Capítulo 13 - Nill

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Estoy sentado en la terraza del patio trasero de la casa de mis padres recibiendo un poco de aire fresco después de haber limpiado todo el lugar. Me tomo cuatro horas, pero por fin termine y se ve bien. Aún tengo que arreglar muchas otras cosas, pero también tengo que buscar un trabajo para cubrir los gastos de esas reparaciones. Recojo los utensilios que me presto la tía Zeny, y aseguro la casa antes de regresar a tomar un baño.

Salgo del baño, tomo mi celular y veo la pantalla mientras miro que ropa me pondré. Ayer cuando termine mis clases la he buscado en la salida para recordarle lo de las clases para hacer arroz y no la he encontrado así que he estado pensando todo el día desde que me levante ¿qué reacción tendría ella si le pido reunirnos bajo esa excusa? No sé a quién quiero engañar es más que obvio que quiero verla. Esta chica me resulta más y más interesante al pasar los días.

Me colocó una pantaloneta azul que me llega hasta debajo de las rodillas junto con mis zapatos negros y me quedo sin camisa mientras busco su número y escribo el mensaje.

Yo:

¿Es un buen día para aprender a cocinar arroz? Nill.

Y sin pensarlo más me atrevo y lo envío. Espero un rato y como no responde enseguida busco una película en la televisión para distraerme con la esperanza de que si va a responderme. Pasa media película para cuando siento vibrar mi celular. Lo tomo a prisa y leo el mensaje.

Isa:

Parece que sí, si vienes ahora tendrás refuerzos.

Yo:

Llegó en un rato.

Imagino que el refuerzo es Ann, pero ya pronto lo averiguare. Me pongo el suéter y busco las llaves de la moto. Mi tía me mira raro porque no le gusta que use la moto desde el accidente, pero como me recupere rápido, me quitaron el yeso a los pocos días y camino perfecto la logre convencer de que me dejara usarla. Me acerco y le doy un beso tranquilizador en la frente y salgo con una sonrisa de idiota.

Llego y toco el timbre, al poco tiempo ella me abre.

– Hola linda – La saludo con una de mis mejores sonrisas.

– Hola Nill – Saluda invitándome a pasar. Lo hago y cuando llegó a la sala confirmó que Ann es el refuerzo.

– Hola Ann ¿cómo has pasado?

– Hola Nill – Me contesta bajando las piernas de una mesita frente al televisor – Bien ¿y tú?

–Bien. Listo para las clases de cocina.

– Mucha suerte con eso. Espero que la paciencia sea uno de tus dones – Dice palmando mi hombro.

– ¿Tan malo será? – Le susurro.

– No sabes en lo que te has metido – Me susurra de vuelta y gira su cabeza al televisor.

–Bueno, si de verdad quieres que haya arroz a la hora de almuerzo empecemos ahora – Sugiere Isabella, me levanto y la sigo a la cocina.

– Amiga no le tires a la basura todo el arroz a tu madre has poquito – Grita Ann desde la sala para luego soltar risas.

– De acuerdo, en una escala de uno a cinco cuánto crees que estás en el arte de cocinar arroz.

– ¿Menos cero es una opción? – Me río y me lavo las manos. Ella ya las tiene limpias.

– Está bien, yo sé cómo hacerlo, pero me queda horrible ese es el punto.

– ¿Qué tal si haces un poco tu sola y luego vemos donde está el error? – Le sugiero, alentándola

– Está bien.

Mi mejor accidente, TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora