Capítulo 13 | El Valor Recuperado

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CASEY

Estaba impaciente. No dejaba de ver el reloj de la comisaría, esperando a que me atendieran. Sentada en la sala de espera, miraba directamente al oficial que atendía a las personas que tengan un informe que reportar parado detrás de su escritorio llenando informes. Cuando llegué, reporté el secuestro de Kevin, sin embargo, me mandaron a que esperará al oficial West, quien viene de mi país y sugirieron que sería más fácil que él arreglara mi caso.

Escucho el sonido de la puerta abrirse, giro directamente la mirada hacia la entrada y veo a un sujeto entrar a la comisaría. Lleva puesto un tipo de uniforme que lo caracteriza; camisa de botones bien planchado, unos pantalones negros donde sujeta su placa y su arma guardado en su bolsillo derecho. Es un hombre de treinta años o tal vez más. Su cabello negro se encuentra aceitado y el olor de su colonia se hace notar cuando pasa frente a mí.

Sentí la esperanza de que fuera él, por lo que no tardé mucho en preguntar su nombre:

— ¿Es usted el señor West? —Lo miro de reojo al momento de ponerme de pie.

El hombre se giró para dirigirse a mí, me analizó con la mirada y sonrió.

—Por supuesto—Dijo vacilón—, soy detective. ¿En qué le puedo servir?

Antes de poder hablar, David se adelantó:

—Venimos a reportar un secuestro que sucedió ayer anoche en el bar Le verre à vin—Pronunció con un tono francés casi perfecto—. El secuestrado se llama Kevin Wendell Crumb, es americano al igual que su secuestradora, se llama Elena Johansson y...

— ¿La secuestró una mujer? —Apretó sus dientes para aguantar la risa.

No pude tolerar eso, por lo que me paré firme frente a él y lo miré con total seriedad.

—Si es usted detective, por favor tenga la decencia de tomar este caso en serio.

Aquella sonrisa que trataba de formarse en sus labios se borró por completo y dio un suspiro profundo.

—Pasen a mi oficina, atenderé su caso.

...

Nos sentamos frente al escritorio del señor West, que se disponía a sacar una libreta y un lápiz antes de tomar asiento y atendernos.

—El sujeto, a quien secuestraron—nos miró a ambos—, ¿Qué relación tiene con ustedes?

—Es mi esposo.

El sargento le tomó por sorpresa que sus ojos se abrieron más, no obstante, se dedicó a escribirlo en sus notas.

— ¿Cuándo fue la última vez que lo vieron?

—Ayer anoche—conteste con nostalgia al recordar lo sucedido—, tuvimos una pelea y él se marchó al bar, fue ahí donde se encontró con  su secuestradora. 

— ¿Qué relación tiene con la señorita Johansson?

—Antes de mudarme a Francia, yo vivía en un departamento con Dennis...

Mis ojos se abrieron de golpe al mencionar su nombre, quede rígida en aquel momento y me ruborice antes de hablar.

— ¿Dennis? —Preguntó el detective confundido.

— ¡Kevin! —Traté de decir—, mi esposo. Vivíamos en un departamento pequeño, en ese tiempo éramos novios—proseguí con la voz clara y serena—. Ella vivía al lado y se interesó en él, nos vigilaba e incluso me amenazó una vez.

— ¿Y no lo reportó con la policía?

—No lo hice, porque después de lo sucedido se mudó del edificio y nunca la volvimos a ver. Hasta que, descubrió que nos mudamos a Francia y nos estuvo mandando cartas de amenazas. Secuestró a Kevin amenazándolo con hacerme daño a mí.

Una Parte De Mí | Segunda temporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora