Isabella está colocando flores nuevas en el jarrón de mi madre. Verla decorar este especio se ha convertido en uno de mis pasatiempos favoritos.
Desde que regrese al país tome la decisión de restaurar esta casa y mucho más cuando conseguí trabajar, los recuerdos que tengo en ella y el amor con el que mis la construyeron no me permitieron abandonarla jamás. Afortunadamente he logrado restaurarla casi en su totalidad justo a tiempo para mi graduación, pues he decidido que será mi casa hasta que termine la universidad.
Estamos organizando el lugar para estudiar para las pruebas, yo le explico números y ella me explica materias como español e inglés.
La idea de estudiar juntos antes de las pruebas surgió debido a que esta mañana hemos descargado nuestras citaciones y nos hemos dado cuenta que nos toca hacer la prueba en lugares diferentes y poco retirados el uno del otro. Por esto hemos decido apoyarnos estudiando y desearnos suerte hoy, aprovechando que nos han dado el día de clases para que descansemos y nos preparemos bien.
Me levanto para colocarme junto a ella y abrazarla. La envuelvo con mis brazos y ella se eriza con mi tacto. Le doy un beso en la cima de su cabeza y luego la dejo sentarse para empezar.
Pasamos media tarde estudiando mis materias débiles a través de textos en español e inglés y muchos besos de premios y la otra media estudiando las suyas, con caras de confusión muy chistosas, gritos de frustración y finalmente gritos de emoción y besos de agradecimiento cuando por fin le daban los resultados de los ejercicios. Debo admitir que nunca pensé que la pasaría tan bien estudiando, aunque Isa tiene la particularidad de mejorar hasta la peor cosa del mundo.
La dejo un momento mientras termina el último ejercicio de cálculo y me voy hasta el árbol del mango que está en el patio trasero de la casa, en un par de movimientos escalo el tallo y consigo uno grande. Voy hasta la cocina donde lo lavo, lo pico en pequeños trozos la idea y le echo sal y limón.
Me acerco nuevamente donde Isa y la veo acomodar la cabeza en el cuaderno y cerrar los ojos. Está cansada. Ha sido bastante por hoy, y el agotamiento se nota. Me siento en la otra silla junto a la mesa a comer mi parte del mango mientras la veo caer dormida y me debato entre despertarla y llevarla a casa o dejarla dormir un rato y quedarme todo el rato viéndola.
Al final la tomo en mis brazos con cuidado, la llevo a mi habitación y la cuesto en la cama con cuidado de no despertarla. Cuando lo hago ella se acomoda en mi brazo impidiendo que me aparte y así termino acostada a pocos centímetros de ella prestándole mi brazo como almohada. Feliz de tener una excusa me acomodo sin invadir su espacio y me dedico por los siguientes minutos a verla dormir.
Verla en este estado de paz es una de las mejores imágenes que ella me puede dar de sí misma, se ve tranquila y hermosa, cada centímetro de su rostro esta relajado y su largo cabello chocolate se encuentra esparcido por mi cama dejando su rico aroma en mis sabanas mientras su pecho sube y bajo al ritmo de su respiración.
No lo puedo evitar, le aparto un mechón de su cabello de la cara y con mi celular le tomo una foto porque todas las mentales que le he tomado no me van a bastar. Ella se remueve bajo mi tacto y se acerca para acompañarme en mi pecho haciéndome sonreír. Desafortunadamente me doy cuenta que ya ha dormido por casi una hora y debería llevarla a casa.
Ni siquiera había notado que había pasado tanto tiempo, pero lo ha pasado. Muy a mi pesar me dispongo a despertarla, primero la bajo de mi pecho y luego empiezo a dejar un camino de besos desde sus cabellos pasando por su nariz y terminando en cuello. Su piel nuevamente responde a mi tacto erizándose, sonrío y a susurrarle cosas al oído, pero nada de eso parece funcionar, sus ojos continúan cerrados. Pruebo acariciándole el cabello y poniéndomelo en el bigote, y noto que reprime una sonrisa.
Esta despierta, lo sé, pero se niega a abrir los ojos. Ahora es mucho más divertido. Coloco una mano en su cintura y comienzo un nuevo camino de besos, pero esta vez de su mandíbula hasta su boca e inmediatamente me devuelve el beso. Sus manos viajan a mi nuca y su cuerpo se pega lentamente al mío, se levanta un poco cercándose más y haciendo el beso mucho más profundo y pasional. Nos separamos por falta de aire y estiro mis manos para levantar mi cuerpo y poner una barrera de espacio entre los dos, definitivamente mi cuerpo racionó ante su beso porque de alguna manera en medio de la danza de nuestros labios termine encima de ella.
Le doy un beso en la nariz y luego me levanto y la halo tras de mí, tengo que llevarla a casa antes de que llegue su mamá.
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Mi mejor accidente, Tú
Teen FictionIsabella, una hermosa chica de diecisiete años que se siente especialmente decepcionada al llegar a su último año de escuela sin conocer el maravilloso placer de besar, aquel del que todos hablan. Aún cuando acaba de salir de una relación. Nill, un...