Capítulo 16 | Los Últimos Días

1K 115 13
                                    

KEVIN

Eran las doce en punto de la noche. Me encontraba en mi propio cuarto acostado sobre la cama, observando el techo sin poder reconciliar el sueño. Y en mi situación, era probable que menos lo conseguiría. Mi cabeza estaba atada a tantos pensamientos y palabras que me gritan a fondo, como si volviera a sufrir mi síndrome. Aún puedo ver a Casey a través de ellos, mirándome con consuelo en espera de que vuelva.

Me dan ganas de llorar, pero reprimo los sollozos para no despertar a Elena. No deseo que entre aquí y que me dé consuelo que no servirá. Sin embargo, un ruido proveniente de la sala llama toda mi atención. Bajo la puerta noto que han encendido las luces, por lo que, a hurtadillas, me acerco a esta y pego mi oreja para escuchar alguna voz.

—Sabes que no puedes venir aquí a estas horas—Susurró Elena, sonando preocupada y molesta.

—Hice lo que me pediste—Habló una voz varonil, susurrando igual que ella—. Causamos el accidente automovilístico, pero hicimos algo mejor.

Mi mente pensaba en tantas cosas, pero sospeche por un momento en que se trataba de Casey.

— ¿Qué hicieron?

—Le disparamos.

Sentí, por un momento, mi corazón detenerse y un nudo formarse en mi garganta. Las lágrimas no tardaron en acudir a mis ojos al momento de pensar en Casey. No pude soportar oír aquello.

Abrí la puerta de golpe y camine hacia ellos, encontrándome a un chico delgado, igual de rubio como Elena y alto como yo, pero no me importo eso. Me dirigí a él y, con toda la ira y tristeza que me consumía, sujete de su camisa y lo alcé hacia arriba hasta pegarlo contra la pared. Vi sus ojos azules con rabia.

— ¡¿Qué le hiciste a Casey!? ¡Eh, dímelo! —Grité con fuerza.

— ¡Kevin suéltalo! —Gritó Elena tras mis espaldas, pero no la obedecí.

Quería golpearlo, pero sentí en mi hombro derecho una punzada que me debilito por completo. Caí rendido contra el suelo hasta desplomarme y caer en el profundo sueño.

...


Una luz golpeo por completo mi rostro, causando que recobrara un poco la conciencia y me percatara como termine de esta forma.

Me encontraba atado en una silla, con una cuerda muy ajustada que envolvía mi cuerpo contra el asiento de madera. Aún era de noche, y la única luz encendida del hogar era la que se encontraba encima de mí. Pensé por un momento que estaba solo, pero después aparecieron ellos dos.

—Kevin, yo no quería hacerlo—Decía con voz débil y con lágrimas en sus mejillas—. De verdad, solo quería...

—Calla Elena—Lo interrumpió el chico rubio— ¿Acaso eres tú el chico demente?

Se acercó más de lo previsto hacia mí, con una mirada llena de furia y apretando su mandíbula.

—No puedo creer que mi propia hermana sintiera algo por ti—Me mira con repulsión—, y que me obligue hacer cosas solo por un hombre que ni siquiera está bien de la cabeza.

— ¿Qué le hicieron a Casey? —Hable con firmeza y con una expresión de odio en mi rostro— ¡Díganmelo ya!

—Fue por tu culpa—Contestó Elena, ahuyentando la tristeza y mostrando furia en sus palabras y en su mirada—. Tú y yo estábamos bien al principio, pero me lastimaste tantas veces. Tuve que aguantarlo para no hacerte daño a ti, pero como dije antes, alguien debe de pagar por tus consecuencias.

— ¡No! —Traté de moverme violentamente del asiento mientras mi vista de cegaba a causa de las lágrimas.

—Cálmate Romeo—Dijo el chico—, no está muerta. No dañamos ningún órgano, se encuentra en el hospital.

Antes de que prosiguiera, su celular empezó a sonar, por lo que se alejó de nosotros para poder contestar.

— ¿Te encuentras bien? —Se hinca frente a mí, colocando su mano encima de mi muslo—. Ella se encuentra bien, además, funciona como una advertencia.

—Aléjate de mí—Mire a otro lado—. Ni siquiera quiero verte.

—Esto lo hice por ti—se levanta para después sujetar mis mejillas y llorar frente a mí—, lo hice por nosotros. Deja de ser un estúpido y entiende de una vez que te amo con toda mi alma y he esperado por ti tanto tiempo.

Cae en el llanto.

Su rostro se enrojece y sus manos temblaban por encima de mi piel, no obstante, retrocede para esconderse en la oscuridad para que ya no fuera testigo de su tristeza.

—Casey escapó del hospital—Anuncia su hermano—. La perra se escondió por alguna parte de la ciudad.

El llanto de Elena se esfumó y el silencio se fue presentando poco a poco, hasta que ella se acercó al chico manteniendo una mirada seria.

—Ella nos encontrara tarde o temprano—me observa a mí sin esfumar su expresión—. Sabemos que pronto sucederá lo que más he estado esperando. Debo enfrentarme con Casey.

Una Parte De Mí | Segunda temporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora