Capítulo 11 | Te encontraré

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CASEY

— ¡Gira a la derecha! —Grité, mirando el celular un par de segundos antes de devolver mi atención a la carretera.

— ¡Si te escuché! Tranquila.

Es difícil explicar mi situación, pero no era lo que pedí. Hace una hora me di cuenta que Kevin estaba secuestrado, aunque era una suposición. Por un lado, pensaba en lo que podría ser peor que un secuestro. Que mi esposo me engañaría con Elena. 

Me negaba a creerlo, por lo que entré a la conclusión de que está secuestrado. Antes de darme a la tarea de buscarlo, David se ofreció en ayudarme. Él era un guardia de seguridad por lo que está capacitado en resolver situaciones complicadas—y no dudo en que lo pase—.

Nos encontramos en el auto. Él manejaba mientras yo le daba las indicaciones de los últimos lugares que acudió Kevin anoche. Ambos conservábamos una aplicación en nuestros inicios de ser residentes en Francia. Si nos perdíamos, sabríamos como encontrarnos.

—El bar está del otro lado.

Me sentí en ese momento un poco afligida. Después de nuestra pelea, no imaginaba que Kevin iría a un bar para ahogar los problemas en alcohol. Fui una cobarde, eso debo de aceptar. Decidí creerle a alguien que ya no existe en vez de la persona que ha luchado tanto por amarme. Ahora cargare por ese error por el resto de mi vida. Es mi culpa por la que Kevin está atrapado en manos de Elena.

—Ya llegamos—me indicó David—. Iremos a preguntar y después seguiremos con la búsqueda.

—Lo sé—susurré con la voz más fría y seria que pude entonar.

— ¿Por qué no reportamos su desaparición a la policía?

—Todavía no es el momento—lo miré—. Mi segunda suposición me hace creer que hay una posibilidad de que sucediera el engaño...pero cuesta creerlo.

—Los hombres son un caso muy diferente que el resto de las cosas que nos rodean—Hizo una mueca—. Creemos que las mujeres son complicadas pero eso no es verdad...nosotros somos los que complicamos más la situación. Así que no te sientas mal si resulta ser verdad tu segunda suposición.

Sus palabras sonaron como consuelo, sin embargo, no supe que decir. Simplemente asentí a la vez que hacia un esfuerzo por sonreír. 

Bajamos del auto y caminamos hacia el local a paso rápido. De alguna forma, aquella rabia que me consumía en la mañana había desaparecido. Me sentía preocupada. Me acerqué a la barra y me dirigí con el hombre que atendía.

—Disculpe ¿Ha visto a este hombre? —Saque de mi bolsillo una fotografía de Kevin y yo, justo el día en que se lo presente a mi tía—. Se llama Kevin Wendell. Estuvo aquí ayer anoche.

El chico rubio fornido me analizo de los pies a la cabeza, seguramente tratando de descifrar si era un detective o no. Y después observo a David.

—Yo no trabajé anoche—Dijo con la voz un poco nerviosa—, pero si quieren hablaré con el supervisor para que les muestre las grabaciones de anoche.

—Suena perfecto—Contestó David.

El chico salió de la barra y a paso rápido entró, al parecer, a la oficina del supervisor. Minutos después, apareció un hombre más fornido que el anterior.

— ¿En qué puedo ayudarlos?

—Necesito que nos permitan ver las grabaciones de la noche anterior. Nos informaron que el sujeto Kevin Crumb estuvo aquí.

Ante su forma de hablar, parecía en lo absoluto un oficial en busca de un criminal. Quería contradecirlo, pero parecía funcionar.

—Claro, si gustan acompañarme.

Una Parte De Mí | Segunda temporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora