[1] JEALOUSY GAME [STAN]

32| REAL LIFE

La rueda de prensa iba increíble... para todos excepto Odessa. Ella estaba atrapada entre la persona más ruidosa que había conocido jamás y entre la persona que la estaba haciendo constantemente sentirse frustrada sexualmente. Si es que ella era honesta.

Ella y Sebastián constantemente estaban discutiendo, y cuando estaban solos era misión de Odessa hacerlo tener una erección, básicamente. Ella había usado cada truco en el libro, y estaba quedándose sin ideas de cómo hacer al hombre celoso.

Ambos estaban tan atrapados por el otro que se olvidaron de sus verdaderas relaciones.

Odessa había estado texteando con Shelton, si, pero ¿había tenido una conversación propia con él? Absolutamente no.

Sebastian no había texteado a Margarita, él se había olvidado completamente de su novia de dos años. Él sabía exactamente porque.

La entrevista de aquel día, sería diferente. Anthony estaba enfermo, lo que significaba que Odessa y Sebastian estarían solos. Con la excepción del entrevistador en la habitación.

Así que como los actores se fueron juntando en las habitaciones, ambos, Sebastian y Odessa se sorprendieron cuando solo vieron dos sillas en la habitación.

—Parece que estamos solos, dulces mejillas.

Odessa giró su cabeza a la izquierda para ver la cara de Sebastian a pocas pulgadas de su cara. Más importante los labios de Sebastian a tan pocas pulgadas de los de ella.

—Bueno, parece que todos tus sueños se hacen realidad.

Odessa había cerrado casi el espacio ente sus labios, ella mirando de reojo los de Sebastian, antes de que cambiaran, claro. Sus labios conectaron un poco con los de él, haciendo al rumano gruñir inesperadamente.

Odessa se inclinó un poco más cerca del hombre, sus manos enredándose en su cabello, después doblando el cuello exponiéndolo ante los ojos hambrientos de Sebastian.

Sus labios fueron al cuello de Odessa, dejando marcas que en definitiva dejarían moretón. Tan cerca se encontraba Sebastian de la clavícula, Odessa lo tomaba más fuerte del cabello, haciéndolo morder más fuerte.

Odessa por fin fue la que se separó, pero ella no estaba sonriendo por su victoria como solía hacer cuando se alejaba, tampoco lo hacía él.

En cambio, se miraron entre ellos desconcertados, rogando por más contacto que solo podría ser satisfecho si ambos dejaban su orgullo de lado y solo se besaran.

El sonido de la puerta abriéndose fue lo único que hizo que se separaran por completo.

Ambos corrieron a su silla correspondiente, completamente mudos, ninguno de los dos capas de comprender que acababa de ocurrir.

Mientras la entrevistadora estaba siendo informada de lo que podía o no preguntar, Odessa se inclinó y susurró en el oído de Sebastian.

—Creo que ese es un punto para mi.