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–Hola– saludó alegre Serena a Bruno, pero él no le hizo caso– perdón por no haber venido, estaba muy ocupada estudiando.

Se disculpó, pero Bruno no la escuchó. Simplemente se quedó sentado en la arena sin hacer nada.

–¿Qué pasa? ¿Dónde está Max?– le preguntó a Bruno alarmada mirando a todos lados.

–Muerto, lo mataron tratando de defenderme cuando me querían asaltar– dijo Bruno seco, sin sentimiento alguno.

–¿Y estás bien?

–¿¡Te parece que estoy bien!? ¡Tengo toda la maldita cara lastimada por culpa de esos tipos que ni los pude ver! ¡Ni siquiera me tuvieron un poco de consideración!

–Yo lo-lo siento– dijo Serena con la voz entrecortada. Trató de tocar su cara, pero él se alejó.

–A lo mejor si tú hubieras estado aquí esto no habría pasado. No quiero verte nunca más– sentenció Bruno.

Serena se levantó de la arena con el corazón hecho pedazos, y volvió a su casa; nunca más Bruno la volvería a ver.

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