provoca su último comentario, a solo dos pasos de la puerta del salón de Ann a punto de caerme al piso, riendo como una retrasada y llorando como si me doliera algo.

Algo típico en mí no entiendo que daño raro tendrán mis lagrimales que cada vez que me río con muchas ganas, mis ojos explotan en lágrimas tal como explota mi garganta con mis ruidosas carcajadas. ¿Raro cierto? Bien pues así soy yo.

– Uh – Carraspea alguien frente a mí, detengo mi risa de golpe, pero no abro los ojos.

– Señorita Guerrero ¿Se puede saber qué hace usted fuera de su taller en hora de clases? – Aquella cariñosa voz hablándome. Por favor que no sea Fabio, por favor, por favor. Abro los ojos y enderezo mi postura y el duro semblante de Fabio se clava en mí de inmediato. Mierda.

Mi mejor accidente, TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora