"AMOR A PRIMERA VISTA"

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El dolor se ha convertido en algo insoportable de sobrellevar. Sus entrañas duelen como si se desgarrara por dentro. Dios, él jamás imaginó que dar a luz sería tan doloroso.

Las voces a su alrededor siguen escuchándose. Esta vez, un poco más claras que minutos atrás. Ellos gritan, desesperados buscando ayuda. Kellin está sobre una camilla en movimiento, aprieta con ambas manos sus ropas en la zona de su vientre, y llora, llora fuerte y con los ojos cerrados.

—Vas a estar bien, gatito— él escucha esa voz tan reconocible hablar justo a un lado de su cuerpo. Y otro sollozo escapa de su boca cuando sus verdosos ojos son capaces de enfocar a la persona que con vehemencia una de sus manos.

Vic está ahí, a su lado, como prometió estar cuando esté momento llegará. Y le está sonriendo, hay lágrimas en sus marrones ojos, pero él está sonriendo. Y Kellin hace lo mismo. Una sonrisa cálida que no tarda en convertirse en una mueca de dolor cuando una nueva contracción ataca sin aviso alguno.

—Me duele— susurra entre lágrimas y con dientes apretados—. Vic, has que se detengan.

Víctor está a punto de responder cuando una enfermera interrumpe, deteniendo sus pasos también. Su mano se suelta de la de Kellin, y el vacío regresa una vez más. Viendo como su minino es llevado al área de quirófanos.

—¿Señor, es usted padre del bebé?— ella pregunta profesionalmente.

Vic asiente, un tanto ausente, sin despegar la mirada del camino por donde Kellin desapareció—. Bebés — corrige está vez viendo a la mujer—. Y si, soy el padre.

La mujer asiente de igual forma—. Entonces si usted quiere estar presente en el parto acompañeme para atribuirle lo necesario y pueda entrar al quirófano.

—Yo... ¿De verdad puedo entrar?

Ella sonríe, viendo la emoción presente en los ojos del más joven—. Si, puede. Ahora acompañeme.

Vic no dice nada más, y sonriendo como un niño pequeño y la felicidad desbordando por cada poro de su piel, sigue a la mujer. Sus manos sudan, pero él realmente no podría estar más que emocionado y agradecido.

(...)

Su mano vuelve a ser sostenida de un momento a otro, Kellin, con ojos inchados y miedosos, mira al chico a su lado. Su rostro es tapado por un cubre bocas azul, al igual que el resto de su cuerpo, completamente vestido como el doctor y enfermeras que lo rodean.

—Hey —Vic dice entre en medio de una risita nerviosa —. Te extrañe. Demasiado, chico tonto.

—Yo también te extrañe— responde, y una nueva lágrima se desliza por su sonrojada mejilla. Vic la retira con su pulgar, acariciando la suave piel en el proceso—. Tuve mucho miedo, Vic. Yo... Aún tengo miedo.

—Todo saldrá bien, no te dejaré, estaré aquí, tomando tu mano como lo prometí— jura mientras un delicado beso deja sobre el dorso de la mano del menor.

Kellin asiente, suspirando en el momento en que el médico decide por fin proceder con la operación. Él ha sido anestesiado de la cintura para abajo, y su vista es tapada con una pequeña cortina puesta a lo alto de la mitad de su cuerpo. No siente nada, pero aún así los nervios, entre mezclados con las fuertes emociones vividas horas atrás, hacen de sus nervios algo difícil de sostener.

Víctor intenta tranquilizarlo, murmurando palabras dulces a su oído. Y él llora, ambos lo hacen, porque al final de todo, las pequeñas esperanzas regresan a ellos.

—Creo que, jamás tuvimos la oportunidad de saber el sexo de los bebés— el moreno dice, tratando de aligerar un poco el ambiente. Las personas dentro de la habitación siguen haciendo su trabajo, totalmente ajenos a los suaves susurros de la pareja, Kellin sonríe débilmente, negando con su cabeza.

"Little Cat"--Kellic QuentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora